Luchador incansable, el Mono forjó su militancia durante el peronismo y no dejó de bancar ni siquiera en los años más oscuros de nuestro país.
Hizo de la justicia social su faro, de la memoria, la verdad y la justicia sus pilares y de la alegría su bandera.
Marcó a todos los compañeros con los que se cruzó y dejó en todos nosotros un aprendizaje: las convicciones no caducan y la juventud está en el corazón.
Militó cada espacio con alegría y los ideales de los 30 mil. El mono formó parte de aquella generación diezmada de la que nos hablaba Néstor y se encargó cada día de mostrarle el camino a las nuevas generaciones.
í‰l, como todos nosotros, resistió el macrismo y festejó como nunca el último 10 de diciembre.
Es inevitable sentir tristeza al despedirlo pero lo vamos a recordar siempre con una sonrisa y con las banderas bien altas.