Política

Evita Eterna

Los únicos privilegiados

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La obra de la Fundación Eva Perón transformó la vida de millones: hogares, escuelas, hospitales, trenes sanitarios y campañas masivas que pusieron a la niñez en el centro de la política pública. Hoy, frente al recorte de derechos y el aumento de la pobreza infantil, urge recuperar y actualizar ese legado para reinstaurar un Estado que cuide, proteja y garantice oportunidades para todas las infancias.

por La Cámpora Ciudad de Buenos Aires
16 ago 2025

“Por eso mis ‘hogares’ son generosamente ricos (...) más aún, quiero excederme en esto. Quiero que sean lujosos. Precisamente porque un siglo de asilos miserables no se puede borrar sino con otro siglo de hogares ‘excesivamente lujosos’”, Eva Perón.

Nos encontramos en el mes de las infancias y, como suele ocurrir, solemos evocar la mítica frase del peronismo sobre el estatus de “únicos privilegiados” de los niños y niñas en la doctrina y en la praxis justicialista.

El cambio de paradigma en la concepción del niño y de la niña que representó el peronismo fue, sin duda, revolucionario. Ello se vio plasmado tanto en las políticas públicas llevadas adelante -principalmente- por la Fundación Eva Perón; como en la preocupación del Estado por la salud, educación y ocio de los más jóvenes; y, en la Constitución Nacional de 1949, en la que se planteaba a los niños y niñas por primera vez como sujetos de derechos.

La doctrina justicialista, como bien sabemos, nos habla de que ningún sector (por poderoso que sea) debe acaparar para sí mismo los bienes culturales, económicos y espirituales de toda una sociedad, sino que éstos deben ser compartidos de manera equitativa dentro de la comunidad. Es por eso que, tanto Juan Domingo Perón como Eva, afirmaban que, en la Argentina justicialista, no había lugar para los privilegios de ningún tipo, pero establecieron una sola y honrosa excepción: los niños y las niñas.

Cada tanto es bueno recordar los alcances y la obra de la Fundación Eva Perón que fue, básicamente, la institución que se encargó de materializar la concepción mencionada durante los primeros gobiernos peronistas. No como un ejercicio nostálgico o como una reminiscencia melancólica sino para comprender los alcances del modelo de justicia social del peronismo y su dimensión global.

La tarea de la Fundación Eva Perón fue medular en el reconocimiento de los derechos de los niños y niñas. El Tren Sanitario de la Fundación recorrió hasta los lugares más recónditos del país proveyendo servicios a la población más postergada que -en buena parte- jamás había asistido a un consultorio médico. Su tarea innovadora -desde todo punto de vista- le permitió al gobierno justicialista llevar adelante campañas de vacunación masivas y comenzar a tener estadísticas de la salud de la población (que antes no existían).

La construcción de los 19 Hogares Escuelas distribuidas en 16 provincias fue también otro emblema justicialista que tenían alrededor de 25.000 vacantes para niños y niñas cuyas familias no se podían hacer cargo de su manutención por cuestiones económicas o geográficas. Los Hogares Escuelas fueron, como sabemos, duramente criticados por la prensa de la -mal llamada- Revolución Libertadora, quienes aseguraban que eran lugares fastuosos innecesariamente.

Las camas de los hospitales y policlínicos construidos por la Fundación Eva Perón llegaron a ser casi 23.000, distribuidas en 11 provincias. Más de 120.000 jóvenes participaban anualmente de los Campeonatos Infantiles Evita organizados por la Fundación desde el año 1949. Ello también fue utilizado por las autoridades gubernamentales para realizar un control sanitario a nivel nacional de los participantes.

Más de 3.000.000 de libros, juguetes, bicicletas y prendas de vestir eran entregados todos los años por la Fundación en fiestas patrias, navidad u otros acontecimientos. También es menester mencionar la construcción de varias Ciudades Infantiles entre las cuales están la de La Plata y la ubicada en el barrio porteño de Belgrano. Emblemas justicialistas imborrables en la memoria del Pueblo.

Además de estas cifras que aún asombran, el gobierno de Juan Perón construyó aproximadamente más de 8.000 escuelas en todo el país y más de 1.000 clubes de barrio, que eran entregados a los propios vecinos para que los niños, como solía decir el General, no permanecieran en la calle que constituía una “escuela de delincuentes”.

