En la madrugada del domingo 25 de septiembre, dos jóvenes que viven en la villa 21-24 del barrio de Barracas e integran la Garganta Poderosa, Ezequiel Villanueva Moya, de 15 años de edad, e Iván Navarro, de 18 años de edad, fueron torturados por miembros de la Policía Federal y Prefectura Naval Argentina sin motivo alguno. Luego de mantenerlo detenidos en una garita policial, de humillarlos, golpearlos e insultarlos, fueron trasladados a un descampado cercano donde fueron amenazados de muerte y encañonados con escopetas.
“Nos tiraron adentro de un coche y nos llevaron hasta la garita de Osvaldo Cruz e Iguazú”, luego “nos subieron a otro auto, pero primero nos taparon la cabeza y nos obligaron a sentarnos uno encima del otro. Cuando ya había unos 10 prefectos, uno dijo que nos iban a matar, porque total nadie nos iba a reclamarˮ. De esta manera, los jóvenes relatan los padecimientos que tuvieron que sufrir en manos de quienes deberían estar para cuidarlos.
Así también, durante el día de ayer, en el marco de un operativo llevado a cabo por la Policía Metropolitana en la Villa 31 para secuestrar material de construcción, los efectivos policiales reaccionaron con una desmedida violencia frente al reclamo de los vecinos.
Sin embargo estos acontecimientos no se han tratado de hechos aislados de violencia policial, sino que por el contrario responden a una escalada de violencia institucional cada vez mayor y que tuvo su génesis en la llegada al poder del macrismo. Basta con recordar los actos de violencia ejercidos por la Gendarmería Nacional, el 29 de enero del corriente, contra los integrantes de la murga “Los auténticos reyes del ritmoˮ del Bajo Flores, donde resultando lesionados niños, producto de una balacera indiscriminada por parte de la fuerza.
Las prácticas policiales se fueron endureciendo, haciendo cada vez más irregulares, con hechos de arbitrariedad, ilegalidad y exceso en todos los casos, y ello sin dudas responde a un cambio de paradigma en las relaciones de poder dentro de las fuerzas y entre el pueblo y las fuerzas de seguridad; un cambio en la política criminal, ya no de prevención sino de neta represión, de mano dura injustificada y abuso de poder, que vino de la mano con el gobierno macrista.
Ante la escalada de violencia policial padecida por los vecinos de las villas y barrios de la Ciudad, manifestamos nuestro enérgico repudio, con profundo dolor e indignación.
Frente de Villas de La Cámpora