Argentina

Plan Qunita: El Partido Judicial como brazo ejecutor de la quita de derechos

por Daniel Gollán

Esta semana se conoció la decisión del juez federal Claudio Bonadí­o de ordenar la destrucción de los moisés y los saquitos de dormir de los kits del Programa Nacional Qunita, como suele hacerse ante la presencia de elementos peligrosos para la salud pública, como las sustancias adulteradas o las drogas.

El programa Qunita se inspira en estrategias sanitarias similares en paí­ses como Finlandia, Chile, México, Perú y distintas iniciativas provinciales locales como en Mendoza o Rio Negro.

Esta medida ha contribuido a que Finlandia presente una de las tasas de Mortalidad Infantil más baja del mundo, según informa la cadena británica BBC. En los años 30, el paí­s nórdico era muy pobre y la mortalidad infantil era alta, con 65 muertes por cada 1.000 nacimientos. Pero estos datos mejoraron rápidamente en las décadas siguientes, llegando a 2015 con valores de 1,9 muertes cada 1000 nacimientos (BM).

Los preceptos principales del programa Qunita eran: mejorar los indicadores sanitarios de calidad y cantidad de controles de embarazo ya que a pesar de todas las polí­ticas impulsadas durante los últimos 12 años, cerca del 35% de las mujeres tienen dificultades para acceder a los controles de embarazo en forma precoz y oportuna, realizar los partos en maternidades que garanticen los estándares de calidad (llamadas maternidades seguras), reducir las muertes súbitas del lactante que es una de las principales causas de muerte en los niños menores de un año y se relaciona fuertemente, un 50 % de los casos, con que el bebé comparta la cama con sus padres (colecho) y, finalmente, garantizar el acceso   a productos muy importantes y dignos por su excelente calidad para un comienzo de vida digno y equitativo.

En los 6 meses que funcionó el Programa se distribuyeron 74.408 kits a 289 maternidades en todo el paí­s de los cuales 43.600 fueron entregados a las familias. Con esto se logró incrementar en 21 el número de maternidades seguras, pasando de 89% de partos realizados en esas condiciones de máxima seguridad a más del 94%. En 2013 se registraron 275 muertes de niños menores de un año por el llamado “Sí­ndrome de Muerte Súbita del Lactanteˮ, según la bibliografí­a mundial y como se indicó más arriba, el 50% se relaciona con no tener un espacio propio para dormir, unos 138 niños salvados por año.

A través de polí­ticas sociales como la AUH y AUE en cuanto a controles de salud de la embarazada y el niño, la enorme asistencia que desde el Ministerio de Salud de la Nación se dio a las maternidades para que se acreditaran como “segurasˮ en todo el paí­s y un sinnúmero de otras polí­ticas que concurrieron a mejorar la calidad de vida de la población desde el año 2003, se consiguió bajar la mortalidad materna e infantil de modo continuo, de 16, 5 a 10 x mil nacidos vivos en los niños y de 4.5 a 3,9 por diez mil en las madres. Las metas de este Programa que vení­a a cerrar el cí­rculo de todo lo logrado con aquellas medidas eran bajar en 2 puntos la mortalidad infantil y materna en un lapso de tres años. Esto implicaba llevar la tasa a 8 por mil para los niños y 1.9 x diez mil. Son 2.000 niños y 100 madres que no morirí­an anualmente. Alcanzarí­amos así­ también, las metas del milenio a las que se comprometió nuestro paí­s. El impacto de este Programa era realmente significativo y los resultados de adhesión de las embarazadas en los primeros escasos 6 meses demuestran objetivamente que las metas eran alcanzables. Hoy parece ser más importante para los medios informar sobre una causa judicial absolutamente viciada que sobre estas vidas que se perderán. A nosotros esta situación nos desvela, a ellos no les quita un minuto de su sueño. Tal vez ahí­ radique el principal motivo de por qué algunos defendemos un modelo de paí­s y algunos defienden otro.

