Es de madrugada, apenas las 3. De pronto un crujido. Un crujido en la pantalla enfrente mío, la pantalla que siempre ocupan los algoritmos que vienen a hablar por mí. Es como para creer en fantasmas pero ese mensaje materializado no tiene nada de fantasmal. Tan extraña ha sido su aparición pero volví a mirarlo y no sé por qué, me sentí raramente reconfortado. La pantalla decía “¿Estás mirando El Eternauta? (...) Seguimos buscando a los nietos/nietas de Héctor Germán Oesterheld y Elsa Sánchez”.