Economí­a

Cristina: “Siguen regalando impuestos a los que más tienen”

Intervención de Cristina Fernández de Kirchner en el debate sobre Presupuesto 2018 y Reforma Tributaria en el Senado de la Nación.

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Sí­ señora presidenta, creo que en todas las intervenciones, aletea la idea de, ¿a quién favorece esto? En definitiva me parece que cuando uno está discutiendo impuestos, aprobar impuestos, modificar impuestos, modificar asignaciones de impuestos, no es tan complejo ni tan ideológico. Es ideológico tal vez, al momento que uno decide a quién va a desgravar, a quién va a sacar, a quién va a imponer. Pero una vez que enví­an al Parlamento el proyecto donde se establece que, por ejemplo, se va a desfinanciar la ANSES porque no le va a alcanzar a cubrir con la asignación del impuesto al cheque con lo que, por otra parte, se le retira fundamentalmente también el tema de la reducción que se hace de las contribuciones patronales. Usted sabe que las contribuciones patronales a diferencia del resto de los impuestos son el cien por cien para el sistema de seguridad social. Así­ que la reducción de las mismas no ofrece ninguna duda a nadie. Estamos desfinanciando la ANSES. ¿A favor de quién? De los empresarios. Pequeños empresarios, medianos empresarios, grandes empresarios. Lo cierto es que esta disminución a las PyMEs no las favorece en absoluto. Si una PyME tuviera que pedirle al Parlamento o al presidente que le rebajen una contribución patronal o que le garanticen mercado interno para ganar dinero y garanticen buenos salarios para inyectar a la demanda; estoy convencida que las Pymes masivamente (lo dicen además en sus pronunciamientos empresariales) optarí­an por elegir, no las contribuciones patronales, sino mantenimiento de mercado interno, demanda, etcétera.

Posiblemente para empresas de más de dos mil, tres mil trabajadores, sí­ sea importante la contribución patronal, reducirla, porque va a aumentar su rentabilidad, lo que no va a asegurar es que genere empleo. De hecho, del año 2003 al año 2015 no se tocaron los aportes, las contribuciones patronales, y, sin embargo, se redujo la informalidad del 50 por ciento recibido al 32,7. Fue una reducción muy importante de la informalidad que además de dignificar a los trabajadores, fundamentalmente hizo crecer la economí­a. Pero si además vemos el resto de los impuestos: reducción de ganancias, posibilidad de imputar el impuesto al cheque, que no es un impuesto regresivo como alguien dijo. Los hay progresivos, los hay regresivos. í‰ste es un impuesto flat, es a la fluctuación de caja de las empresas, es de fácil percepción y actúan como agente de retención los bancos. Es cierto que se creó en el año 2001, durante el gobierno de la primera Alianza y de la gestión del doctor Cavallo, pero en realidad se viene posponiendo su eliminación porque no hay impuesto sustitutivo del mismo por lo menos pergeñado e ideado hasta ahora. Así­ que es muy simple, hay que sumar o restar el 1.5 por ciento del PBI que el Estado renuncia a percibir en concepto de impuestos. Que también es contradictorio con presentar al déficit fiscal como el problema más importante. Porque realmente no se explica cómo el déficit fiscal es conceptuado como el tema más importante pero al mismo tiempo se renuncia a percibir impuestos en favor de los sectores más concentrados y más favorecidos y al mismo tiempo se le retiene 100 mil millones de pesos a los sectores más vulnerables a partir del cambio de fórmula de movilidad jubilatoria, que era aplicable a 17 millones de personas. Estas cosas son objetivas. Es ideológico decidir a quién le voy a sacar plata y a quién se la voy a poner. Pero una vez que esto queda consagrado en la letra de una reforma impositiva es fácil determinar que es una transferencia de ingresos. Porque los impuestos son eso. Los impuestos son transferencia de ingresos que el Estado hace a través de la iniciativa del Poder Ejecutivo o no, o del Parlamento, para beneficiar un proceso de distribución o para, tal vez con buenas intenciones, por qué dudarlo, creer que de esta manera va a incentivar el crecimiento de la economí­a. Todo esto estarí­a fantástico si estuviéramos viendo todas estas cosas por primera vez.

