Economí­a

No se salva ni la leche

La crisis socioeconómica desencadenada por el gobierno de Mauricio Macri, también afecta la situación nutricional de nuestros compatriotas, fundamentalmente nuestros pibes y pibas. El consumo de leche cayó y, a raí­z del aumento de su precio, está siendo reemplazada en góndolas y hogares por alimentos de menor calidad.

Excusados en razones climáticas, las grandes cadenas de supermercados comenzaron a restringir la compra de las leches más económicas enmarcadas dentro de la polí­tica pública de Precios Cuidados, al tiempo que aparecieron en las góndolas alimentos a base de leche de peor calidad nutricional.

El aumento del desempleo y el descenso del poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras a raí­z de una polí­tica de redistribución negativa de los ingresos, generan barreras de acceso a los alimentos nutritivos.

En este sentido, el aumento en el precio de los alimentos saludables (frutas, verduras, lácteos y carnes) obliga a las familias a reemplazarlos por alimentos de peor calidad nutricional. Tal es el caso de la leche fluida, alimento fundamental en una dieta saludable, sobre todo para niños y niñas.

Durante el 2018, la leche presentó un aumento promedio del 37,8%, generando una baja en el consumo de 10,75% desde el 2015, según datos de la Dirección Nacional Láctea de la Secretarí­a de Agroindustria. Los productos lácteos en general, acumulan un 170% de aumento de precio desde que asumió Mauricio Macri; reveló el Observatorio de Polí­ticas Públicas de la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda).

El consumo de productos a base de leche, con precios significativamente más bajos, “impacta en la salud de la población al privarla de la ingesta de ingredientes necesarios para la salud que, a diferencia de la leche, no están contenidos en estos alimentos lácteos alternativos. Estos productos “sustitutosˮ de la leche se venden a un precio más económico en la góndola, pero no aportan la misma cantidad de un nutriente esencial como es la proteí­na de alto valor biológico, como la que se encuentra en la leche. Es decir, son más baratos porque nutren menosˮ, reveló un informe de la Fundación Soberaní­a Sanitaria.

La ingesta de alimentos de baja calidad nutricional, tiene entre sus consecuencias el aumento de la desnutrición, la cual influye sobre el 45% de la mortalidad infantil en menores de 5 años. El retraso en el crecimiento durante la gestación y la infancia es considerado uno de los principales problemas de salud pública por afectar el potencial de desarrollo de las personas y sociedades. De este modo, no es posible alcanzar un crecimiento y desarrollo completo, exponiendo una de las principales expresiones de la desigualdad y la inequidad.

Asimismo, si se pierden los aportes de hierro de los productos lácteos de buena calidad, que suelen estar enriquecidos con nutrientes, puede empeorar aún más la anemia que hoy en dí­a afecta al 18,6% de las mujeres en edad entre 15 y 49 años.  

En paralelo, es de destacar la crisis que atraviesa la industria láctea, donde la mayorí­a de las grandes marcas se encuentran atravesando situaciones de crisis. Tal es el caso de Verónica, SanCor, Ilolay, La Serení­sima y La Suipachense; quienes cerraron fábricas, suspendieron y despidieron  trabajadores y trabajadoras.

Del mismo modo, el informe de la UNDAV revela que el sector lácteo registra una caí­da de la producción del 12,7% en el acumulado de los últimos 3 años, por lo que la cantidad de tambos se redujeron un 8,1% en tres años, destruyéndose aproximadamente 1400 empleos. Sólo durante 2018, cerraron 775.

En contraposición, en 2018 se sucedió un récord histórico de consumo de yerba mate, aumentando en 2 millones de kilos en comparación con el 2017. Es imprescindible revertir este proceso socioeconómico, para que nuestros pibes y pibas puedan tener un futuro digno con más leche fresca y menos mate cocido.

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