
Anabella Lucardi tiene 26 años y nació en la Ciudad de Buenos Aires. Se crió en una casa en el barrio de Caballito, junto con sus padres y tres hermanas.
En su adolescencia, Anabella comenzó a participar activamente del centro de estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires. Eran épocas del repudio a la Ley Federal de Educación que había sancionado el menemismo años antes y de los recortes presupuestarios a la educación pública por parte del gobierno de la Alianza durante el 2000. Durante esos años difíciles, junto con sus compañeros de colegio, pelearon por el boleto estudiantil y participaron de las movilizaciones que convocaban los movimientos sociales para reclamar trabajo y dignidad.
En el 2002 terminó el secundario y se decidió a estudiar abogacía en la Universidad de Buenos Aires, convencida que, como dijo Evita: donde hay una necesidad, nace un derecho, y que la Justicia es una herramienta para hacer efectivos los derechos de los más vulnerables.
Ya en la Facultad, Anabella comenzó a militar en NBI, una agrupación que años más tarde se fundiría en La Cámpora. Desde allí militó para que los jóvenes volvieran a creer en la política como herramienta de transformación, y se formaran como futuros abogados comprometidos con las necesidades del pueblo. Es por esto que en el 2004 se sumó al trabajo comunitario en la Villa 20 de Lugano, y participó de la Asesoría Jurídica Gratuita del comedor “La Escuelitaˮ. Esta experiencia la marcó profundamente porque si bien la Argentina no era la misma a partir del 2003, el Proyecto Nacional que lideraba Néstor Kirchner tenía la enorme tarea de reconstruir el país después de una década de neoliberalismo que había sumido en la pobreza a miles de millones de argentinos y el sur de la Ciudad de Buenos Aires era testigo fiel de todas las transformaciones que había que realizar.
Unos años después, en el 2007, diversos grupos de compañeros con distintas experiencias de militancia, todas ellas unidas por lazos comunes le dieron forma a La Cámpora. A Anabella le tocó militar en el frente estudiantil con la tarea de multiplicar la militancia por el Proyecto Nacional en las Universidades.
Se recibió en el año 2008, en esos días nuestra Presidenta libraba una de las batallas más importantes contra las corporaciones económicas y demostraba, como lo hizo muchas veces más, que el Proyecto que comenzó Néstor iba en camino de profundizarse para lograr una Argentina más justa e igualitaria.
Hoy en día tiene la hermosa tarea de hacer crecer a La Cámpora en todas las Universidades del país. Ella cree que “la Universidad que necesita nuestra Argentina hoy tiene que privilegiar la consolidación de un pensamiento Nacional y Latinoamericano, la articulación de las necesidades y problemas sociales y económicos con la producción científica y técnica y, en definitiva, promover que la formación universitaria se encuentre en consonancia con el desarrollo productivo, económico, social y cultural de la Argentinaˮ.
Anabella está convencida que militar políticamente es la mejor decisión que pueden tomar los jóvenes para sostener en los hechos y todos los días el legado de Néstor y está orgullosa de ser una militante de la organización juvenil que expresa con pasión y compromiso el amor al pueblo.
Cuando le toca transmitir lo que siente todos los días, cuenta que “como estudiantes universitarios y militantes, nos inspiramos profundamente en el ejemplo de Néstor y Cristina, quienes en su juventud también fueron militantes universitarios, y hacemos nuestro aporte, desde la militancia y desde la Universidad, para seguir profundizando este sueño que le devolvió la esperanza y la alegría a millones de argentinosˮ.