Alguien se molestó recién porque las diputadas que informaron y algunos otros legisladores hablaron de los años noventa. Miren, yo fui Senadora la primera vez, asumí­ como Senadora acá el 10 de diciembre de 1995. El gobierno de entonces acababa de ganar las elecciones, Kirchner entonces era gobernador en la provincia de Santa Cruz, iniciaba su segunda gestión. A esa altura, los gobernadores de la República Argentina ya habí­an firmado dos pactos fiscales, uno en agosto de 1992. Ese Kirchner lo firmó, lo firmó a los pocos meses de asumir como gobernador el 10 de diciembre de 1991. Ahí­ se establecí­a una de las reformas estructurales que han contribuido al desfinanciamiento histórico de las provincias argentinas: la transferencia de los servicios sanitarios y de salud, servicios básicos de vivienda, de agua a las provincias; sin los recursos correspondientes. Usted me dirá, ¿y para qué lo firmaron? Y bueno señora presidenta, porque en ese momento estábamos saliendo de lo traumático, de lo que habí­a sido el final del presidente Alfonsí­n. Lo traumático que habí­a sido la hiperinflación. Yo cuando hablan de las crisis digo que ninguna de las crisis en Argentina ha sido igual. Yo he presenciado como militante y como dirigente que participaba de la vida activa polí­tica pública de dos. La crisis de la hí­per, donde Kirchner era intendente de la ciudad de Rí­o Gallegos. Yo he visto pelearse en un supermercado en Rí­o Gallegos con el repositor por ver quién llegaba primero a agarrar la mercaderí­a sin que se la remarcaran de vuelta por segunda, tercera o cuarta vez en el dí­a. Fue muy traumático, muy traumático para la sociedad argentina. Recuerdo que desde la Intendencia salimos a organizar a las juventudes polí­ticas argentinas a los efectos, por cierto, de cubrir lo que era inmanejable. Era inmanejable. Y se firmó el pacto del 91 y después vino el del 93 y ya el del 93 Kirchner no lo firmó. Se negó a firmarlo. Porque decí­a que se quedaban con recursos de las provincias y además porque se habí­a evidenciado que el acuerdo del primer pacto no habí­a sido bueno. El del 93 se llamaba Pacto por el crecimiento, el empleo y la productividad. Son las tres palabras que se emplean en este mismo consenso fiscal que se está firmando hoy. Y se comprometí­an a las mismas cosas: reducción de impuestos de ingresos brutos, reducción de sellos. Nunca fue cumplido por ninguna provincia argentina, señora presidenta. Y no porque los gobernadores eran incumplidores seriales como alguien los calificó, sino por una razón mucho más sencilla y terrenal: estos ingresos constituyen para muchas provincias argentinas la mayor fuente de recursos. De hecho si uno mira la estructura impositiva de la Argentina, va a advertir que los ingresos brutos y sellos y otros impuestos de carácter provincial, significan el cuatro por ciento del PBI nacional y los impuestos sobre la propiedad en las provincias representan el 1.1 por ciento, mientras que los impuestos a la propiedad a nivel nacional solamente representan el 0.3. Algunos van a cambiar ingresos brutos y van a gravar más inmuebles, otros van a hacer otro tipo de combos. En definitiva, lo terminan pagando siempre las provincias y las provincias no van a poder disminuir su carga impositiva general y total porque se quedan sin recursos. ¿Por qué firmaron esto? Algunos hablan de, decí­an recién un Senador. ¿Cómo se puede despreciar que veintitres gobernadores firmaron? Todos saben porque firmaron los veintitrés gobernadores, señora presidenta, señores Senadores. Dos dí­as antes de la reunión que los gobernadores debí­an realizar en el CPI donde, me consta, la mayorí­a no estaba de acuerdo. Apareció en los diarios una foto de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires y del presidente de la Corte con motivo que el juicio de la provincia de Buenos Aires habí­a establecido por el tema del Fondo del Conurbano. Justo. Hay que reconocer que además tampoco es el problema del fondo del conurbano. El problema de la provincia de Buenos Aires es cuando pierde entre cinco y seis y ocho puntos de coparticipación en 1983, 1984 creo que fue la reforma de coparticipación. Allí­ el gobierno de Armendaris pierde entre 6 y 8 puntos de coparticipación que la provincia nunca logra recuperar y que luego se trata de suplir con el Fondo del Conurbano Bonaerense. Que habí­a que atender el descalce de la provincia de Buenos Aires, sin lugar a dudas. Era necesario. Ahora, ¿esto no ameritaba que se sentaran sin extorsiones? Porque debo decirle, señora presidenta, señores legisladores, aquellos que tienen dudas de por qué firmaron los veintitrés gobernadores, que a esa reunión en el CFI llegó el señor Ministro del Interior y cuando algunos gobernadores le manifestaron que   no estaban de acuerdo con lo que proponí­an, les dijo ” ¿vieron la foto que salió en el diario? Mejor que arreglen, porque sino la Corte está por darle la razón a la Provincia de Buenos Aires”. í‰sta es la razón por la que los gobernadores tuvieron terror, señora presidenta, porque significaban miles de millones de pesos para algunas provincias que les descontaban, que le detraí­an si ese fallo salí­a de esa manera. Conducta bastante poco institucional, por cierto, la del presidente de la Corte porque está visto que por la propia doctrina de la Corte no podrí­a nunca reunirse ningún miembro de la Corte con parte de un juicio si no están presentes las otras. Pero bueno.