La resolución que ordena al Ejecutivo que entregue los bienes del kit con excepción del moisés y el saco de dormir, que los obliga a destruir, lo hace basada en una resolución del INTI y una nota de la Sociedad Argentina de Pediatrí­a (SAP). El diseño original de la cuna ˮ“ moisés fue desarrollada por el joven diseñador industrial Tiago Ares y contó el con asesoramiento de pediatras, especialistas neonatólogos, miembros de la Sociedad Argentina de Pediatrí­a, consultas con profesionales de UNICEF, etc Cabe destacar que no existen a la fecha normas nacionales que evalúen la seguridad de las cunas que existen actualmente en el mercado, por lo cual ninguna es evaluada de manera sistemática. El INTI realizó una evaluación de la cuna-moisés a solicitud de los equipos técnicos del Ministerio de Salud de la Nación en el año 2015, con el fin de mejorar aún más el diseño en vistas a una segunda licitación. El INTI informó en ese momento que desconocí­a la existencia de estándares para cunas o moisés. Los equipos técnicos del Ministerio consiguieron y entregaron al INTI luego de una búsqueda estándares de España y de EEUU, únicos paí­ses que los tení­an (aunque no son muy utilizados). Pero esos estándares no aplican a los moisés cunas de las caracterí­sticas del Programa Qunita, mucho menos a los que se entregan con tanto éxito en Finlandia que son de cartón. Para que quede claro, ninguna cuna o moisés de los que se comercializan en nuestro paí­s tienen control del INTI y de las que se venden en el mundo, prácticamente ninguna se fabrica con controles de estándares establecidos. El análisis del INTI se hizo entonces en base a esas normas españolas que no se aplican para ninguna otra cuna ni moisés del paí­s. Se realizaron múltiples pruebas definidas por dicha norma. En ningún momento el INTI puso en cuestión la seguridad de la cuna ni emitió juicio sobre la misma en dicho informe, porque las observaciones reportadas no son aplicables a las utilizadas en estos programas cuyo fin central es evitar el colecho. De ser así­, cunas de cartón como las de Finlandia, Canadá, México, etc. que tanto éxito tienen en disminuir la muerte súbita jamás podrí­an utilizarse. El informe del INTI, al evaluar cunas para niños mayores, dice que se puede desfondar si se coloca un peso mayor a los 9 kgs, peso inalcanzable para un niño de hasta 6 meses, edad para la que está indicado su uso. Pero si se tiene en cuenta que la cuna ˮ“ moisés se asienta sobre el piso, si una madre por error colocase a un niño de mayor edad y peso en la cuna, el riesgo que producirí­a el desfonde serí­a cero, ya que caerse al suelo desde la altura del suelo, según la leyes de la fí­sica, no da lugar a que la aceleración de la gravedad de 9,80665  m/s ² pueda actuar, mucho menos aún (por si alguien descreyera de esas leyes de la fí­sica), cuando entre el cuerpo de niño y el piso, hay un buen colchón de por medio.

Respecto de la cuna-moisés para menores de 6 meses, la SAP plantea que debe ser una cuna (moisés) de piso como corresponde, pero que eso podrí­a ser riesgoso si una mascota pudiera lastimarlos, o si a un niño o a un anciano se les cayera algo encima, tal como sucede con un “huevitoˮ o “bebesitˮ. ¿A alguien se le ocurrirí­a quemar todos los huevitos o bebesits?

En cuanto al saco de dormir, sugiere que la apertura es unos centí­metros mayor que lo deseada para evitar que el niño pueda taparse la cara con el abrigo, por lo que no cumple su objetivo que es superar a una frazada a la hora de abrigar a un bebé. Cabe destacar que la enorme mayorí­a de los bebés en el mundo duerme en moisés y cunas con sábanas y frazadas. El objetivo del saquito de dormir viene a ser una medida más (que se usa muy poco) para prevenir una asfixia. Un bebé no tendrí­a mayor riesgo con un saquito de dormir que tenga unos pocos centí­metros más que el supuestamente indicado que el que tiene con las sábanas y frazadas que habitualmente usa la enorme mayorí­a de la población. No obstante, como el criterio es siempre ir por el máximo de seguridad posible, si en el caso del Kit Qunita los saquitos de dormir fuesen un poco más anchos o largos, este defecto í­nfimo se podrí­a subsanar fácilmente reduciendo con una costura rápida la diferencia de centí­metros, tarea que perfectamente podrí­a realizar una cooperativa o empresa textil. La solución más torpe e injusta es incinerarlos, porque hay mucha gente que los necesita para que sus bebés estén bien abrigados.

