Compañeros y compañeras se organizaron en cada rincón de la patria profunda para estar más unidos que nunca militando por la felicidad del pueblo.
En diversas localidades, cientos de familias pudieron recuperar el valor del juego, compartir momentos alegres y afirmar la importancia de esto para el desarrollo de los más chicos.
Siguiendo la premisa de que “nada grande puede hacerse con tristezaˮ, como decía Arturo Jauretche, los militantes se pusieron el día al hombro, comprometiéndose y entendiendo que la participación activa de la comunidad es fundamental para desarrollar actividades colectivas y generar ámbitos de encuentro, que a su vez permiten tejer lazos de unidad y solidaridad, como nos siguen enseñando a diario Néstor y Cristina.