Este día de las infancias, reinstituido como “día del niño” a través de la Resolución Nº 562/2025 por parte de un gobierno que tomó a los feminismos como uno de sus principales antagonistas, nos encuentra en una situación de crítica y con enormes incertidumbres sobre el futuro de nuestra nación.
Las infancias en riesgo
Las niñeces en tiempos anarcocapitalistas

Más de la mitad de las infancias vive hoy en la pobreza. El panorama se completa con la precarización del trabajo de cuidado, que golpea con especial dureza a hogares monoparentales de jefatura femenina, la erosión de la ESI y los recortes a múltiples políticas públicas. Nuestro horizonte: que las infancias vuelvan a ser sujetos de derechos.
“Los únicos privilegiados”, como lxs declaró Evita, hoy están padeciendo las consecuencias del modelo económico cruel que nos impone a fuerza de gases y represión el gobierno de Javier Milei: de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el 52,7% de las infancias están bajo la línea de pobreza. Esta situación no es ajena a las desigualdades de género: los hogares más pobres son los monoparentales de jefatura femenina donde la pobreza alcanza al 60% de las niñeces. Allí se suman las desigualdades de género en el mercado laboral y la falta de pago de las cuotas alimentarias por parte de los padres, con la consecuente sobrecarga de tareas de cuidado sobre las mujeres.
A pesar de que el gobierno libertario quiso retirar la consulta, hace pocos días se difundió la respuesta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a la pregunta que hizo la Argentina acerca de si el derecho al cuidado podía reconocerse como un derecho autónomo. La CIDH respondió afirmativamente reconociendo, mediante la Opinión Consultiva 31/25, el derecho a recibir cuidados, a brindarlos en condiciones dignas y al autocuidado.
Los hogares más pobres son los monoparentales de jefatura femenina donde la pobreza alcanza al 60% de las niñeces.
A nivel global, el 90% de quienes requieren cuidados son nuestras infancias y quienes los brindamos, en todas las franjas etarias, somos las mujeres (CIDH). Las mujeres, y las personas del colectivo LGBTIQ+, aunque estén aún más invisibilizadas, somos las que más cuidamos: en nuestro ámbito familiar y en el comunitario. Por eso necesitamos avanzar hacia un sistema de corresponsabilidad que reconozca este trabajo pero que también divida las tareas de maneras más equitativas. El Estado tiene un rol fundamental para ofrecer espacios de cuidado de calidad, de acuerdo con nuestros valores culturales y comunitarios que propicien el desarrollo de nuestras niñeces en igualdad, con libertad para desear y constituirse como ciudadanos y ciudadanas responsables en el futuro.
Hoy por hoy, eso se ve amenazado por los avances contra la Educación en general y contra la Educación Sexual Integral (ESI), en particular. La ESI es un obstáculo en su voluntad de destruirlo todo porque informa a las infancias acerca de sus derechos y promueve la autonomía sobre sus cuerpos y sus decisiones más allá de los roles de género tradicionales.
Es importante destacar que gracias a la ESI muchas infancias pudieron identificar y, luego, denunciar casos de abuso sexual. La mayoría suceden en el ámbito intrafamiliar y uno de cuatro niñxs pudo contarlo en la escuela. Promueven el homeschooling (escuela en casa) porque esas denuncias también les molestan, tal vez incomoden sus privilegios masculinos. Por eso amenazan a las madres protectoras que denuncian estas situaciones con proyectos de ley que criminalizan las falsas denuncias. Como si no tuviéramos ya bastantes problemas con un sistema judicial patriarcal y clasista que sigue utilizando la figura del Síndrome de Alienación Parental (SAP) para acallar las voces de las infancias que denuncian y quienes lxs acompañan.
También amenazan a nuestras niñeces con la cárcel cuando promueven la baja de edad de imputabilidad. Intentan convencernos de la peligrosidad de las adolescencias cuando los delitos que cometen representan un porcentaje muy menor y son en general delitos contra la propiedad. Mientras los mismos que nos dicen que las adolescencias son peligrosas no se hacen cargo de sus propios delitos: insultan, estafan y promueven discursos de odio con total impunidad. Si les preocupa el déficit deberían hacer mejor las cuentas porque, en más de un sentido, nos sale más caro encerrar a lxs pibxs que restituirles sus derechos.
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina se produjo un cambio profundo en el paradigma reinante en las infancias: niños, niñas y adolescentes pasaron a ser reconocidos como sujetos de derecho y como el centro de la agenda estatal. Este giro de mirada no fue sólo discursivo, sino que se materializó en una serie de leyes y programas que construyeron un marco de protección integral y reconocimiento de derechos. El objetivo era claro: garantizar que las infancias y juventudes del país pudieran crecer en un mundo más justo y con dignidad. Digamos todo: por esto también la persiguen a Cristina.
En materia de leyes, un hito fundamental fue la sanción, en 2005, de la Ley 20.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que marcó un antes y un después, ya que incorporó principios clave como el interés superior del niño y su derecho a ser oído en los asuntos que les conciernen. Además, creó el Sistema de Protección Integral de derechos, con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENNAF) como organismo rector para proteger, promover y garantizar estos derechos en todo el país.
Durante los gobiernos de Néstor y Cristina los niños, niñas y adolescentes pasaron a ser reconocidos como sujetos de derecho y como el centro de la agenda estatal.
En este contexto de Estado presente y comprometido con sus niñeces, se promulgaron otras dos leyes cruciales en 2006: la Ley 26.206 de Educación Nacional y la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral. En igual sentido, en 2009, se implementó una de las políticas sociales más significativas: la Asignación Universal por Hijo (AUH). Esta medida no solo amplió los derechos de la infancia y la adolescencia, sino que también introdujo una perspectiva de género en las políticas de protección social, ya que el cobro está mayoritariamente en manos de las madres.
En materia cultural, proyectos como Paka-Paka y Tecnópolis, acercaron la ciencia, la tecnología, la educación, el conocimiento y el derecho al disfrute a nuestras infancias. Estas políticas no fueron solo programas aislados, sino que formaron parte de un proyecto de país que puso a la niñez en el centro de la escena, reconociendo sus derechos y construyendo un futuro más justo para las nuevas generaciones.
Queremos infancias jugando, soñando, con referentes adultxs que puedan darles amor y cuidarlos en condiciones dignas. Con actividades y recursos que les permitan desarrollarse sin ser dependientes de las pantallas, de los consumos que hacen daño, con miras a los logros colectivos más que solo los individuales y con creatividad para encontrar respuestas a los problemas del futuro.
Que la infancia no sea un lujo y sea ese lugar maravilloso, lleno de descubrimientos hermosos, al que siempre queramos volver.