Esto son las cosas que están pasando con el Poder Judicial, las Instituciones y la Corte en la República Argentina. Todo hace juego con todo. Con lo cual no hubo libre albedrí­o, señora presidenta, para firmar este consenso. Muchos gobernadores, gobernadoras, tienen severos problemas de que no pueden pagar los sueldos, que no les alcanzan los recursos y dependen del giro que les hace el gobierno nacional a las provincias. Entonces, digo yo, señora presidenta, por qué se insiste. Me acuerdo también que en el año 94 Cavallo decidió bajar los aportes patronales, las contribuciones. Los aportes patronales, bien digo, las contribuciones de los empresarios, con el pretexto de generar empleo. Cuando las bajó, el empleo era de un dí­gito, terminó en dos dí­gitos y terminó en la hí­per desocupación que recibió en el 2003 el presidente Kirchner. Digo que esto no significa que estuviera todo maravilloso en el paí­s en el 2015 pero, digo sí­, que habí­a problemas que hoy están mucho más agravados como el déficit fiscal y que lo siguen agravando porque siguen regalando impuestos a los que más tienen. Es incomprensible. Es incomprensible que ustedes hayan tratado el año pasado la reparación histórica y hoy digan que hay déficit previsional, que no lo habí­a tampoco en el 2015. Habí­a superávit en el ANSES, con los números del propio gobierno. Y digo yo, si era tan grave la situación del ANSES, ¿qué sentido tiene la reparación histórica? Que de reparación tuvo poco y de histórica, nada, que hicieron el año pasado. Tal vez, si querí­an presentar una ley de blanqueo, ¿No hubiera sido más sincero y más sensato en términos económicos sin necesidad de comprometer el patrimonio de la ANSES? Lo hicieron. ¿Por qué? Porque lo que se está buscando, me parece, es que cuando se tenga que discutir en 2019 o en 2020 el régimen previsional, presentar una ANSES quebrada, una ANSES sin recursos. Para que todos digan, todos hablen. Porque hay una cosa que también me impresiona mucho, déjenme también decirle, presidenta, a usted y a todos los colegas. Si bajara un marciano y nos escuchara hablar a todos dirí­a, “pobre gobierno, éste no saca nad”. Y después aparece todo aprobado, yo creo que esto debe ser revisado porque yo no creo que la gobernabilidad sea decir a todo que sí­. También fui Senadora en el 2001. Volví­ a esta Cámara, ¿sabe cuándo? Me fui en el 97 para Diputados. Siempre fui Peronista, pero la verdad que no le vote casi nada al gobierno de los 90. Es más, me enfrenté. A mí­ me expulsaron de este bloque en el 97 por no querer votar lo que querí­a el oficialismo. Y en el 98 enfrente, en Diputados, voté en contra de la reforma laboral. No solamente voté en contra de la reforma laboral, estuvieron un mes, señora presidenta, sin tener quórum, señora presidenta, porque cuatro diputados, cinco, no le dábamos quórum. O sea, el hecho de una identidad polí­tica no necesariamente conlleva a tener una identidad con determinadas polí­ticas que claramente fueron neoliberales. En un momento, debo decir, que el neoliberalismo estaba en auge en el mundo y ya era cuestionado. Se habí­a caí­do el nuevo gobierno que se inició en el 89. Tení­a el panorama nacional de una sociedad traumatizada por la hiperinflación, la caí­da del muro de Berlí­n, parecí­a que la historia se habí­a acabado. E inclusive muchí­simos dirigentes de mi partido que habí­an militado en la renovación, que eran peronistas por así­ decirlo, terminaron o sucumbieron a lo que fue, lo que popularmente se conoció, como la década de los 90 o si le gusta el menemismo. Pongámosle. Así­ como hablan de kirchnerismo, hablan de menemismo. Pero la verdad que no formé parte de eso y no por eso dejé de ser peronista, ni me fui de ningún partido, ni nada. Por lo tanto creo que este tipo de discusiones no sirve. Porque sí­ coincido con el Senador Solanas, que hay cosas que hay que discutir en serio en la República Argentina. Una de ellas es, para mí­ criterio y la experiencia que hemos tenido en doce años y medio de gestión, el tema de la restricción externa. El tema del dólar, de una economí­a bimonetaria que además está vinculada con otro problema estructural de la Argentina en materia económica que es la inflación. La inflación no es como decí­an ustedes cuando eran oposición que era porque emití­amos o habí­a consumo desenfrenado. Yo la escuché a usted y algún otro dirigente decir: y no sé que la gente creí­a que podí­a tener un celular, un televisor y salir de vacaciones y tener un auto. No era ese el motivo de la inflación, señora presidenta. Hoy nadie consume nada, se seca la plaza a través de las Lebacs y la inflación sigue. Quiere decir que la inflación es un fenómeno multicausal, de profunda raigambre cultural en una economí­a bimonetaria, donde se piensa en dólares. Donde los precios de los departamentos, de las casass son en dólares y donde no pasa lo mismo en ningún paí­s de Latinoamérica. Si nosotros no resolvemos el sistema de la restricción externa y de una estructura monetaria, bimonetaria, no hay salida. Y esto hay que discutirlo en serio. Ahora, que este sea el camino que ustedes están proponiendo, que va a mejorar las cosas, no. La única duda que me queda de todo esto es si, porque me cuesta mucho pensar y creer que gente que tenga una determinada experiencia pueda pensar que lo que no dio resultado en los 90, ahora va a dar resultado. En un mundo mucho más complejo que el neoliberalismo de los años 90 donde le reitero, habí­a el consenso de Washington, era algo muy articulado, habí­a caí­do   el muro de Berlí­n, parecí­a que la historia se habí­a acabado pero resulta que ahora han vuelto a surgir los proteccionismos. Ahí­ vemos a Estados Unidos de vuelta absorbiendo capitales para ellos.   Ahí­ lo vemos a Inglaterra con el Brexit, ahí­ la vemos a Alemania. O sea, han surgido de vuelta los movimientos proteccionistas. De vuelta cuando la economí­a no da resultado, surgen siempre los nacionalismos, en todas partes. Con lo cual estamos a contramano. O sea, lo veo a contramano también señora presidenta. Por eso digo que yo creo que ustedes pueden seguir con esto porque nosotras le dejamos (y esto creo que no lo puede discutir nadie) el nivel de endeudamiento externo más bajo que haya recibido un gobierno de la democracia. Alfonsí­n recibió el gobierno con el terrible flagelo del endeudamiento, de la deuda externa contraí­da por la dictadura militar, que fue creo, si mal no recuerdo, a ver alguno que me corrija, 78 mil millones de dólares. Bueno, mire lo vertiginoso. Estuvieron seis años para endeudarse, haciendo eso. Miren lo vertiginoso del endeudamiento de estos dos años que ya supera el de la dictadura militar. ¿Cómo recibió Menem el paí­s? Bueno con la hí­per, con la crisis de la deuda. ¿Cómo lo recibió de La Rua? Con la convertibilidad y con el paí­s explotado. Y cuando Adolfo Rodrí­guez Saá se tuvo que hacer cargo del gobierno, se lo acusa de haber defaulteado la deuda. í‰l no defaulteó la deuda. La deuda se habí­a defaulteado hací­a rato, no se podí­a pagar. Recibimos un paí­s en el año 2003 con el default de deuda soberana más importante, no de la Argentina, del mundo. Y le entregamos a la gestión de Cambiemos en diciembre de 2015 un paí­s desendeudado, con el nivel más bajo de porcentaje de endeudamiento en moneda dura, tanto en   privado como en público. No lo puede discutir nadie. Están ahí­ los números. Por eso ustedes. por eso tenemos a Caputo con el festival de deuda externa por todos lados. Porque los giles que fuimos nosotros pagamos con recursos propios, no propios nuestros, propios de los argentinos, la deuda. Porque la restricción de la deuda externa ha sido el gran karma de la economí­a argentina desde Bernardino Rivadavia para acá. Costó un Perú. Y la verdad, señora presidenta, que me preocupa mucho que se desperdicie esa reforma estructural, económica, importante que era el desendeudamiento. Crecí­ en la militancia hablando de la deuda externa y contra el Fondo Monetario Internacional y dentro de poco vamos a estar igual.

