En todas las provincias, en todas las ciudades, en todas las esquinas, las locas y los locos de la boleta explican cómo votar: “¿sabías que en octubre votamos diferente?” “¿Sabe lo que es la Boleta Única Papel?” “Ahora, la autoridad de mesa te da la boleta y una lapicera, vas al biombo, marcás los candidatos y las candidatas de Fuerza Patria, doblás y a la urna”. Donde haya un militante de La Cámpora, hay difusión del cambio de votación.
Decir que el gobierno de Milei es irresponsable es redundante, pero no deja de sorprender que luego de 42 años de democracia, habrá en tan solo tres semanas un cambio sustancial en la forma de votar en elecciones nacionales y no ha habido ni un atisbo de campaña pública para informarle a los 36 millones y medio de argentinos y argentinas habilitados a votar de este cambio. Lo vemos en todas partes: muchas personas ni siquiera se enteraron y nos piden en las esquinas y las Unidades Básicas la boleta partidaria para ir a votar.
Aunque nos opusimos fuertemente a la BUP desde el día cero, nos pusimos al hombro la tarea de difundir y enseñar, en todos los rincones del país cómo hay que votar. Con boletas gigantes, de lunes a lunes, de sol a sol, la militancia, las candidatas y los candidatos, todas y todos, recorremos nuestros barrios para que nadie llegue al 26 de octubre sin saber.
En una estación de tren, en la parada del colectivo, el subte de CABA, en una plaza, en los semáforos mientras están en rojo, en la peregrinación a Luján, en una feria de productores, en las unidades básicas, en los merenderos, recorriendo comercios. Ahí vamos con las boletas, nuestras convicciones y la necesidad de marcar una cruz o un tilde para ponerle un límite a Milei.
La Boleta Única es mala. El sistema anterior funcionaba sin problemas, era conocido por todos y todas, e incluso era más barato. Según contó el mismísimo diario La Nación, las elecciones 2025 costarán más o menos lo mismo que las de 2023, que incluyeron PASO, Generales y Balotaje.
Clarín, que mediante la empresa AGL se llevó una parte del negocio de la impresión, se relame.
La Boleta Única fue un invento del lobby empresario al igual que Ficha Limpia, y promueve la hiper-personalización, la fragmentación política, la desnacionalización y la pérdida de participación de los partidos políticos. Pero mucho peor es si encima nadie se entera. Donde hubo cambios de sistema de votación sin buena difusión, aparecen problemas. Sube el voto nulo, sube el voto en blanco, va menos gente a votar. Eso quieren los que la impulsaron: una democracia más chica, más dañada, más difícil, menos movilizada.
Pero como siempre, la militancia se hace cargo de hacer lo que hay que hacer. Frente a un sistema que aleja, nosotros y nosotras acercamos. Contra la actitud deliberada de desalentar la participación electoral, explicamos y llamamos a votar. Porque tenemos muy en claro que para ponerle un freno a Milei, hay que ir al cuarto oscuro, buscar la bandera argentina y reventar las urnas de todo el país.