Ellos Dicen

Levántate y anda, que te lo ordena Magnetto

En otra sesión histórica en la Cámara de Diputados, se aprobó el voto a partir de los 16 años. A partir de ahora, más argentinos van a poder participar de la elección de nuestros representantes y el destino de nuestro paí­s. Más democracia, de verdad.

Fue muy curioso ver a los diputados que se oponen a todo lo que haga Cristina levantarse como robotitos justo antes de votar “ofendidosˮ por el discurso del compañero Cuervo Larroque. ¿Acaso el tan mentado “debate parlamentarioˮ no es para escuchar todas las posiciones? ¿Qué es esto de que si no me gusta lo que decí­s o cómo lo decí­s no voto lo que dije que iba a votar? Si están de acuerdo con un proyecto de ley, ¿qué tiene que ver lo que diga un diputado de otro bloque? ¿Qué pasarí­a si los diputados del Frente Para la Victoria se levantaran cada vez que alguien insulta groseramente a la presidenta de los argentinos?

La respuesta a estas preguntas es que los diputados opositores, elegidos por el pueblo pero conducidos por un empresario, se levantaron porque en realidad no quieren que los jóvenes voten. Porque esa de que “yo iba a votar pero como me faltaste el respeto, leroleroˮ, no se la come ni un pibe ya no de 16 sino de 5 años.

Sacaron uncomunicado los de Liebres del Surf, parte del FAP, expertos en el arte de ver cómo quedar bien parados sin hacer polí­tica. La zafan, la pilotean, la surfean, saltando de un lado a otro del arco ideológico para ver cómo garantizar su supervivencia, algún carguito, alguna banca.

Dicen las Liebres del Surf que “semejante falta de respeto y catarata de chicanas e insultos motivo que la oposición dejara el recinto. Poniendo en riesgo la votaciónˮ. ¿Es un chiste? ¿Quién lo pone en riesgo? ¿Un diputado que habla sentado en su banca o los que se paran y se van?

El comunicado sigue haciendo una insólita defensa de la capacidad de gestión del partido radical que no pudo terminar ningún mandato, del PRO que penaliza la polí­tica en los secundarios y del gobierno socialista de Santa Fe que tení­a como jefe de la policí­a a un narcotraficante.

Ofendidos porque un diputado les dijera lo que ya sabe todo el pueblo, en lugar de desmentir que fueran esclavos de las corporaciones, siguen acatando mecánicamente la lisérgica agenda de Clarí­n: “Larroque ya habí­a demostrado que poco le importaban los argumentos, cuando encabezó con La Cámpora el desalojo de la comunidad Qom de la Avenida 9 de Julioˮ.

Lo cierto es que terminó pasando lo que tení­a que pasar. Los que estaban a favor de que los pibes de 16 años puedan votar, votaron a favor del proyecto. Y los que se oponí­an a ampliar la base democrática, se levantaron y no votaron.

Lo mismo pasó con tantas otras leyes tan importantes para los argentinos como la nacionalización de YPF. Para la tele, hermosos discursos, pero excusas al momento de levantar la mano. Si el Señor Magnetto no quiere, los señoritos diputados no votan.

Si en sus discursos se cansaron de decir que a los pibes los iban a comprar con drogas, que son un “mercadoˮ y no parte del pueblo, que son brutos, que son “adoctrinablesˮ, ¿por qué tenemos que creerles que querí­an votar por la ampliación de derechos si no les “faltaban el respeto con un discursoˮ? ¿Cuántos opositores se cansaron de decir que no estaba bien darle derecho a voto porque no terminaban los estudios o porque no tení­an suficiente plata? ¿Qué diferencia hay entre eso y el voto calificado?

El miércoles pasado quedará en la historia de nuestra democracia. Como el dí­a de la ley Sáenz Peña y como el del voto femenino. En las tres jornadas hubieron quienes impulsaron, defendieron y votaron por la ampliación de derechos para los que no los tení­an. Y también hubieron los que no.

Portada
Ante el ajuste de Milei, más organización y construcción de nuevos desafíos para defender y mejorar la educación pública.
Portada
Las Universidades Nacionales de la Argentina atraviesan una situación inédita en la historia: el presupuesto no alcanza para hacer frente a los pagos necesarios para mantenerlas abiertas, corriendo el riesgo de que millones de estudiantes se queden sin estudios, mientras que miles de docentes y no docentes están sufriendo un ajuste brutal en sus ingresos y ven peligrar sus fuentes de trabajo, de las que dependen miles de familias argentinas.