¿Si va a ser igual que la crisis del 2001? Yo no creo, no hay ninguna crisis igual a la otra. Yo le relataba lo que habí­a pasado en el 89 cuando estaba en Rí­o Gallegos, le puedo relatar lo que pasó acá en el 2001 porque estaba sentada en esa banca. Y Alfonsí­n estaba sentado ahí­ donde está la Senadora de Salta. Salió él de acá con el presidente del bloque radical a pedirle la renuncia a De la Rúa. Me lo dijo a mí­. Esa noche cuando volvimos, no podí­amos salir de esta cámara. Estaba rodeado el Parlamento, estuvimos con Alfonsí­n hasta las doce de la noche comiendo en el restaurant. Cuando salimos a oscuras, por Combate de los Pozos, la gente de los edificios de enfrente nos tiraban ollas, cacerolas, ladrillos, cuchillos, lo que viniera señora presidenta. Y no era que te decí­an “ahí­ está Alfonsí­n, ahí­ está Cristina”. No veí­an. Se veí­a gente que salí­a del Parlamento y se subí­a a autos y revoleaban todo. A Maqueda, que era Senador en esta casa, actual miembro de la Corte, le fracturaron en la calle una costilla. No porque lo identificaron como Senador, no porque salí­a con corbata del Parlamento. Ese Parlamento estaba sitiado. Los polí­ticos estaban sitiados, nadie diferenciaba si eran polí­ticos que se habí­an opuesto a Menem, si la gente le habí­a votado a Menem. Cuando la gente se pudre, se pudre en serio. Si me dicen que puede haber otra crisis de esas caracterí­sticas, no, no creo. Fue una crisis caracterizada por la apropiación de los recursos y los depósitos a plazos fijos y dólares de la clase media. Para eso habí­amos votado, no habí­amos votado, nosotros en contra, 28 millones de leyes. Mire esto que ustedes están haciendo con los jubilados dentro de unos meses no les va a alcanzar. Yo formé parte del Parlamento que estuvo en contra de la detracción, del descuento del 13% a jubilados y empleados del sector público. Sí­, Machinea, a principios del 2000 cuando recién empezó el gobierno de la Alianza, planteó que la solución era la austeridad. Vamos a descontar el 13%. Al año siguientea se habí­a esfumado ese 13% y se seguí­an votando leyes. Por eso digo que. la otra cosa que se me ocurre es cómo gente tan inteligente puede pensar que haciendo lo mismo va a tener resultados diferentes entonces ahí­, me empiezo a preocupar. Sí­, ya voy a redondear. Ahí­ me pongo y me preocupo porque dijo algo el Senador Fuentes y que habló de crueldad y entonces cuando escucho decir que el objetivo es que haya pobreza cero y el combate con la pobreza y veo, por ejemplo, lo que pasó con los créditos Argenta. Este año supe que Senadores se opusieron a los créditos Argenta para los jubilados. Y tení­an razón en oponerse. Luego el presidente los sacó por DNU. La verdad que los felicito a los que se opusieron.

