En una reunión con autopartistas, el Presidente, como hace habitualmente, puso en valor la decisión de eliminar todas las restricciones cambiarias porque eso generó confianza. Y la confianza provoca desarrollo y llegada de inversiones, agregó.
Lo que siempre se advirtió es que se necesitaban dólares genuinos para decidir no tener ninguna restricción cambiaria. Al carecer de esos dólares porque el precio internacional de las commodities está a la baja y encima el Gobierno eliminó retenciones, sólo queda recurrir al endeudamiento. El Banco Central informó que la mitad de la deuda tomada en 2017 fue para financiar la compra de dólares para ahorro o turismo. En otras palabras, Argentina se está endeudando para financiar la fuga de capitales.
La inversión de la que habla el Jefe de Estado sigue sin verse. La propia autoridad monetaria reconoció que de cada cinco dólares que ingresan al país, uno solo va a actividades productivas y los restantes cuatro al sector financiero. La inversión extranjera directa cae mientras que aumenta la inversión financiera. El modelo del Gobierno consiste en financiar la rentabilidad de los capitales golondrinas que vienen de afuera a los cuales les quitaron todo tipo de condiciones y exigencias.
Además de provocar salida de dólares y timba financiera en perjuicio de la producción, la eliminación de las restricciones cambiarias generó una fuerte suba de precios. El 2016 tuvo una inflación de más del 40% siendo la más elevada en quince años. Por estos días Macri, Peña, Frigerio y Dujovne aseguran que se observa una baja de los precios. Sin embargo la inflación de febrero fue del 2,5%, la más alta en ocho meses y se espera algo similar en marzo por el impacto del tarifazo y los peajes.
En una recesión con inflación uno supone al menos que se está intentando reactivar el consumo y la producción. La CAME informó que las ventas cayeron en febrero 4,1% consecuencia del programa Precios Transparentes. Los precios al contado no bajaron y cayeron fuertemente las compras financiadas. Uno pone el ojo en el sector productivo y ve a Sancor proponiéndole al Gobierno despedir mil trabajadores y cerrar cuatro plantas, o a Nobleza Picardo sugerir despidos y reducción de la actividad.
Más allá del optimismo discursivo que quieren transmitir los funcionarios nacionales en el marco de un año electoral, los resultados muestran que aumenta la pobreza, el desempleo, cae el consumo, la producción, suben los precios, la fuga de capitales y la especulación financiera. No hay relato que logre tapar esta preocupante realidad.
