Editorial

17 de noviembre

Militantes por la Argentina

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Celebrar la militancia: una singularidad de nuestras tierras. 53 años de la gesta del retorno de Perón a la Argentina que recuerda que el pueblo siempre vuelve. La tarea militante de todos los días es la que logra atravesar los momentos difíciles para lograr las victorias. A no bajar los brazos, que más temprano que tarde, Cristina y el pueblo, como Perón, van a volver.

por La Cámpora
17 nov 2025

Un día como hoy en 1972, el General Perón regresaba a la Argentina. Habían pasado 17 años desde el golpe gorila de 1955 e infinidad de penurias para el conjunto del pueblo, enfrentadas con coraje por la resistencia peronista. Le decimos el día de la militancia precisamente para recordar que esa enorme tarea de miles y miles de peronistas que lucharon durante largos años por el retorno del General finalmente alcanzaron eso por lo que tanto habían sacrificado. La conducción volvía a la Patria.

Ciertamente existen militantes en todos los rincones del planeta, pero no hay otro país del mundo que festeje un día de la militancia. Y eso es por una sencilla razón: es un componente insustituible de nuestro ser nacional y uno de los puntos neurálgicos que nos define y nos distingue.

Recuperar su sentido nos permite comprender el presente en clave histórica. Hoy también somos atacados permanentemente por dispositivos que pretenden destruir nuestra manera de ser y vincularnos, llevarnos a la fragmentación y a la competencia, atrofiar la memoria que nos identifica como pueblo. Es evidente que la ansiedad, la depresión y el cinismo contemporáneos se contradicen con la perseverancia, la alegría, la solidaridad y la lealtad que caracterizan a la  militancia.

Más aún, las circunstancias políticas se parecen bastante, aunque cambien los métodos: igual que entonces, la conducción del peronismo viene siendo demonizada, perseguida y proscripta por los poderes fácticos de adentro y afuera. Perón se vio forzado al destierro. Cristina está presa desde el 18 de junio en San José 1111. La ofensiva sobre nuestros líderes es un mecanismo para amedrentar y doblegar al movimiento en su conjunto. Lo que las corporaciones necesitan demostrar es que repetir la experiencia kirchnerista es indeseable, inmerecido y sobre todo imposible.

Igual que entonces, la conducción del peronismo viene siendo demonizada, perseguida y proscripta por los poderes fácticos de adentro y afuera.

No por casualidad a la condena de Cristina siguieron las de Guillermo Moreno y Julio De Vido, dos funcionarios clave de la Década Ganada. Tampoco por casualidad la proscripción de Cristina a manos de la Corte de los Tres -manejada a control remoto por el Grupo Clarín- fue el causal de la intervención del gobierno de Estados Unidos sobre la economía y política argentina. Primero, a modo de show, Donald Trump le prohibió a Cristina el ingreso a su país. Después, Javier Milei les abrió las puertas y les entregó las llaves del nuestro, para que lo ayuden a ganar las elecciones, ordenar la timba del ministro Luís Caputo y llevarse el premio gordo por los servicios prestados.

El ejemplo del día de la militancia —cincuenta y dos años después— sirve de inspiración. Luego de bancarse con lealtad e integridad 17 años de ajustes, palos y proscripciones, alcanzaron el objetivo de recuperar la democracia y traer de nuevo a Perón a la Patria. ¿Qué otro camino hay para resolver la crisis que hace ya una década sufre nuestro pueblo? No hay atajos ni soluciones mágicas. Por el contrario, sostener una perspectiva de largo aliento, fortalecer la organización de la sociedad y defender nuestras verdades a capa y espada, incluso a contracorriente, es la única manera de atravesar los momentos difíciles, como enseñaron nuestros héroes de la resistencia.

La historia no es lineal; está llena de marchas y contramarchas. Y hubo momentos en los que el nombre de Perón pareció perder vigencia. En que los dirigentes antes cercanos abandonaron su conducción para allanar carreras personales o negociar por su cuenta con el Régimen. En que daba la impresión de que los argentinos y argentinas se resignaban a vivir en un país que les negaba mucho de lo que habían experimentado entre 1943 y 1955. Pero en todos esos momentos, siguió habiendo una militancia leal, que no bajó sus banderas, que no entregó sus convicciones, que fue encontrándole la vuelta para transmitir a cada compatriota un mensaje de esperanza y regeneración. Sin esa aguerrida paciencia, sin ese inquebrantable “deber de vencer”, jamás se hubiese derrotado la proscripción y jamás Perón hubiese retornado al país.

