Un ministro que dice que toman deuda para pagar deuda, como si esto no fuera acumulación de deuda, pretendiendo explicar que sólo se trata de endeudarse en 10 para pagar 10, y así hasta el infinito. Debe pensar que es el único que sabe hacer cuentas, el señor Luis ‘Toto’ Caputo.
Un enero en el que lo que no está bajo agua está prendido fuego. Más de un millón de hectáreas convertidas en cenizas por la inoperancia de un ministro que se la sabía todas: como olvidar cuando cambió la letra del himno nacional, cuando fue ‘seguridad’ en vez de ‘libertad’. Y ahora como ministro cambia las responsabilidades. Parece que los productores no limpian bien, que los pampeanos votan mal y que quizás todo sea parte de profecías bíblicas que azotan a quienes no comprenden su palabra.
El caso de Bergman, al que mucho anteponen la palabra rabino, no es nuevo en nuestro país. Como tampoco lo es el del endeudador serial Caputo. Son postales de época.
En el caso del ministro de Ambiente, no se trata más que del típico personaje que creció al calor de las luces de los estudios de televisión, opinando sobre todo con suficiencia y con periodistas que lo potenciaban. Podía hablar de seguridad, de política o de cómo desarrollar la economía de un país. Y parecía inteligente. La eficiencia se daba por descontada en sus entrevistadores. Hoy, millones de hectáreas arrasadas, animales muertos, y aquel señor infalible, balbuceando cosas en lugares.
Así es también que el hombre de la deuda, puede decir de manera liviana la necesidad de endeudarse en 20 mil millones de dólares sin que nadie pregunte nada. Parece ser que ya nadie quiere preguntar mientras se disponen a pasar por caja.
Caputo es presentado como un profesional brillante que supo ser empleado del Deustsche Bank o JP Morgan, y también trabajó para diferentes fondos de inversión. Antecedentes sobrados, parece ser, para endeudar a millones de argentinos a gusto, sin que nuestro periodismo crítico encuentre motivaciones para ser tan críticos como había que serlo con aquellos que desendeudaban el país y eran marxistas, etc, etc.
En la ‘Canción del elegido’, Silvio Rodriguez nos contaba que lo más terrible se aprende en un solo día y lo más hermoso nos llevará toda una vida.
Tomar deuda nos puede llevar solo un día. Desendeudarnos más de una vida.