“Estamos con la ocupación hotelera 2 puntos por encima de la del año pasado”, acuerdan los funcionarios nacionales, provinciales y municipales que analizan las estadísticas de turismo en la Costa Atlántica bonaerense, mostrándose optimistas y asegurando que esperan “lo mejor” para el mes de febrero.
Sin embargo, lo que no mencionan los responsables de las áreas turísticas es que la temporada que utilizan para comparar los números actuales son los de la peor temporada en 10 años, el verano de 2016.
Aún así, los datos del movimiento de vehículos en los peajes de la Autovía 2 brindados por la empresa provincial que maneja las autopistas (AUBASA), arrojan un número apenas inferior al registrado entre el 1 y el 29 de enero de 2016: Durante el mismo período del año pasado, por esa misma estación de peaje habían pasado 1.098.147 vehículos, es decir apenas 476 más que en 2017.
Es decir que en lo que se refiere a vehículos que viajaron a la costa bonaerense, la temporada ha sido inclusive peor que la del año pasado.
“El consumo en la costa argentina se hace a cuenta gotas. La gente no sale a comer y mucho menos gasta en regalos. Capaz se fija un poco más en la calidad del hospedaje. Pero los turistas se están arreglando con lo que pueden. Tratan de pasar el mediodía con comidas rápidas en la playa para gastar menos. Son conductas típicas de familias que están en plan de ahorrar o mejor dicho llegar a fin de mes sin la soga al cuello”, reconoció a Página/12 Vicente Lourenzo, de Came, entidad que agrupa a medianos comerciantes.
Al poco consumo, se le suma la baja llegada de turistas: En Mar del Plata el 48 por ciento de las habitaciones quedaron sin ocupar el fin de semana de navidad, el 30 por ciento en Año Nuevo y más de 40 por ciento en la primera quincena de enero. El resto de las ciudades costeras anotó niveles similares. Ese es el período fuerte de la temporada.
Asimismo, en otras partes del país los primeros números que arroja el mes de enero tampoco son los mejores: El presidente de la Cámara Entrerriana de Turismo, Sebastián Bel, calificó lo que va de esta temporada estival como “irregular”, explicando que ” algunos destinos trabajaron muy bien, y otros no tanto”.
Por su parte, el presidente del Instituto Mixto de Turismo de Tandil, Alejandro Bonadeo, calificó a enero como “un mes muy errático, muy variable, al principio con mucha afluencia de turismo, después como que se tranquilizó”.
Si bien todavía no hay datos oficiales de otras plazas turísticas importantes como la zona centro, la Patagonia o el norte del país, nada hace prever que las cosas cambien en esos destinos.
¿Dónde están las causas del declive? La mayoría de los agentes de viajes y los empresarios hoteleros coinciden en que la inflación anual del 42 por ciento en 2016 y la falta de medidas que alienten el consumo, conspiraron contra las estadías prolongadas en las principales ciudades de la costa bonaerense. A esto, hay que sumarle también el atractivo cambiario que ofrecen las playas brasileñas, chilenas y uruguayas.