Porque la militancia no sólo está hecha de las grandes movilizaciones y los días de elecciones –que estaban vedados durante la proscripción—sino del esfuerzo cotidiano de todos los días. De abrir las unidades básicas, de caminar el barrio, de escuchar y resolver problemas de vecinos y vecinas, de revolver una olla, de conversar con afiliados, de organizar peñas, refaccionar escuelas, y un infinito etcétera. La constante y muchas veces silenciosa tarea de construcción de comunidad organizada después se cosecha los días de triunfos. La militancia se festeja los 17 de noviembre, pero se ejerce los 365 días del año.

El 18 de noviembre de 2022, tras dos meses y medio de concretarse el atentado contra su vida, Cristina encabezó un acto en el Estadio Único de la Plata, en el que nos dijo que el gorilismo tenía “el viejo proyecto de siempre, la desaparición del peronismo. Yo no sé, pero realmente creen que con eso se termina la voluntad de un pueblo de tener una vida digna y una patria justa. Si hubiera sido tan simple, ya lo hubieran logrado desde hace muchos años. Y siempre el peronismo termina reencarnándose, siempre termina como una suerte de reencarnación. Y lo que parecía muerto y sepultado, finalmente no lo es. Y nos pedía también convertir el 17 de noviembre en el día del militante por la Argentina:

La Argentina necesita militantes, de ningún partido político sino de la Argentina, de su pueblo, de sus trabajadores, de sus científicos, de sus intelectuales. Hagamos ese gran homenaje porque se puede hacer. Hubo un tiempo en que lo hicimos. No era tan lejano, nuestro espacio político pudo cumplir tres periodos consecutivos de gobierno donde dejamos a la Argentina, y no lo digo yo, lo dijeron los funcionarios del gobierno que nos siguió. Con un nivel de endeudamiento bajo, con el mejor salario en dólares de toda Latinoamérica, con el mejor ingreso previsional y cobertura previsional de toda América Latina, con 5 millones de pibes que recibían las computadoras, con millones de viejos y viejas que pudieron jubilarse porque no les habían hecho aportes, con científicos que volvían al país, con una Argentina que lanzaba satélites al aire. Podemos volver a hacer esa Argentina porque ya la hicimos. La gente tiene que decidir si quiere volver a hacer esa Argentina que alguna vez tuvieron”.

La militancia se festeja los 17 de noviembre, pero se ejerce los 365 días del año.

Hoy que la patria está en peligro, que potencias extranjeras quieren decidir por nosotros cómo tenemos que vivir; que el endeudamiento atosiga al Estado, las empresas y las familias; que la gente necesita tener dos o tres trabajos para poder comer y pagar el alquiler; que los pibes y pibas sienten que les cuesta cada vez más terminar la escuela; que nuestros jubilados y jubiladas no pueden acceder a los medicamentos que con urgencia precisan, que nuestros bienes naturales comunes están siendo loteados para beneficio de un puñado de corporaciones multinacionales, recoger ese mandato de Cristina y militarlo en cada rincón del país es una tarea que no se puede postergar y por la cual vale la pena hacer todos los esfuerzos y superar todas las mezquindades. Porque hoy el peronismo tiene que ser un verdadero movimiento de salvación nacional, que convoque a todos y todas los que amamos este suelo y queremos vivir con dignidad en él.

Pero ya está quedando claro que si Cristina es el principal obstáculo que el poder real encuentra para llevar a cabo su plan de destrucción del peronismo y la Argentina tal como los conocemos, entonces la lucha por la salvación nacional es inescindible de la lucha contra la proscripción misma. No habrá liberación de la Argentina sin liberación de Cristina. Y por ambas razones tenemos que militar. Por la memoria de Néstor y de los 30.000. Por el bienestar de nuestro pueblo y el orgullo de ser argentinos. Feliz día, compañeros y compañeras. A no bajar los brazos, que más temprano que tarde, Cristina y el pueblo, como Perón, van a volver.