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Sistema RIGI

Milei, nuestra soberanía no está en el HOT SALE

La media sanción de la Ley Bases que se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación en vísperas del Día del Trabajador contiene artículos enteros que sólo perjudican a los trabajadores y jubilados. Pero además, incluye un apartado especial que sienta las bases del modelo extractivista y de saqueo que el gobierno de La Libertad Avanza pretende para la Argentina.

por Leila Chaher *

El “Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones” (RIGI) constituye un verdadero régimen de excepción para inversiones que superen los 200 millones de dólares y, más aún, para las que superen los 1.000 millones de dólares (las llamadas “Exportaciones Estratégicas de Largo Plazo”).


Las grandes transnacionales de origen extranjero serán beneficiadas -de aprobarse la iniciativa- con numerosos y escandalosos beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios por el módico plazo de 30 años. Sí, 30 años.


Entre algunos de los privilegios que ofrece el RIGI (y sólo por nombrar los más escandalosos) se encuentran: rebaja del Impuesto a las Ganancias del 35% al 25%, pago del IVA con crédito fiscal, amortización acelerada, arancel del 0% para importaciones, retenciones del 0% a las exportaciones desde el tercer año, libre disponibilidad de divisas a partir del tercer año y libre acceso al mercado de cambios. 


¿Qué quiere decir esto? Que no van a estar obligados a liquidar los dólares cuando exporten y que van a disponer de los dólares que quieran para importar; poniendo en riesgo la acumulación de reservas del Banco Central. 


También tendrán libre importación de bienes de capital e insumos intermedios para el desarrollo de los proyectos, perjudicando a la industria metalmecánica argentina, entre otras. Y estarán exentos de cualquier impuesto o tasa provincial o municipal en un claro avasallamiento de las autonomías provinciales.

No van a estar obligados a liquidar los dólares cuando exporten y van a disponer de los dólares que quieran para importar"


Y, por si esto pareciera poco, garantiza arbitraje internacional ante cualquier conflicto entre los proyectos y el Estado Argentino. En el CIADI (en Washington, EEUU) o en otra sede arbitral. Pero siempre, expresamente, fuera de Argentina.


Es decir, el RIGI no sólo resigna recaudación impositiva y soberanía para la Argentina sino que pone deliberadamente al Estado como guardián de los intereses extranjeros. ¿A cambio de qué? De absolutamente nada


Salvo por el monto de inversión, no hay una sola mención a los criterios para elegir qué proyectos se van a promover gracias a tamaña renuncia por parte del Estado argentino. Es decir: no hay una sola condición ni exigencia alguna, ni criterios de orientación de las inversiones para que redunden en el desarrollo de capacidades productivas y tecnológicas de la Argentina. Son solamente privilegios.

Llama poderosamente la atención que, por un lado, Javier Milei plantea la no intervención del Estado en el mercado. Acá, casualmente interviene exclusivamente para garantizar las mejores condiciones para las inversiones extranjeras en detrimento del verdadero desarrollo productivo de la Nación Argentina y de las condiciones de vida de nuestro pueblo.


Es tal la magnitud de la entrega en cada artículo y capítulo del RIGI, que entre los objetivos se incluye textualmente: “Crear un régimen que otorgue certidumbre, seguridad jurídica y protección especial para el caso de eventuales desviaciones y/o incumplimiento por parte de la administración pública y el Estado al RIGI”.


Asombroso: el Estado crea un régimen para proteger a los capitales extranjeros del propio Estado argentino. Debe ser la prueba más contundente de que para Javier Milei el Estado es una “organización criminal” de la que hay que proteger a los generosos empresarios.


En síntesis, podemos decir que el RIGI ofrece un verdadero HOT SALE de nuestra soberanía. ¿Por qué digo HOT SALE? porque les da a los inversores un plazo de dos años, con extensión a tres, para adherirse al RIGI. Casualmente, el plazo que falta para que termine el mandato.

Asombroso: el Estado crea un régimen para proteger a los capitales extranjeros del propio Estado argentino"

Y esto se pone cada vez peor, dado que la norma expresa textualmente que, de derogarse la ley en el futuro, no podría afectar al régimen creado. También, expresa que de crearse alguna normativa provincial o municipal que “perjudique” a las inversiones, serán nulas de nulidad absoluta.