Yo quiero darle algunos números señora presidenta. Entre julio del 2017, unos dí­as antes de las primeras elecciones, de las PASO, hasta las elecciones del 22 de octubre, Argenta dio 2.592.411 créditos, 1134242 créditos fueron para AUH. Se daban entre 3 mil por un hijo a un año por cada hijo o 5 mil a dos años, 485588 préstamos. Estos son todos informes de la ANSES a noviembre, de pensiones nacionales no contributivas y la prestación universal creada por la reparación histórica. O sea, los sectores más vulnerables, endeudaron a los sectores más vulnerables. 259195 créditos. Un cuarto de millón de familias de argentinos para los trabajadores en relación de dependencia registrados formalmente a través del sistema de asignaciones familiares y 713386 jubilados que el sistema de pasividades normales y regulares. Ese dinero que le dieron, se lo dieron en una tasa que oscila el 24 y el 27% y hoy le están ajustando las cuotas y ese dinero, señora presidenta, es prácticamente una parte de lo que le van a retirar por cambio de la movilidad. Mire usted que perversidad. Estoy segura que muchos de ustedes no lo deben saber. El que pergeñó esto, pergeñó un nivel de endeudamiento para los sectores más vulnerables de la República Argentina, para la AUH, para los pensionados no contributivos. Los han endeudado por un año o dos, con tasas movibles de intereses. Y al mismo tiempo les sacan la movilidad jubilatoria que les garantizaba un ingreso mejor. Entonces acá es donde dudo. Es donde dudo y digo, no, no es que no se den cuenta, es que tienen en la cabeza otro modelo de sociedad. Tienen en la cabeza una sociedad de jerarquí­as, donde los que siempre tuvieron tienen que seguir teniendo y los que nunca tuvieron tienen que seguir pisados. Porque tal vez crean que este es el modelo de disciplinamiento social para obtener más bajos salarios de los trabajadores, pero realmente es incomprensible.

