Deslegitimar el pedido de aparición con vida de Santiago Maldonado, como viene haciendo un sector oportunista, recordando que en el 2006 desaparecía López es no entender que quienes cometieron ese delito querían dar un mensaje al gobierno y al Poder Judicial, y disciplinar a los miles de testigos que tenían que declarar en los juicios de Lesa Humanidad, queriendo someternos al miedo y demostrando que de vuelta podían hacernos desaparecer.
A pesar de que todos las pistas apuntan a Miguel Echecolatz y un sector de la policía bonaerense, es poca la investigación que la Justicia pudo llevar adelante para dar una respuesta a la familia y a toda la sociedad.
Quienes pedimos justicia por Julio López desde 2006 y quienes pedimos justicia por Maldonado hoy, tenemos bien claro, qué son los delitos de lesa humanidad. Quienes se levantan con consignas oportunistas, son los que ni siquiera entienden que acá no se debate entre kirchnerismo o macrismo, si no entre la vida o la muerte.
Si miramos como los grupos económicos concentrados de comunicación tratan de construir en la imagen de Santiago un ser que se buscó terminar de esta manera, o dan crédito a las versiones mas disparatadas para distraer y proteger a Gendarmeria, a Nocetti, a la ministra de seguridad Patricia Bullrich y al propio presidente Mauricio Macri, entendemos que no les importa que pasó con Maldonado, sino salvar el costo político que Cambiemos enfrenta al no reconocer la desaparición forzosa de un ciudadano argentino. Sin esta cobertura cómplice, otro sería el escenario.
Ayer los miembros de las fuerzas que sentían amenazado su pacto de silencio y su libertad, actuaron y nos quitaron a López.
Hoy el poder económico concentrado y el autoritarismo nos quita a Santiago. La precarizacion de la democracia avanza y es responsabilidad de todos concientizar en esto.