Fuente: Registro Nacional de Tierras Rurales rurales
Según los datos del Registro Nacional de Tierras Rurales dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, para el 2020 un 5,5% del territorio rural argentino estaba en manos de extranjeros: más de 12,5 millones de hectáreas se encuentran en esta condición. En ranking, Estados Unidos es la nacionalidad con mayor cantidad de hectáreas en manos extranjeras con un total de 2.950.325, seguida por Italia con 2.173.272, y España con 1.795.159 en un tercer lugar siendo Alemania la que ocupa el 10° lugar en el podio con 259.858 hectáreas. Un dato de color: San Carlos, ciudad salteña que paradójicamente es un sitio declarado “lugar histórico nacional” en los valles calchaquíes, registra el 58% de sus tierras en manos foráneas.
Fuente: Registro Nacional de Tierras Rurales
Ante esto, no podemos dejar de entender nuestra soberanía con perspectiva integral con impacto directo en la calidad de vida cotidiana de todas y todos los argentinos. La soberanía no es sólo temática de agenda geopolítica sino que su puesta en peligro impacta directamente sobre las posibilidades de desarrollo genuinas, privando a nuestra población, en especial a los grupos sociales vulnerables, de un futuro prometedor basado en el buen uso e inversión de nuestros bienes naturales comunes.
En el gobierno de Macri el endeudamiento se convirtió en trampa de libertad para el desarrollo y, con la llegada de Milei, esta pérdida de la independencia económica se agravó con el golpe hacia la institucionalidad del Estado que buscó mediante el DNU para vender lo que quede de las joyas de la abuela y para desproveer a nuestro país de su importancia geopolítica estratégica en función de la extranjerización de su tierra y los bienes comunes naturales que posee (reserva de agua dulce, litio, gas, petróleo, etc.). La desregulación del Estado que propone Milei, es un claro embate institucional en traje de “flexibilización ambiental” para allanar el camino a su plan de reforma de la actividad económica, plan en el que la extranjerización de la tierra y bienes comunes naturales estratégicos como el litio tiene un lugar central. Ya ha declarado el presidente con gusto a empresarios extranjeros como Elon Musk, sumamente interesados en el litio al igual que Estados Unidos y gran cantidad de empresas.
Hoy, a 18 años de que Néstor Kirchner pagó la deuda total con el FMI, nuevamente adquirida por el gobierno macrista y ahora agravada por este nuevo embate, nuestra tierra y sus bienes comunes naturales constitutivos dejarían de ser nuestra base y garantía para construir un modelo de desarrollo propio con empresas nacionales privadas y públicas. Milei necesita un nuevo marco jurídico para favorecer a los extranjeros en su derecho de propiedad en nuestras tierras. Por eso, en el Día de la Tierra decimos más fuerte que nunca: los anticuerpos del pueblo organizado están más activos que nunca. ¡Argentina, Patria libre y soberana!
Un poco de historia
El acaparamiento de la tierra en manos extranjeras es una estrategia del capital que encuentra, en los gobiernos de derecha, vía libre para su expansión y consolidación en detrimento de los pueblos, vulnerando sus derechos esenciales. Pero veamos cómo este proceso que vuelve a la agenda en el gobierno de Milei tiene sus orígenes en la fundación propia de nuestra Nación. Desde la época de la organización nacional, el proceso de acumulacion originaria de tierras y capital llevado a cabo por la “generación del 80”, luego PAN, describe una etapa de conformación de una gran burguesía terrateniente destinada a comandar la economía, consolidar el Estado nacional y sostener una nueva forma de articulación con el capital inglés
Para mencionar un ejemplo, las leyes que se dictaron con posterioridad a la Campaña del Desierto enajenaron 32.006.421 hectáreas y solo 24 personas recibieron parcelas que oscilaban entre 200 mil y 680 mil hectáreas . Lejos de asegurar una distribución justa y equitativa, los entonces latifundistas imprimieron una tendencia acaparadora para asegurar su poderío político y económico y su chance de negociar con los intereses externos.
Adelantando capítulos de la historia, pero reafirmando la misma tendencia, desde fines de la década de los noventa y principios de los 2000 comenzó a darse a nivel mundial, de manera masiva y sistemática, un fenómeno de grandes adquisiciones de tierras por parte de compañías extranjeras. En el caso de Argentina, después de la devaluación del 2002, aumentaron exponencialmente este tipo de inversiones debido a diversos factores, de índole internos y externos, entre los que mencionan a la tierra como un activo seguro con elevados retornos esperados y con la novedad que esta valorización alcanza en este momento la escala mundial . Otra de las causas se refiere a la políticas públicas de países como China que efectivizan la compra de tierras en países como el nuestro, en respuesta a su problema de seguridad alimentaria. Factores internos para resaltar: que se refiere a un rol del Estado como facilitador de inversiones extranjeras como estrategia para captar una parte de la renta a través del sistema impositivo y en el logro de inversiones que permitan legitimar su gestión. Todo esto se da en un contexto de tierra a bajo precio debido al quiebre de las economías pequeñas por la devaluación. Precios internacionales que comenzaron a ascender, sumado a la devaluación en Argentina hace rentable el negocio de la producción y exportación al tiempo que implica una valorización del recurso de la tierra.
La Ley de Tierras N° 26.737 surge de la decisión política de proteger los intereses nacionales en un contexto internacional de mercado que daba muestras de un avance irrestricto sobre nuestro territorio, en efecto uno de los impactos de la medida fue el enfriamiento de los precios locales, despegando del alza de los precios estadounidenses, haciendo menos atractivo el negocio para los extranjeros.
En épocas de un experimento entreguista anarcocapitalista, el rol del Estado y la comunidad organizada son fundamentales para ejercer la defensa de la soberanía de los pueblos y las naciones sobre los territorios y sus recursos.