Milei eligió empezar su gobierno de la peor manera: estafando al pueblo argentino. Ninguna de las medidas anunciadas en los 366 artículos del decreto tienen algo que ver con el principal compromiso de campaña por el que gran parte de sus votantes lo eligió: bajar la inflación. Tampoco con la promesa de barrer con una casta política y empresarial que, como verificamos estos días, rodea sonriente al presidente electo y goza de muy buena salud mientras aplica las mismas políticas de ajuste que ya fracasaron en el 2001 y durante el macrismo.
Sturzenegger confeccionó un traje a medida para los poderosos. Vuelve una persona a la que nunca votó nadie y que cada vez que ejerció un cargo público terminó en curros históricos que le arruinaron la vida a millones de argentinos. A su lado, Caputo, Bullrich y Petri son la cara visible de lo que constituye una gran estafa electoral: gobiernan los que salieron terceros y responden a los que nadie nunca vota.
La dolarización finalmente no era del sueldo sino del alquiler y de las ganancias de los buitres extranjeros que vendrán a hacerse de nuestros bienes naturales. La única libertad será de las prepagas para aumentar descontroladamente las cuotas y de los empleadores para esquivar el pago de aportes e indemnizaciones. Cada artículo del decreto tiene nombre y apellido del especulador que se beneficia directamente con que el Estado deje de intervenir en cada sector. Todo lo que pierdas de poder adquisitivo se lo está quedando algún nuevo amigo de Milei que arregló, en secreto, un gran negociado. Lewis, Musk, Rocca, Macri, Blaquier, Eurnekian, Roemmers, Quintana, Belocopitt, Coto, Braun, Galperín celebran. Ya lo dijo el ministro de confianza de Milei, Guillermo Francos: “la obligación de ustedes es hacerse ricos”. Mientras tanto, el FMI logra en un decreto lo que no pudo en años de deudas condicionantes: flexibilización laboral, impositiva y ambiental.
Como única justificación pretenden convencernos de que la libertad de mercado es más importante que la vida de las personas. No defienden una filosofía liberal: defienden sus intereses. El mismo día que defendieron el derecho constitucional a transitar libremente, pulverizaron los mecanismos constitucionales de sanción de las leyes. ¿Cuál era la necesidad y la urgencia?
Gran parte del pueblo argentino rechazó esta propuesta en las urnas. Otra gran parte, la eligió creyendo en un futuro promisorio del que cada artículo del DNU los aleja más. En el campo nacional y popular nos debemos profundas transformaciones para poder volver a representar a los argentinos y argentinas, que desean y luchan cada día por vivir mejor.
Que cada organización, gremio, centro de estudiantes, club o sociedad de fomento rechace este avance sobre los derechos. Que cada argentina y argentino que se sienta estafado en su voto se organice para que en la resistencia se construya el futuro común de un país que no se vende. En cada barrio, en cada escuela, en cada pueblo, todos los días, comunidad organizada.
Que vengan las fuerzas del cielo, nosotros estaremos siempre con las fuerzas del pueblo.