Estamos a las puertas – otra vez – de un nuevo endeudamiento con el FMI. No conocemos sus alcances ni sus detalles, pero sí tenemos sobre nuestras espaldas la memoria de 70 años de fracasos sin excepciones a todos y cada uno de los programas acordados con el Fondo. Literalmente la Argentina no atesora una sola experiencia feliz en esta relación tortuosa.