Opinión

Anarco colonialismo

Milei blanquea las Bases para su Caballo de Troya

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“Teucros, no os fieis del caballo. Sea lo que sea, temo a los dánaos incluso ofreciendo presentes”

(Virgilio, Eneida, Libro II)



por Matías Molle *
3 may 2024

La historia del Caballo de Troya es conocida prácticamente por todos. Ha sido representada en pinturas, poemas y novelas, hasta películas de fastuosos presupuestos. Se ha vuelto tan común su figura, que con sólo mencionar –“esto es un caballo de Troya”– se nos revela la moraleja que atesora: “Ojo con algunos regalos envueltos en buenos deseos, puesto que en su interior pueden anidar otras intenciones”.


Para quienes no lo recuerdan, los griegos estaban en guerra con Troya desde hacía varios años, sin poder atravesar las murallas de la ciudad. Para sortear esta imposibilidad, simularon abandonar la contienda y dejaron un regalo como ofrenda: un enorme caballo de madera. En realidad, lo que escondía el caballo eran soldados en su interior. El objetivo era que éstos, por la noche, pudieran salir de su escondite y abrir las puertas de la muralla desde adentro para que ingrese el ejército griego y así tomar la ciudad. 


Son tan variadas las fuentes históricas que hacen mención de esta anécdota, que se ha producido una controversia respecto a la cantidad de soldados griegos que, ocultos en las entrañas del caballo de madera, esperaban cumplir con su parte del plan. Virgilio, por ejemplo, relata en el Libro II de la Eneida que nueve fueron los soldados, otros hablan de veintitrés y algunos de treinta.


Distinta es la situación que aquí nos convoca, puesto que este caballo de Troya, también conocido como Ley Bases y Paquete Fiscal, no contó con nueve, veintitrés o treinta griegos prestos para abrir las puertas de la ciudadela, sino con ciento cuarenta hombres y mujeres que, con sólo apretar un botón, condenaron al pueblo argentino a un oscuro porvenir.

Este caballo de Troya, conocido como Ley Bases y Paquete Fiscal (...) contó con ciento cuarenta hombres y mujeres que, con sólo apretar un botón, condenaron al pueblo argentino a un oscuro porvenir."

Por qué y de quién es este Caballo de Troya, que el último 30 de abril obtuvo media sanción, son interrogantes que vale la pena intentar responder. Para ensayar una primera respuesta, digamos que la Ley Bases (o Ley “Pasta base”, como dijo mi compañero Rodolfo Tahilade) y el paquete Fiscal, prefiguran importantes reformas y que han sido definidas por el propio presidente Milei como transformaciones fundamentales para “sacar a la Argentina del pantano”.


Para dar cuenta de estos cambios que nos proponen los textos de ambos proyectos de Ley, podríamos mencionar la reforma del Estado, la reforma laboral, la tributaria, la previsional y el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), además del blanqueo.


Mucho ya se ha escrito sobre el impacto que van a tener estas reformas en el pueblo argentino. Por ejemplo, cuando nos hablan de reforma del Estado, lo cierto es que sólo se ha votado por la disminución de las capacidades estatales. Con estos proyectos, no estamos mejorando el Estado, lo estamos desechando.


O cuando se habla de reforma laboral, no es cierto que estemos propiciando la generación de empleo de calidad, sino que estamos promoviendo la tercerización, el empleo rotativo, de baja capacitación, con la posibilidad de que los empleadores entren en un régimen de excepcionalidad (no registrar a sus trabajadores), como si fuera una regla, ya que quitan las penalidades para ese tipo de comportamiento.


O cuando nos hablan de reforma tributaria con la promesa de mejorar el sistema impositivo y laboral al mismo tiempo, lo cierto es que ni por asomo estamos mejorando la capacidad de recaudación estatal o haciendo un sistema más progresivo, sino que le estamos reduciendo impuestos a los que más tienen y le estamos haciendo pagar, nuevamente, a los que más complicada se le ha vuelto la vida.


Incluso cuando nos hablan de reforma previsional, y nos dicen que lo que se viene es más justo porque ahora vamos a beneficiar a los que han aportado siempre. Pero eso es desconocer la historia del trabajo en Argentina. Es desconocer que las moratorias vinieron a resolver varios problemas: no sólo el de aquellas mujeres que trabajaron y no fueron reconocidas, sino también el de miles de argentinos que trabajaron y a los que sus empleadores no les hicieron los aportes que por ley les correspondía. Y, lo peor de todo, es que con estas reformas estamos institucionalizando este mecanismo.


El día de mañana la historia laboral de los argentinos va a estar dividida entre los que trabajaron pero están sin aportes, y los que no pudieron trabajar, producto del desempleo que este caballo de Troya va a generar.

