Sensible, honesto, con anécdotas interminables, buen tipo; se ganó el corazón de muchos compañeros y compañeras de nuestra Provincia.
Hace algunos años, Cristina, bajo un extenso abrazo entre lágrimas, le pidió cuidar a los pibes. Así lo hizo. A partir de ahora, lo hará junto a Néstor desde el cielo.
Te abrazamos, te dejamos descansar y te encontraremos siempre bajo la aurora de la eternidad como guía, sostén y fuerza para no dejarnos caer y seguir a paso firme construyendo el país que soñaste.
¡Hasta siempre, Rengo!