Argentina

El FMI es Pobreza

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la pobreza llegó a 39,2%; en tanto, el nivel de indigencia fue del 8,1% en el mismo período.

Estos datos plasman una realidad que lastima en cada uno de nuestros barrios donde millones de argentinas y argentinos la pelean todos los días. Como militantes políticos, no podemos omitir el dolor, pero tampoco podemos darnos el lujo de la impotencia.  

Queda claro que el fuerte crecimiento económico de los últimos años no estuvo acompañado de una distribución de ingresos progresiva entre la población. Convive en nuestro país el crecimiento del PBI, del empleo y la actividad económica con aumento de los niveles de pobreza y pérdida de poder adquisitivo.  

“Hay que alinear los salarios y jubilaciones con los precios de los alimentos y las tarifas”, pidió Cristina en diciembre del 2020; y advirtió que la economía iba a crecer pero que debíamos trabajar para que los beneficios “no queden para tres o cuatro vivos nada más”.  

“Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda. Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad”. Se hace necesaria “una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, explicó Cristina en septiembre del 2022.  

La situación es extremadamente delicada: un endeudamiento criminal, una oposición destituyente e irresponsable, el acuerdo con el FMI y una inflación del 100% producto de las condiciones impuestas por el organismo.  

Quienes promovieron el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no le dijeron a la sociedad la verdad de lo que implicaba el mismo. Lo hemos planteado, se trata de un acuerdo inflacionario, sobre el cual solo se están pudiendo administrar las consecuencias.

Los “imprevistos” como la sequía o la guerra en Ucrania lejos de funcionar como una justificación de los malos resultados para un gobierno peronista confirman la obligación de desplegar la acción estatal con mucha más firmeza y creatividad.  

El pueblo ya no puede esperar. No hay que crecer para distribuir: hay que distribuir para crecer. No se puede seguir pidiéndole a la gente que espere.  

El aporte extraordinario a las grandes fortunas y medidas como la moratoria que permite jubilarse a más de 800.000 compatriotas son la prueba de que podemos y debemos poner al servicio del pueblo toda nuestra creatividad, coraje y decisión para que los números cierren con la gente adentro.  

Es urgente una política salarial que permita recuperar el poder adquisitivo. Desde el 2021, vemos un atraso sistemático de los ingresos. El arbitrio de la negociación paritaria, el salario estatal y la posibilidad de incrementar el Salario Mínimo Vital y Móvil son las herramientas con las que cuenta el Estado para defender el nivel de salario real y es urgente utilizarlas para defender el bolsillo de los argentinos y argentinas.

Las consecuencias de este cóctel explosivo desembocan en niveles de pobreza inaceptables. Los empresarios le vienen quitando anualmente 2 puntos adicionales del PBI a los trabajadores, por sobre los 6 puntos que ya les había transferido Macri.

Creemos que gobernar es enfrentar intereses del poder económico a favor de sectores más vulnerables.  Trabajar en medidas que den soluciones a nuestro pueblo es prioritario y urgente.  

Con el acuerdo con el FMI vigente en las condiciones actuales, estos números se van a profundizar siempre en detrimento de la gente. Queda claro que no hay posibilidad de resolver el futuro de los argentinos y argentinas si no damos vuelta la taba y rediscutimos el mismo.

No nos resignemos a qué las cosas no se pueden hacer, seamos capaces de impulsar la transformación de la realidad, trabajemos para revertir las condiciones actuales porque nuestro pueblo ya no tiene tiempo.

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