Mire, un economista hizo un cálculo. Para finalizar. Ya finalizo. Un economista hizo un cálculo, estos 2590.000 préstamos a familias hubieran significado un estadio con 35 mil personas todos los dí­as, diferentes, desde julio hasta el 22 de octubre. Y si además en esos estadios diarios de 35 mil personas, cada persona recibí­a del Estado un promedio de diez mil pesos. Quiere decir que el que ideó esto sabe del efecto que tiene la demanda agregada en el movimiento de la economí­a, porque no es casualidad también que justamente en el tercer trimestre hubo un crecimiento en la economí­a que se visualizó y se veí­a más consumo. Era esto, señora presidenta. Lo pensaron electoralmente y les dio resultado. El tema es que económicamente con todas las medidas que están tomando hoy, más este endeudamiento de los sectores más vulnerables de la economí­a va a ser terrible. Alguien va a tener que pensar que vamos a hacer con estos 2.590.000 préstamos que se han otorgado a gente en condiciones de vulnerabilidad. Es perverso socialmente. Es de sociópata. Esto es de sociópatas, señora presidenta. Entonces, digo, señora presidenta, que es necesario entender que una discusión y un debate de una sociedad mejor implica no tenerle miedo a la discusión. A propósito, y para finalizar, porque me dejó muy preocupada la acepción que hizo el miembro informante acerca de discutir. Decí­a que discutir era separar, enfrentar y me fui a la Real Academia Española. Porque viniendo de un ex Ministro de Educación supuse que era correcta la acepción que él le daba a ese vocablo. Y acá voy a discutir, disipar, resolver. Bueno, discutir de acuerdo a la Real Academia Española es “dicho de dos o más personas: examinar atenta y particularmente una materia”. Esto es lo que pido, señora presidenta, que analicemos atenta y particularmente las cosas que se resuelven aquí­ adentro. Vuelvo a repetir, tenemos una responsabilidad también y un contrato electoral.

Ustedes que dijeron que no iban a hacer nada de lo que están haciendo pero nosotros que dijimos que no í­bamos a permitir eso, tenemos que tener esta responsabilidad. Yo, no me gustarí­a, señora presidenta, que volviera a suceder algún dí­a, tal vez, a lo mejor los que hoy están haciendo: pingo y negocios y se van. Ya termino. Se van y queda la dirigencia polí­tica después para hacerse cargo de todo. Pero no me gustarí­a, señora presidenta, que alguna vez tuviéramos que salir como esa noche del 19 y 20 de diciembre con el presidente Alfonsí­n por la puerta de atrás y con la gente revoleando cacerolas sobre los que salí­an de este Parlamento. Muchas gracias señora presidenta.

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