Siempre dispuesto a dar una mano y a acompañar en todo momento, eras un ejemplo a seguir, un pibe laburante que lo único que quería era progresar y que también lo hagan quienes te rodeaban, porque entendiste desde el primer momento, y predicaste con el ejemplo, que la salida es colectiva.
Por eso te dedicabas a pensar y proponer cómo construir organización, unión y fuerzas para sacar adelante a la patria y a tu barrio que tanto querías, la 21-24, donde invitabas ir a la feria los domingos y al campeonato de Cacho. Donde aconsejabas respetar siempre al vecino y probar las mejores comidas de la Ciudad. Donde te preocupabas por ayudar y organizar, como buen militante comprometido y consciente.
Te vamos a extrañar compañero, pero seguiremos tus pasos, como nos enseñaste.
Hasta que todo sea como lo soñaste. ¡Hasta la victoria siempre, Ariel!