Ciencia y tecnología

Arsat: la soberaní­a entregada

Cuando hablamos de Soberaní­a Satelital, órbitas geoestacionarias y satélites de telecomunicaciones, puede sonar extraño y ajeno para cualquier ciudadano de a pié. Sin embargo, para comprender cabalmente lo que significa la entrega del ARSAT 3 a una empresa privada estadounidense es necesario analizar las implicancias en la vida común de la gente y hacer un poco de historia.

Ana Marks*

Los satélites de telecomunicaciones permiten, entre otras cosas, ampliar el rango de servicios de telecomunicaciones, transmisión de datos, telefoní­a y televisión. Es decir, poder garantizar estos servicios a todos los rincones de nuestro paí­s sin necesidad de comprarlos a empresas extranjeras.

Para quienes vivimos en zonas alejadas a las grandes ciudades y sabemos de la desconexión que aún existe en muchos lugares, esto es un tema de vital importancia en un contexto dónde el acceso a la información y a la comunicación es un derecho que, cercenado, implica el aislamiento y por consiguiente, la desigualdad de oportunidades para el desarrollo de muchos pueblos y ciudades de nuestro inmenso paí­s.

La empresa estatal rionegrina INVAP, trabajó en la construcción de satélites para investigación cientí­fica desde los años 90 en cooperación con la NASA y otras agenciasSin embargo, a pesar de nuestro capital intelectual, nuestra posición orbital fue privatizada a la empresa extranjera Nahuelsat SA que incumplió sus compromisos y puso en riesgo nuestra posición orbital al no poder lanzar el satélite Nahuel II.

Ni bien asumió la presidencia el compañero Néstor Kirchner recuperó nuestra posición orbital a través de muy diversos recursos como alquilar un satélite canadiense en desuso cuándo todas las prórrogas se iban venciendo. Estrategias de gestión de quien tení­a muy claro que la patria se defiende y supo dar lugar a una polí­tica de Estado de recuperación de la Soberaní­a Satelital que comenzó en 2003 y se afianzó con la creación en 2006 de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales, ARSAT.

De la mano de Cristina esta polí­tica de estado se profundiza. No bastaba con recuperar las órbitas, debí­amos ser soberanos, debí­amos crear nuestros propios satélites. Es entonces, como ARSAT se asocia con la empresa INVAP en 2010 para crear el ARSAT 1, luego el ARSAT 2 y proyectar la construcción del ARSAT 3, lo cual convirtió a la Argentina en el único paí­s de Sudamérica que puede generar proyectos satelitales completos, desde el diseño y la construcción hasta la operación.

Para nuestra ciudad, Bariloche, significó el crecimiento del polo cientí­fico tecnológico, generando cientos de empleos calificados y oportunidades infinitas de crecimiento. Los lanzamientos de ARSAT 1 y 2 fueron una fiesta popular, el paí­s entero tomó con orgullo este logro. Para los rionegrinos y especialmente los barilochenses, ARSAT comenzó a formar parte de nuestra identidad. “Somos de la Ciudad que manda satélites al espacioˮ, escuchábamos decir a diario a los ciudadanos que se sintieron protagonistas de este logro nacional.

Entendiendo la importancia de este proyecto estratégico, en 2015 se sancionó la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital que prohí­be cualquier modificación del capital accionario e impide cualquier cambio en la utilización de los recursos de ARSAT, sin previa autorización expresa del Congreso de la Nación. Dicha normativa fue violada en el acto ilegal y arbitrario de la Alianza Cambiemos de entregar a la Empresa estadounidense Hugues, mediante un convenio espúreo el 51 % del capital accionario, nuestro espacio orbital, la producción y explotación del ARSAT 3 y los dividendos que se generen. Lo que implica, no solo entregar nuestra soberaní­a satelital, sino también desfinanciar el Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035.

Trágicamente, esto no es todo. Entre agosto y octubre de 2016 fueron autorizados seis satélites extranjeros para brindar servicios sobre el territorio argentino y que están prestando los mismos servicios que el ARSAT 1 y el ARSAT 2, actualmente operativos y con capacidad disponible. Incluso prestan servicios que estaban planificados para el ARSAT 3. Esto implica claramente que la decisión del gobierno es echar por tierra el proyecto de independencia satelital y de soberaní­a orbital, atropellando la Ley y las Instituciones.

Esto no es casualidad ni un hecho aislado. Es otra muestra más de la polí­tica de entrega que viene llevando adelante Cambiemos, pisoteando derechos y sometiéndonos a una pérdida brutal de nuestra independencia y soberaní­a, no solo en términos tecnológicos, sino también económicos y culturales.

Es necesario poner un freno ya a esta embestida contra el pueblo y su soberaní­a. Es necesario recuperar nuestra autoestima, el orgullo de ser Argentinos, ese sentimiento que resucitó en millones de personas gracias a Nestor y Cristina.

*Concejala de Bariloche y militante de La Cámpora en Rí­o Negro.

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