La embestida de la oligarquía, que es quien realmente gobierna Brasil, siendo Michel Temer un personaje menor con más del 85% de rechazo popular y que pasará a la historia como un traidor al servicio de los poderosos,es brutal.
Entre sus “planes” para sacar a Brasil de una crisis mayormente inducida por ellos mismos, se encuentran:
- Una reforma jubilatoria que haría virtualmente inaccesible este derecho para la gran mayoría de los trabajadores, que aún están en la informalidad
- Dar por tierra con el corazón de los derechos de los trabajadores consagrados en 1943 por Getulio Vargas.
- Posibilitar la extensión de la jornada laboral hasta 12 horas, flexibilizando el trabajo de embarazadas y habilitando el trabajo domiciliario para recortar costos.
Esta embestida se produce en momentos donde las principales organizaciones políticas populares se encuentran atravesando la crisis posterior al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff.
A pesar de la represión, el linchamiento mediático y judicial de sus principales líderes, como Lula y Dilma, el movimiento popular brasileño encontró en la unidad en las calles de los obreros, campesinos, movimientos sociales y estudiantes, la forma de dar una respuesta contundente a la voluntad manifiesta del gobierno ilegal e ilegítimo de Temer de retroceder al siglo XIX en materia de derechos laborales.
Ante el previsible aumento de la conflictividad social, esta situación de excepción que vive el hermano país Brasileño, con un gobierno surgido de un golpe parlamentario que es rechazado por la población, debe encontrar tarde o temprano un desenlace político.
Esto lo sabe el poder económico y sus socios y por eso buscan, por un lado apurar la embestida sobre los derechos sociales y avances populares de los gobiernos del PT, y por otro redoblar la apuesta a la persecución judicial de los lideres populares y la criminalización de la protesta.
En pocos días, Lula, única expresión política capaz de traducir la energía social en proyecto político para las grandes mayorías de Brasil que sufren el ajuste y desempleo, está citado a declarar y muchos buscan que quede preso.
En su discurso en un multitudinario acto durante la huelga general, Lula afirmó que “el poder económico y mediático saben que voy a enfrentarlos en las urnas y derrotarlos.”
Esa es la gran apuesta y la esperanza del pueblo brasileño y latinoamericano.
Secretaria de Política Internacional