Por José Ignacio Otegui
Uno de esos hechos tuvo lugar este lunes pasado, cuando en un rincón de la ex ESMA se encontraron tirados varios muñecos de La Asombrosa Excursión de Zamba. Zamba ya había sido vilipendiado en Tecnopolis. Ahora fue el turno del padre de nuestra Patria y libertador de tres países, José de San Martín, del creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano y de dos muñecos que, aunque no son próceres, están cargados de simbolismo, como el de la Niña (la mulatita) y la Señorita Silvia, la maestra de Zamba. Justo la docente. Justo ahora.
Antes ya habían dejado de pasar el Himno Nacional Argentino a las 0 horas del 2 de abril, Día de los Veteranos y Caídos en Malvinas, luego el Presidente hizo una puesta en escena para hacer creer que entregó una ofrenda floral en el monumento a los caídos ubicado en Retiro. Después borraron las Malvinas de los mapas del Ministerio de Desarrollo Social y ANSeS. Se empecinan en llamarlas Falklands y en hacer saber que para ellos no es importante “negociarlasˮ (si, dicen “negociarlasˮ) ya que serían “deficitariasˮ.
Le hicieron saber al “querido Reyˮ Juan Carlos que nuestros próceres habrían sentido “angustiaˮ de independizarse de la Corona española. Retomaron el discurso de la “guerra suciaˮ durante la dictadura cívico-militar, además del negacionismo y de ridiculizar el número de desaparecidos.
Quisieron correr los feriados del 24 de marzo y del 2 de abril. El 24 de marzo de 2016 plagaron Buenos Aires de banderas norteamericanas. Hasta la cúpula del CCK amaneció ese día con los colores del Tío Sam. Porque quitan sentido pero refuerzan a la vez sus símbolos.
Podría ser más detalladamente numerosa la lista de ejemplos por los cuales el gobierno ataca el sentido de nuestra Historia, de nuestra soberanía, de nuestra cultura. Se podría pensar con generosidad y creer que lo hacen con torpeza. Pero no. Todo tiene un sentido, que para ellos es quitarnos, vaciarnos de sentido argentino. Porque ese vaciamiento es esencial para el vaciamiento del Estado como garante de soberanía territorial y sociocultural.