Cristina es la mujer que representa el proyecto político que tuvo el coraje y la decisión de ponerle voz a la injusticia y desigualdad de género, mediante la inclusión y ampliación de derechos que permitieron el empoderamiento de millones de mujeres y de la comunidad LGTIB+.
Cristina es la mujer que siempre, sin importar a quién deba enfrentarse, pone el cuerpo y el alma por su pueblo, a costa de recibir en su contra todo tipo de ataques, agravios y falsas acusaciones.
Eso les molesta. Que hagan lo que hagan, ella sigue siempre de pie, sin dejar las convicciones en la puerta de ningún despacho, canal de televisión o tribunal de justicia.
Está claro. Los discursos y expresiones de odio permanente que recibe se deben a lo que hizo por nosotras y nosotres, por el conjunto del pueblo argentino.
El ataque a su oficina en el Congreso de la Nación, afiches difamatorios, constantes agresiones en los medios hegemónicos de comunicación, etc, etc, etc.
Nada es casual, mucho menos el acto vandálico suscitado hoy en Río Gallegos a pocas horas de que -una mujer- proponga una solución de pago ante la deuda más grande de la historia generada por Mauricio Macri con complicidad del FMI.
La estatua vandalizada se encuentra emplazada en la costanera de Río Gallegos y forma parte del Paseo de los Presidentes de la Democracia. La de Cristina, dos veces electa presidenta de la Nación por millones de argentinas y argentinos, es la única que fue atacada. La única mujer. Actualmente a cargo de la vicepresidencia, ha recibido ataques constantes por defender y representar a las mayorías y por ser la principal referenta del Proyecto Nacional, Popular, democrático y feminista en nuestro país.
Este ataque se enmarca en manifestaciones de odio que se han tornado recurrentes y se incrementaron en los últimos días. No se trata de un hecho aislado sino de la sistematización de acciones, surgida de los discursos reiterados de manera irresponsable por un sector de la dirigencia política y de medios de comunicación corporativos que reproducen los mismos en el marco de una sociedad patriarcal.
Mal que les pese, en cada ataque de odio, en cada expresión de resentimiento y cobardía, nos hacemos más fuertes. Lo demostramos el pasado 24 de marzo marchando con memoria, amor, convicción y la alegría con la que construimos cada día en cada barrio de nuestra amada Argentina para intentar mejorar siempre un poco más la vida de nuestras vecinas y vecinos.
Lo aprendimos de Néstor y de Cristina. Aprendimos también a no tener miedo, ni a las corporaciones económicas, judiciales y mediáticas, ni al odio patriarcal que estas reproducen y defienden.
A responder a cada ataque con más militancia, con más mujeres incomodando en política. Por eso, repudiamos enérgicamente y pedimos se investiguen estos nuevos y cobardes actos de violencia expresados contra la estatua de la actual Vicepresidenta de la Nación, emplazada en la Plaza la República de Río Gallegos.
Y seguiremos militando, como siempre y más que nunca, hasta que todo sea como lo soñamos.
Si la tocan a Cristina, nos tocan a todas. Todo con Cristina, nada sin Ella.
Junto a nuestra compañera Cristina, siempre.