El Programa contó desde sus inicios con un 0800 gratuito el cual recepcionaba llamadas de usuarias y de instituciones y responsables, para resolver problemas que pudieren surgir durante la implementación del Programa. A Noviembre de 2015 se recibieron 19.848 llamadas. No se han recibido en el Programa quejas o reportes de accidentes o lesiones ocurridas por la utilización de los elementos del kit, sino solamente expresiones de satisfacción y agradecimiento. El Programa también contaba con un Facebook y una página web que fueron cerrados por la nueva gestión. En el primer mes de Qunita, la Fan Page sumó 3.724 seguidores, las publicaciones alcanzaron a 28.749 personas y hubo 1.588 participaciones Estadí­sticamente los resultados de una muestra de tal magnitud es incontrastable. Tampoco se recibió un solo reporte negativo de los cientos de profesionales y técnicos de las maternidades que entregaron los Kits.

Para enmascarar el colosal ajuste sobre los derechos de los más necesitados que están llevando a cabo, iniciaron una campaña mediático/judicial de difamación contra los elementos tí­picos de primera necesidad (y primera calidad) para los recién nacidos. Esta absurda persecución contra los bebés y sus pertenencias, podrí­a sólo estar enmarcada en el clima de la época, sin embargo siguen vigentes las preguntas iniciales que motivaron la creación del Programa: ¿Qué estrategia integral están desarrollando para reducir la mortalidad materno infantil? ¿Cómo planean aumentar la cantidad y calidad de los controles de las embarazadas? ¿Cómo piensan garantizar que todos los partos se produzcan en maternidades seguras y acordes a la complejidad de cada caso? ¿Cómo piensan reducir la mortalidad domiciliario y la muerte súbita del lactante? ¿Tienen alguna buena noticia para los niños por venir? Lamentablemente las respuestas a todas estas preguntas no existen, lo que sí­ existe, es un retiro casi total de las polí­ticas públicas de prevención del Ministerio de Salud de la Nación en todas las áreas.

La causa judicial por el Qunita es una más de todas las que se han puesto en marcha contra funcionarios del gobierno anterior, en particular, contra la presidenta (mc) Cristina Fernández de Kirchner. La utilización de la justicia para ilegalizar por esa ví­a a cualquier gobierno de signo nacional, popular y democrático tampoco es patrimonio argentino, veamos sino que exactamente lo mismo pasa en otros paí­ses hermanos, dramáticamente en Brasil. El mensaje serí­a: “no se les ocurra volver a gobernar redistribuyendo el ingreso a favor de los trabajadores y los humildes; jamás pretendan quitarle recursos a los más ricos en beneficio de los más pobres, ni fomentar el mercado interno ni la industria nacional ni ninguna ampliación de derecho; porque a quien pretenda hacerlo, le inventaremos una causa judicial y además destruiremos todo los avances que hayan logradoˮ. Para eso necesitan sí­mbolos fuertes, poner presos incumpliendo toda normativa procesal a militantes sociales como Milago Sala y quemar cunas, por sólo citar ejemplos. Destruir bienes públicos como demostración del desprecio que sienten por el pueblo no es novedoso, ya los hicieron con los pulmotores, las sábanas de los hospitales y tantos otros elementos de la Fundación Eva Perón, en 1955. Que no se ilusionen, somos muy tozudos, y cuando volvamos no vamos a hacer lo mismo que hicimos, LO VAMOS A HACER AíšN MUCHO MEJOR.

*Daniel Gollan

Ex ministro de salud de la nación.

Ambiente
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Portada
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