“Firme o le costará la vida a usted y a su hija” le dijo Héctor Magnetto a Lidia Papaleo de Graiver el 2 de noviembre de 1976 mientras se encontraban reunidos a solas en un despacho del diario La Nación. En otra oficina, Rafael Ianover, vicepresidente de Papel Prensa, entregaba también sus acciones ante Patricio Peralta Ramos, quien le aseguraba que de esa manera su seguridad no correrí­a peligro. Ambos fueron secuestrados unos meses más tarde.

Hoy Lidia está sentada junto a Rafael, le toma la mano con ternura mientras él relata lo sucedido hace 40 años a unos metros del edificio del diario Clarí­n. Cientos de personas escuchan en silencio cómo, bajo amenaza de muerte, ambos debieron entregar la empresa a un precio vil; “un despojo” como sostiene Rafael, a quien se le quiebra la voz y se le pierden las palabras por un instante.

Cuando las recobra, señala que “cuando los que integran la propiedad de ese diario dicen que es ‘el gran diario argentino’, habrí­a que recordarles que si están acusados de un delito de lesa humanidad nunca puede ser un gran diario”, y agrgea: “lo mismo con La Nación, un diario que está sospechado de un delito de lesa humanidad nunca puede ser una tribuna de doctrina”.

Los aplausos le dejan el lugar a Pablo Llonto, que refuerza lo dicho por Ianover y cuenta que la causa Papel Prensa no es una venganza de los Kirchner como sostiene Magnetto, y que espera que el Juez Ercolini que la tiene paralizada desde el 2011 lo cite a declarar junto a otros trabajadores, para presentarle las pruebas de que el segundo hombre en importancia dentro de Clarí­n les contó como al otro dí­a de la muerte de David Graiver, en un dudoso accidente de avión, lo llamó el CEO del diario a Estados Unidos para que se asegurara que las acciones de la empresa del fallecido estaban ahí­: “esto no lo contó en el gobierno de Néstor, ni de Duhalde sino durante el gobierno de la maldita Alianza” aseguró el periodista.

Antes de la entrega del Premio Vil a Magnetto, una lapicera gigante transportada por hombres y mujeres que representan a obreros del diario. Al final, Osvaldo Papaleo afirma desde el escenario: “Los CEOS de los medios de comunicación pactaron con la dictadura militar por dinero, son una banda de genocidas y mafiosos que no actúan por ideologí­a ni como adversarios polí­ticos y Papel Prensa es un sí­mbolo de eso, de cómo torturaron y asesinaron para conseguir lo que querí­an, y eso es un delito de lesa humanidad”.