Ahora, ¿cómo puede ser que las y los legisladores de las bancadas llamadas “dialoguistas” hayan decidido omitir las señales de alerta?  


Desde la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) expresaron su preocupación por lo perjudicial que puede ser la aprobación del RIGI para las PyMEs argentinas. Señalan que se provocaría una competencia desleal. Pymes que, cabe aclarar, ya  se encuentran en una situación crítica por la recesión que impone el gobierno de Javier Milei. 


Detrás del argumento de garantizar la tan nombrada “seguridad jurídica” se esconde la desesperada búsqueda de dólares que Luis “Toto” Caputo no consigue. 


Algo parecido ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri, que prometía “lluvia de inversiones” al mismo tiempo que garantizaba el funcionamiento de la “timba financiera”. Ya en el ocaso de su mandato intentó mandar un proyecto de ley al Congreso que tenía el mismo fin: darles garantías a los inversores externos.


No sólo está en juego la soberania y la industra nacional sino que hasta el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), la máxima autoridad internacional en materia de lavado de activos, advirtió que el RIGI puede ser la puerta de entrada a capitales del narcotráfico, tráfico de armas y trata de personas. El propio Milei dijo en una entrevista que le importa un rábano (sic) de donde vienen los dólares. Y se nota. 

Gran parte de la dirigencia argentina parece no escandalizarse por nada de esto. Como todo está hecho a medida, evidentemente ésta sea la ofrenda que el presidente quiere entregarle a su ídolo Elon Musk, quien públicamente manifestó su interés por el tan conocido y demandado “oro blanco”: el litio. Será uno de los privilegiados, aunque no cabe duda que no será el único.


La única certeza que hoy tenemos es que tanto el DNU 70/23 -inconstitucional y aún vigente-, como la Ley Bases y el Paquete Fiscal (de aprobarse en el Senado) constituyen los pilares del modelo de país que pretenden instalar: economía reprimarizada en detrimento de la industria nacional, los entramados productivos locales, las economías regionales y el empresariado nacional; mayor concentración y extranjerización de la riqueza; entrega de nuestros recursos naturales y, por supuesto, de nuestra soberanía.


De aprobarse estas leyes, el dolor del pueblo argentino se profundizará porque en el país que se imaginan no hay lugar para los 47 millones de argentinos y argentinas. Y así, lejos de ser Irlanda en 30 años, vamos camino a ser la Potosí del siglo XVI. Como nos dijo Cristina en Quilmes, más que anarcocapitalismo, esto suena a anarcocolonialismo.


En este sentido, cabe preguntarnos cuál es la experiencia de regímenes especiales en otros  países -llamados del primer mundo- con resultados probados exitosos. 


Hay muchos ejemplos. Podemos tomar el caso de Australia, que cuenta con una normativa que regula las grandes inversiones en el sector extractivista y ofrece garantías de estabilidad impositiva. Pero exige, a cambio, un plan de desarrollo de proveedores nacionales con metas progresivas y monitoreadas, la contratación de mano de obra nacional altamente calificada, el cumplimiento de parámetros de sustentabilidad ambiental y la utilización de I+D australiano en la que el Estado viene invirtiendo hace años. A tal punto que, producto de este régimen, se crearon más de 2.500 pymes en los últimos 20 años. 


Lo que buscamos decir es que existe otro camino: el de pensar a la Argentina en clave productiva y no en clave extractivista. Tenemos todo para hacerlo. Incluso, ya lo hicimos. Sólo se necesita mucho coraje para tomar decisiones que generen las condiciones para un verdadero desarrollo con inclusión y con agregado de valor.

Existe otro camino: pensar a la Argenina en clave productiva y no en clave extractivista"

Hoy, más que nunca, la soberanía argentina está en peligro. Es nuestra responsabilidad como militantes informarnos, formarnos y así saber cuáles son los planes que tiene Milei para nuestra Patria. Solo así podremos alertar al resto de nuestros compatriotas sobre sus consecuencias. Defenderla es una obligación.


Como dijo Cristina: “Si quieren convertirnos en un país sin industrias, donde se extraigan todas las riquezas” habrá que declararse avatares para defender a la Patria.


Estamos a tiempo. 


*Militante de La Cámpora y diputada nacional por la provincia de Jujuy