El jefe de la fuerza designado por Horacio Rodríguez Larreta -y que ejerce de hecho el cargo desde abril de 2017- ocupa puestos jerárquicos en la institución responsable del esquema represivo que el gobierno ejecuta desde comienzos del año pasado para amortiguar el creciente e inocultable descontento social.
Kevorkian intervino en la razzia que se realizó en contra un grupo de mujeres en el cierre de la movilización del Ni Una Menos el 8 de marzo, en la cacería desplegada en los alrededores de la Plaza de Mayo luego de la concentración y acto por la aparición con vida de Santiago Maldonado el 1 de septiembre, y en las brutales represiones en los alrededores del Congreso a las manifestaciones en contra de la reforma previsional.
En estos sucesos hubo decenas de detenciones arbitrarias, uso desmedido de la fuerza, y complicidad con sectores del poder judicial para el armado de causas falsas. El objetivo del Gobierno fue y sigue siendo amedrentar a las organizaciones y a los/as ciudadanos/as para que no se movilicen contra el saqueo oficial.
En este marco, la legisladora porteña Paula Penacca afirmó: “A poco más de un año de su implementación, la ‘nueva’ policía tiene todos los defectos de la vieja metropolitana y no cumple con casi ninguno de los preceptos de una fuerza de seguridad moderna, democrática y respetuosa de los derechos de todos y todas”. Asimismo, recordó que Kervokian “se hizo cargo de la conducción de la policía luego de la destitución de Potocar por una causa de corrupción”, y que bajo su mando no solo “se profundizaron las prácticas represivas que mostraron su rostro más brutal el 18 de diciembre en los alrededores del Congreso de la Nación”, sino que aparte “en los barrios de la Ciudad aumentaron los hechos delictivos y la inseguridad en general”. Por último, consideró que “más que ratificarlo en ese cargo, Rodríguez Larreta debería pedirle explicaciones y hacer una rectificación del peligroso rumbo que está tomando la política de seguridad del gobierno porteño”.
Los antecedentes de Kevorkian eran alarmantes antes de que Cambiemos llegue a la Casa Rosada: poseía un cargo jerárquico en la hoy inexistente Policía Metropolitana, cuando la fuerza de seguridad primero reprimió a militantes de la cultura y periodistas en el desalojo de la Sala Alberdi del teatro General San Martín (13/03/2013), y un mes más tarde, cuando avanzaron a los tiros y palazos dentro del hospital Borda, contra trabajadores y pacientes (27/04/2013).
Además, tiene un fuerte historial en la Policía Federal (PFA): el 25 de junio de 2005 estuvo a cargo del operativo de seguridad del partido entre Chacarita y Defensores de Belgrano que se jugó en la cancha de Huracán. Ese día, Fernando Blanco murió luego de recibir una brutal paliza por parte de la policía, hecho que puede verse en un video que circula en las redes sociales.
Con este nombramiento y en sintonía con el gobierno nacional, el Jefe de Gobierno decide profundizar el perfil represivo de su política de seguridad. De ese modo, siguen dinamitando el espíritu de la ley de seguridad porteña, votada por todas las fuerzas políticas a finales de 2016 y cuyo objetivo no es reprimir la protesta social sino garantizar la seguridad de todos los porteños y porteñas.