Lo peor de todo, es que con estas reformas estamos institucionalizando este mecanismo."

Y ni hablar de cuando nos quieren vender el RIGI como la gran oportunidad de contar con capitales extranjeros en nuestra tierra y mencionan como uno de sus objetivos a la “seguridad jurídica”, mientras que por otro lado nos presentan el paquete Fiscal “del blanqueo y la evasión” que poco tiene que ver con la seguridad jurídica y mucho con la posibilidad de lavar activos y consolidar organizaciones criminales con mucho efectivo para traer y legalizar. Nuevamente: lo excepcional como regla.


Muy por arriba se han mencionado estas contradicciones en las “intenciones” que dicen representar bajo el nombre de “reformas” y los verdaderos objetivos que anidan en el interior de las mismas. El caballo de Troya de nuestros días no necesita de la madera para estar de pie, bastan las palabras y la amplificación mediática para sostenerse firme y erguido, esperando su oportunidad.


Ahora bien, ¿Quién es el dueño del caballo? ¿Quiénes son los griegos en esta historia? Desde Milei, Sturzenegger, Caputo, fondos buitre, grandes empresas multinacionales dedicadas al extractivismo, hasta importantes estudios jurídicos, entre otros, fueron mencionados como responsables interesados, por diversos motivos (y a veces no tan diversos), de que este paquete de leyes, este caballo de Troya, sea sancionado por el Congreso de la Nación. Pero quiero agregar una preocupación extra.


Hace unos días entró a la Cámara de Diputados un paquete de leyes enviado por el Ministerio de Seguridad de la Nación. Uno de ellos tenía por título Ley anti-mafia. Personal del Ministerio vino a dar sus explicaciones y objetivos. Recuerdo que en esa ocasión un grupo de diputados expresamos que estos proyectos eran una cortina de humo si se terminaban aprobando el RIGI y el paquete fiscal. Básicamente porque en ambos proyectos se propiciaba un blanqueo de capitales sin control alguno sobre el origen de los mismos. Y, como sabemos, el principal activo de estas empresas criminales es el dinero.

Una preocupación extra: entró a la Cámara de Diputados un paquete de leyes del Ministerio de Seguridad de la Nación. Uno tenía por título Ley anti-mafia.

De hecho, días antes, en algunos medios gráficos, se mencionaban textuales de un documento interno del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) que decían que el RIGI era una "puerta de acceso camuflada con visos de legalidad para que capitales provenientes del tráfico de estupefacientes, armas y personas entre otros, ingresen al circuito económico y financiero de la República Argentina sin exigencias reales de licitud de origen y trazabilidad".


"Las fallas de seguridad de la Ley –continuaba el informe–, son ostensibles, transformándola en funcional al blanqueo o lavado de capitales, lo que significará transformar a la Argentina en una plaza complaciente para la operación de organizaciones criminales de funcionamiento y objeto multidimensional. No existe en el texto del proyecto ley ningún requisito sólido de acreditación de origen lícito de los fondos o su trazabilidad para evitar un blanqueo o lavado encubierto producto de organizaciones criminales”.



El GAFI decía que el RIGI era una puerta de acceso camuflada con visos de legalidad para que capitales provenientes del tráfico de estupefacientes, armas y personas entre otros, ingresen al circuito económico y financiero.

El RIGI y el Blanqueo deben leerse en espejo, junto a la flexibilización para constituir una Sociedad por Acciones Simplificada (SAS) que hace unos días propició la IGJ (Inspección General de Justicia), cuando borraron de un plumazo una serie de requisitos fundamentales para el control de estas figuras y las diversas medidas que se están tomando para tener un Estado permeable y desorganizado. 


Este nuevo marco institucional y normativo está haciendo posible, al modo de una profecía autocumplida, lo que el propio Milei dice del Estado: que es una organización criminal. Puesto que estas leyes traen en su interior, agazapada, la posibilidad concreta de blanquear el dinero de las organizaciones criminales y de permitirles su consolidación y expansión por todo el territorio nacional.



Estas leyes traen en su interior, agazapada, la posibilidad concreta de blanquear el dinero de las organizaciones criminales.

En una entrevista con Alejandro Fantino, Milei (el Sinón de esta historia), había dicho que a él le “importaba un bledo” de dónde provengan los capitales que necesita para cumplir con el sueño de la Argentina anarco-libertaria (anarco-colonialista, corregiría alguien que sabe). De hecho, fue más a fondo: “Hay cosas que no son delito”. Y si lo son, en todo caso, “habrá que cambiar las leyes”. Al parecer, algunos tomaron nota de sus palabras y en la última sesión del 30 de abril, un día antes del Día de las y los trabajadores, nos dejaron como ofrenda un nuevo Caballo de Troya.

 


* Militante de La Cámpora y Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires.