Si celebramos la lealtad es porque abunda la traición; no hay que hacerse los boludos. En la política y en la vida, incumplir la palabra no puede ser gratis. Entre tantos horrores de este 2024, seguramente recordaremos cómo en el Congreso se cambiaron votos por baratijas para sacar la Ley Bases, para desfinanciar universidades o pasarle la motosierra a jubilados y jubiladas. En el 2000 fue la Banelco de Flamarique, en 2016 los sanguchitos de Bossio y en 2024 fueron embajadas en París, rotondas a medio hacer y directorios de comisiones mixtas. Representantes del pueblo electos en nombre del peronismo que se dieron vuelta como una media, deshonrando su mandato, desprestigiando a la política.