Política

Endeudar y someter

El FMI contra la democracia

WhatsApp Image 2025 08 04 at 8.17.03 PM

En los países endeudados con el Fondo Monetario, la gente siempre queda afuera. Las escenas se repiten: deterioro de las instituciones, insatisfacción democrática y crisis recurrentes. Ucrania, Egipto y Ecuador en el espejo argentino. La libertad de Cristina y la libertad de la deuda que nos somete.

por La Cámpora
4 ago 2025

Casi siempre se dice que las deudas que los países mantienen con el Fondo Monetario Internacional llevan a los gobiernos a aplicar impopulares políticas de ajuste, pero poca atención se presta a la consecuencia más directa de esto: el empeoramiento de la calidad de vida de la gente produce insatisfacción democrática y la insatisfacción democrática es la puerta de entrada de los autoritarismos.

En las últimas semanas, Máximo Kirchner insistió en que los cuatro países más endeudados con el organismo padecen severos problemas institucionales. Nuestro país es un ejemplo clarísimo: Cristina Fernández de Kirchner, la principal líder de la oposición, se encuentra presa y proscripta por la mafia judicial, y el presidente Javier Milei, además de pasarse los días insultando a quienes lo critican, hizo una reforma constitucional encubierta a través del DNU 70 y veta cualquier ley del Congreso que se proponga aliviar a los sectores más afectados por su motosierra. Desde que Mauricio Macri y Toto Caputo nos condenaron a un endeudamiento crónico y nos entregaron al Fondo Monetario Internacional, los argentinos y argentinas vivimos bajo libertad condicional y en un estado de excepción permanente, donde parece que todo está permitido, excepto recuperar la voz y la agenda del pueblo.

No es de extrañar, somos por lejos el país que más deuda tiene en el mundo con el FMI: 63.986 millones de dólares -hace apenas dos décadas, gracias a Néstor Kirchner, la deuda era cero-, y el que nos sigue, Ucrania, debe cuatro veces menos (14.992 millones de dólares) y está en guerra desde el 2022. Aun así, la correlación entre endeudamiento y déficit institucional persiste. Como recordó Máximo el último jueves en Cenital y el viernes en Lomas de Zamora, su presidente, Volodímir Zelenski, hace un año y medio que no va a elecciones como corresponde y hace más tiempo aún que decretó la prohibición de once partidos de la oposición. Pocos días atrás, en las calles de Kiev sucedió la mayor protesta antigubernamental desde el comienzo de la guerra.

Desde que Macri y Caputo nos condenaron a un endeudamiento crónico y nos entregaron al FMI, los argentinos y argentinas vivimos bajo libertad condicional y en un estado de excepción permanente

La tercera nación más endeudada es Egipto (11.903 millones de dólares), donde su presidente Abdelfatah El-Sisi fue reelecto en diciembre de 2023 con el 90% de los votos. “Habría que ver qué está pasando ahí, porque vos sacás el 54% de votos en Argentina y vas por todo, pero sacás el 90% en Egipto y las instituciones funcionan fantástico”, ironizaba Máximo. Desde que El-Sisi asumió tras un golpe de Estado, gobierna Egipto con mano de hierro, aunque con guantes de seda frente a los acreedores. Es un alumno predilecto de la escuela del Fondo: la sociedad egipcia se empobrece sistemáticamente en medio de las políticas de austeridad y la deuda funciona como un mecanismo para financiar la represión del régimen.

El cuarto caso que menciona Máximo es Ecuador: 9.042 millones de dólares. Cuando Lenin Moreno traicionó a sus votantes y se puso de rodillas frente al lawfare -el segundo Plan Cóndor de Estados Unidos en la región-, mandó a Rafael Correa al exilio, del que todavía no pudo volver, e instó al Poder Judicial a encarcelar al vicepresidente Jorge Glas por “asociación ilícita”. Hoy Ecuador está tomado por bandas de narcotraficantes y es gobernado por el empresario Daniel Noboa, que el año pasado invadió la embajada de México para detener otra vez a Glas y hace cuatro meses se impuso en un ballotage contra la candidata del correísmo, en el que “con total normalidad” se tomó el atrevimiento de declarar el estado de sitio 24 horas antes, para atemorizar y disciplinar a la población.

Y si quisiéramos continuar, el resto de los países del ranking confirman la regla. Pakistán, el número cinco (8.597 millones de dólares), hace décadas que viene recurriendo al Fondo Monetario Internacional para lidiar con sus crisis de deuda-desde 1958, lleva 24 rescates-, herencia de la que no se priva ninguna generación. Las instituciones se hallan siempre al borde del colapso y desde el 2017, debido entre otras cosas a la multiplicación de la deuda, ningún primer ministro ha superado el año y medio en el cargo, exceptuando a Imran Khan, que fue el primer gobernante en ser desplazado a través de una moción de censura apoyada por Estados Unidos y el Ejército, que luego reprimió brutalmente las manifestaciones en su defensa. En el 2024 el Poder Judicial lo condenó a 14 años por “corrupción”.

Completan la nómina liderada por Argentina Kenia, Angola, Costa de Marfil, Ghana y Bangladesh. La suma de esos nueve Estados no supera la deuda que Argentina tiene con el Fondo: esos 63.986 millones de dólares exceden el 1000% de la cuota que nos corresponde en el organismo. En la Argentina de Milei la única libertad es la de la deuda, que no para de crecer.

Está claro que hasta que no se resuelva la crisis de deuda -causa y consecuencia de la lógica proscriptiva que domina la política nacional-, la reconstrucción del pacto democrático es imposible. Pero si la deuda se compone de dos préstamos políticos -el que recibió Macri en 2018 y el que recibió Milei en 2025-, la solución también es política. Una semana antes de que la Corte Suprema la proscribiera, decía Cristina en C5N que el país tiene que negociar en base a la cuota y no desde las pretensiones imperialistas del FMI. Como ella representa la posibilidad concreta de una respuesta superadora a la crisis, la derecha mafiosa la metió presa. Por eso planteamos que no habrá una Argentina libre sin Cristina libre. Y solo conseguiremos ambos objetivos con la fuerza de la patria organizada, en defensa de la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.