El proyecto de reforma política que impulsa Cambiemos conlleva una serie de modificaciones que implican un preocupante retroceso. En primer lugar, busca establecer la boleta única electrónica en todo el país. Especialistas en seguridad informática vienen advirtiendo que este sistema elimina el carácter secreto del sufragio. Asimismo, señalan que la boleta tiene un chip que puede multiplicar hasta doce veces un único voto. Si se observan experiencias internacionales puede destacarse que Estados Unidos es el único país de los veinte más desarrollados del mundo que lo emplea, y sólo de forma parcial. En cambio, países como Irlanda, el Reino Unido, Holanda y Alemania lo han descartado, en este último caso por decisión de su Corte Constitucional.
El diputado Nacional Juan Cabandié alertó también que “el Gobierno dice que va a usar un sistema elaborado en Corea del Sur, pero en ese país no usan el voto electrónico para votarˮ evidenciando que prácticamente no existen ejemplos empíricos de éxito de esta modalidad. Por el contrario, lo acontecido en distintos países da la pauta de que tecnología e informática no son sinónimos de transparencia, como dijera el legislador del FpV en una disertación en el Instituto Patria.
Otra modificación preocupante que cercena el derecho electoral de los argentinos es la limitación a votar en una única interna. Esto atenta particularmente contra fuerzas políticas distritales que sólo presentan candidatos para los cargos locales. De prosperar esta iniciativa, si una persona quisiera votar en la interna de un partido que no lleve candidato a Presidente para los cargos locales, no podrá votar a ninguna otra opción para la máxima autoridad del país, siendo obligado por el sistema a votar en blanco.
A su vez, ya no se elegirá Vicepresidente en las PASO, sino que el compañero de fórmula lo podrá designar y anunciar después quien resulte vencedor de la contienda interna. Esto significa un exacerbamiento innecesario del individualismo en desmedro de la construcción colectiva.
Por último, en caso de elecciones legislativas, la pantalla no mostrará toda la lista, sino sólo a los primeros tres candidatos, lo que fomenta la tan criticada lista sábana y provoca un voto menos informado por parte del electorado.
Sectores de la oposición acompañarán el proyecto porque el macrismo aceptó incluir la paridad de género (la mitad de los candidatos deben ser mujeres). Existía consenso en la inmensa mayoría de las fuerzas parlamentarias de avanzar con el cambio en el cupo. No era necesario condicionarlo a la aprobación de una reforma política sumamente regresiva y lesiva para la democracia.