Despejada la neblina de la simulación liberal, queda en evidencia el verdadero carácter de la Fusiladora: un programa de entrega nacional a cualquier precio, incapaz de ofrecer a la Nación un proyecto siquiera sostenible. Los “libertadores” apuntan al Pueblo argentino, atrapado entre sus armas cargadas de mentiras y el paredón imperialista. Detrás del paredón está la realidad: la verdadera libertad, lista para ser reclamada toda vez que nos atrevemos a pensar más allá de la dependencia, en una Patria libre, justa y soberana.