El Justicialismo, a través de la Fundación Eva Perón, no circunscribía su accionar a las fronteras argentinas. Desde su concepción filosófica y doctrinaria universal, la Fundación también llevó adelante acciones -quizás menos conocidas- para ayudar a niños y niñas en los lugares menos pensados:

  • Estados Unidos: se enviaron en 1949 más de 600 zapatos y 600 abrigos de invierno para la Children´s Aid Society de Washington que albergaba a niños pobres de la periferia de la ciudad capital norteamericana.
  • Israel: además de ser uno de los primeros países en reconocer formalmente el Estado de Israel (febrero 1949), el Estado argentino, a través de la Fundación Eva Perón envió víveres, medicamentos y frazadas a las poblaciones de los “Ma´Abarot” (barrios humildes) donde vivían inmigrantes de origen judío que llegaban de la recién finalizada segunda guerra mundial. Ello derivó en una política de estado de acompañamiento y apoyo por parte de la propia Golda Meir (en aquel momento Ministra del Gobierno y futura Primera Ministra Israelí) que hizo que viajara a Buenos Aires a encontrarse con Eva para agradecerle la ayuda recibida durante los primeros años de existencia del Estado israelí. En palabras de la propia Golda Meir: “Argentina fue uno de los pocos países que brindaron ayuda humanitaria durante la guerra de la independencia israelí, hasta el día de hoy pueden verse en algunos kibutz muebles, implementos agrícolas, frazadas y sábanas con el sello de la Fundación Eva Perón” (1951).
  • Francia, Italia y Grecia: Se enviaron medicamentos, alimentos, materiales escolares, ropa durante la dura posguerra que vivían los países europeos. Evita, en su célebre gira, europea fue condecorada por varios países europeos como una figura internacional de la solidaridad entre pueblos por estas acciones humanitarias.
  • Paraguay, Chile, Brasil, Uruguay y Perú: insumos médicos, ropa, asistencia sanitaria.

Hoy, en la Argentina de Javier Milei, el 52,7% de los niños se encuentra bajo la línea de pobreza. El Gobierno redujo -en términos reales- considerablemente el presupuesto en políticas destinadas a la niñez y discontinuó programas o sub-ejecutó importantes áreas y líneas de acción como el “Programa Nacional de Primera Infancia” o el “Progresar”.

La ministra del Mal, Sandra Petovello, a cargo de la cartera de Desarrollo Social, afirma sin sonrojarse que el Estado no tiene que cuidar a los niños porque eso es tarea exclusiva de sus familias. O predica que “la igualdad verdadera no existe”, y por lo tanto su “gestión” busca generar “oportunidades parecidas” haciendo hincapié en la importancia de la alimentación en el desarrollo cognitivo mientras sigue sin repartir alimentos a los comedores comunitarios en todo el país.

El desmantelamiento del Garrahan lo resume todo. A las autoridades gubernamentales actuales les falta eso que a Evita le sobraba: corazón.

Mientras el resto del mundo se debate entre guerras bélicas y comerciales, hambrunas, intolerancia y xenofobia, buena parte del mundo occidental se moldea a imagen y semejanza de un pequeño grupo de privilegiados cuyo únicos dogmas son el individualismo extremo y la idolatría por el dinero.

Evita fue y es un sinónimo mundial de solidaridad. Su figura representa exactamente lo contrario a los valores de Trump, Elon Musk (o su versión local Marcos Galperín). En su obra viven la empatía, el amor y la igualdad. Esa mirada universal, fraternal y plena de amor tan característica de la embajadora principal del justicialismo es la que tanto hace falta en los tiempos que corren en nuestra Argentina y en el mundo en general.

Eva Perón está en las antípodas del “sálvese quien pueda”. El Justicialismo lo está. La esperanza de un mejor presente y futuro debe renacer desde la solidaridad y la hermandad entre los pueblos. Se torna más necesario que nunca dejar de lado los cálculos fríos y desalmados, abandonar las especulaciones electorales y entronizar nuevamente al corazón en el centro del proyecto que viene. A nuestra Argentina le hace falta esa mirada que sana, que une y que libera.

No debemos hacerlo, sin embargo, tratando de emular exactamente la obra de la Fundación. Su espíritu debe servir a modo de inspiración para aggiornar su legado a nuestros días. Eso mismo hicieron Néstor y Cristina Kirchner con las más de 4.000 escuelas construidas durante sus gobiernos, las 19 universidades nacionales, el Plan Qunita, el Programa Conectar Igualdad y Tecnópolis (una versión del siglo XXI de la Ciudad de los Niños), el Programa PROGRESAR, la Asignación Universal por Hijo, etcétera.

Argentina tiene todo y más para ser nuevamente embajadora mundial de la solidaridad y para ser, una vez más, la tierra en la que los niños y niñas sean nuevamente los únicos privilegiados. Se lo merecen. Tenemos en nuestro ADN valores que nada tienen que ver con los de la internacional reaccionaria que le da alas al neo-fascismo. Primero debemos poder curar las heridas que dejan y dejarán los bufones neo-liberales para luego levantar una nueva y gloriosa nación que se constituirá -no tenemos dudas- nuevamente como faro universal de las ideas de justicia social, fraternidad y solidaridad.