Que a esta altura cualquier dirigente cuestione el rol de la mujer en política, no sólo va a contramano de la historia del peronismo, sino de la fuerte lucha que existe en nuestra sociedad contra el machismo y la misoginia.
por La Cámpora
18 abr 2017
Durante una entrevista, el dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica Antonio Caló sostuvo que en las próximas elecciones va a votar "a un peronista, pero a un hombre, no a una mujerˮ. La frase encierra un profundo contenido machista y retrógrado. Evidencia un miedo a la mujer sin miedo, a la mujer que está dispuesta a pelear.
Esa manifestación implica ver en la mujer un disvalor para la política. Encierra la creencia de que la política no es lugar para la mujer, que ellas no pueden defender sus ideas, no pueden generar empatía en la sociedad, no pueden representar. Que la política es cosa de hombres.
Es preocupante que estas expresiones provengan de alguien que integra las filas del peronismo y es representante de los trabajadores. El movimiento peronista tuvo como abanderada a Eva Perón. Los peronistas nos sentimos orgullosos del aporte fundacional que Evita hizo no sólo a nuestro movimiento, sino a todo el país. El campo nacional y popular se ha nutrido del aporte de valientes mujeres como las madres y las abuelas de Plaza de Mayo, y también la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hoy en día existen mujeres a cargo de sindicatos, intendencias, gobernaciones, bancas en el Congreso nacional, legislaturas provinciales y consejos deliberantes que logran defender los intereses del electorado.
Una cosa es que Caló crea que la ex Presidenta no debe tener un lugar preponderante dentro del peronismo y ahí serán los trabajadores metalúrgicos quienes analizarán cómo estaban antes y cómo están ahora para ver si coinciden con la posición de su Secretario General. Pero eso es otra discusión.
Plantear que no acepta a ninguna mujer como candidata del peronismo es otra cosa. Es alimentar un paradigma patriarcal que lamentablemente goza de gran hegemonía en la dirigencia sindical. Este tipo de dichos son los que sirven de base para después convertir a las víctimas en victimarios. Son los que legitiman que luego se diga que una mujer agredida es responsable de su agresión por cómo estaba vestida, porque caminaba sola de noche, por las personas de las que se rodeaba, por sus hábitos y costumbres.