Política

De anarco-capitalista a narcocapitalista

Espert y las Minas del Pueblo

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El ex candidato José Luis Espert admitió haber recibido 200 mil dólares de una empresa vinculada al narcotraficante Fred Machado. La trama del dinero, que conecta a “Minas del Pueblo” con firmas sospechadas de lavado en Estados Unidos, expone un nuevo capítulo del doble estándar moral del gobierno libertario. Detrás del cinismo y la impunidad, la violencia política hacia las mujeres sigue creciendo: mientras Espert agrede, insulta y criminaliza a militantes, las verdaderas minas del pueblo sostienen los comedores, las redes y la esperanza de una Argentina con justicia y dignidad.

por Paula López
6 oct 2025

Cuando le preguntaron al primer candidato a diputado nacional de la La Libertad Avanza por la Provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, si había recibido dinero del narco (en prisión domiciliaria) Federico “Fred” Machado, a todos y todas nos dio la misma sensación: si es mentira ¿por qué no decir lisa y llanamente “no”?

En esta dimensión temporal alternativa que es la Argentina gobernada por Javier Milei, las cosas se suceden a una velocidad inusitada. Así es que, al día siguiente de haberse negado a responder, ya sobre la medianoche del jueves, y por la evidente presión social, mediática y política, Espert afirmó, en un video subido a su cuenta personal de X, que sí había recibido la suma de 200 mil dólares.

Según el propio Espert, esta suma le fue transferida a principios del 2020 de parte de la empresa de Guatemala llamada “Minas del Pueblo”, a cargo del empresario Iván Morales, como adelanto de un “servicio de consultoría” que luego no fue concretado por la irrupción de la pandemia de COVID-19.

La minera


Sin embargo, distintos medios periodísticos afirmaron durante estos últimos días que Iván Morales no es el dueño de la empresa, sino uno de los socios. La empresa minera guatemalteca que menciona Espert, dedicada a la explotación de plomo, zinc y cobre, es propiedad de Machado. Asimismo, Morales fue acusado –informalmente- de robo de maquinaria para la operación ilegal de una mina de oro que finalmente nunca llegó a estar activa.

En este contexto, “Minas del Pueblo” está sospechada, tanto en Guatemala como en Estados Unidos, de ser parte de un complejo entramado delictivo que involucra tráfico de drogas, lavado de activos y hasta un esquema Ponzi de estafas.


La explicación de Espert no cierra por ningún lado.

Primero, resulta insólito que no se le hubiera solicitado la devolución del dinero por un servicio que finalmente no prestó. Y profundizando en su propio guión, hay algunas dudas que terminan en este cuello de botella: 

  1. Si la transferencia fue realizada por “Minas del Pueblo”, el dueño era Machado, por lo que entonces sí habría recibido dinero del acusado de narcotráfico.

  2. Si la transferencia fue realizada por Iván Morales en razón de una supuesta mina de oro que en realidad no estaba activa, entonces no habría existido consultoría para hacer.

Pero hay una tercera cuestión. Al día siguiente del video de Espert se conoce parte de la evidencia judicial alojada en los registros electrónicos de los tribunales federales de Estados Unidos. Esta documentación, que fue parte de la prueba que utilizó la Fiscalía del Estado de Texas para condenar a la socia de Fred Machado, Debbie Mercer Erwin, en la causa por narcotráfico, registra la transferencia de 200 mil dólares a Espert por parte de la empresa Wright Brothers Aircraft Title Inc, de la que Erwin era dueña.

Mareado por los ingresos de dinero que no puede explicar, Espert habló de “Minas del Pueblo” cuando en Estados Unidos está asentado el giro desde la Wright Brothers Aircraft Title Inc. Entonces, ¿cuánto más habrá dando vueltas?

La violencia política


Esta trama internacional de supuestos delitos al Estado argentino, guatemalteco y estadounidense –vale decir, que se vienen denunciando hace varios años- cobra fuerza en nuestro país de la mano del movimiento feminista. ¿Por qué?

Porque justamente son las mujeres en Argentina las que hace años vienen padeciendo la violencia política de este varón que más que anarco-capitalista, resultó un narcocapitalista. Sin ir demasiado lejos, en junio de este año mientras daba una conferencia en la Universidad Católica Argentina, Espert insultó sin pudor a Florencia Kirchner, de manera absolutamente desproporcionada, descontextualizada y por supuesto, traspasando todos los límites del respeto y la convivencia en sociedad. Lo mismo sucedía desde sus redes personales y casi en cualquier sitio por el que Diputado aparecía.

La violencia política hacia las mujeres pareció llegar a su punto cúlmine con la detención y proscripción ilegítima de Cristina Fernández de Kirchner (hecho que el economista festejó con todo tipo de agravios mediante). Pero aún hubo más. Dos compañeras, mujeres, jóvenes, militantes, peronistas y kirchneristas, fueron detenidas en una cárcel de máxima seguridad al ser acusadas de hacer un escrache en la entrada de la casa de Espert. Un hecho que no configura más que una contravención municipal. Estuvieron alojadas en el Penal de Ezeiza bajo secreto de sumario y violando todas las garantías procesales y constitucionales de las que disponemos las ciudadanas de este país. Igual que Cristina: secuestradas por el Partido Judicial.

Lamentablemente, esta violencia, derrama. Hace apenas dos semanas nos arrebataron a tres mujeres en un contexto atroz vinculado al narcotráfico. Una de ellas, en realidad, es una niña (aún no nos atrevemos a usar el tiempo pasado).

Decimos que la violencia derrama porque, en materia de género, lo simbólico opera de manera tan efectiva en la sociedad que terminamos por actuar como los estereotipos mandan. Con niños creciendo rodeados de discursos de odio e incitación a la violencia, y niñas sexualizadas a tempranisima edad. Con un Estado en retirada, con un sistema educativo en crisis (y con el ataque constante del gobierno nacional a la Ley de Educación Sexual Integral), con el creciente aumento del desempleo, la precarización de las economías, la subsistencia a como dé lugar, se termina por configurar el caldo de cultivo ideal para la irrupción del narcotráfico. 

Que no es de ahora: seguro. Pero ahora tienen la puerta abierta gracias al gobierno nacional, también es seguro. Un Estado que, en nombre de la “seguridad”, va a perseguir y castigar nuestros cuerpos, los cuerpos pobres, los cuerpos marrones; los cuerpos feminizados que protestan contra las violencias, contra el orden establecido, los cuerpos feminizados que son y hacen política pensando en las mayorías.

Es urgente pensar qué pasa con nosotras cuando las economías se precarizan cada vez más, a la par de que crecen los mercados ilegales. Es urgente pensar qué pasa con nuestros pibes y pibas cuando se ven sin posibilidades de ser. Cuando no hay redes comunitarias, cuando la comida no alcanza y la escuela pasa a ser un territorio ajeno frente a la necesidad de salir a hacer la plata para el día.

Es urgente, entonces, que la bandera de una Argentina próspera y en paz para todos y todas vuelva a ser levantada por las mujeres de los merenderos, las vecinas de los puntos solidarios, las militantes políticas, las Cristinas, las Mayras, las Zarachos, las Evas, las Alexias, las Aldanas. Las verdaderas minas del pueblo.