El próximo 10 de diciembre la compañera CFK termina el mandato institucional que le diera el 54% de los votos en las elecciones de 2011.
Esta situación sin precedentes jerarquiza nuestra democracia, ya que por primera vez quien deja la conducción del Estado no debe irse de manera sombría, en helicóptero, por la puerta de atrás, ni fue destituido u obligado a cesar su mandato antes de tiempo.
Cristina, en cambio, termina su mandato con un fuerte respaldo y apoyo popular gracias a los enormes avances de un nuevo proyecto político que puso en valor el esfuerzo de millones de argentinos y que son una clara demostración de la decisión política de transformar aquella realidad desesperante del 2001 en años de conquistas insospechadas para el más optimista de los argentinos allá por el 25 de mayo de 2003.
Si aquel 25 de mayo, lo que hicimos en estos 12 años hubiera sido prometido, nadie hubiera pensado que se podía lograr.
Sin embargo, paso a paso, aquellas cosas que parecían imposibles fueron haciéndose realidad dejando atrás la resignación a la que nos llevó una dirigencia política domesticada y unos medios de comunicación que recibían a funcionarios del FMI como enviados divinos.
Creemos que la mejor forma de no volver a aquel infierno es no olvidar de dónde venimos. Nunca seremos conformistas. Como somos conscientes de lo logrado, somos conscientes de lo que falta.
A Cristina le tocó sufrir en carne propia a la oposición más violenta de la democracia moderna. Y a nosotros se nos infla el pecho de orgullo cuando dice que nosotros como oposición nunca haremos lo que le hicieron a ella.
CFK le dice a Lino Barañao que continúe. CFK no trabaja para el fracaso del próximo gobierno porque sería el fracaso de todos. Atacada y defenestrada por los medios de comunicación más poderosos a los que súbitamente parece habérsele agotado la mirada crítica y la denuncia, vuelve a demostrar la inocultable diferencia con aquellos a los que no les importó dañar al país y perjudicar a millones de compatriotas con tal de dañar al gobierno.
Somos parte de una enorme fuerza política, diversa y plural, que está en constante movimiento y que contiene a millones de argentinos.
Trabajadores, estudiantes, científicos, profesionales, artistas, simples personas de carne y hueso que pusieron en valor lo hecho porque su esfuerzo por primera vez en varias décadas fue reconocido y potenciado.
El 9 de diciembre estaremos en la Plaza de Mayo y el 10 de diciembre en el Congreso acompañando a CFK.
Acompañar a CFK, no es más que la confirmación de lo que decimos en nuestras canciones. Lo que cantamos lo creemos. Cantamos que siempre vamos a estar y así será. Con el mayor orgullo y con una inmensa alegría.
Nos llena de orgullo que el próximo presidente no tenga que recibir ese país que que recibió Néstor. Una patria que se nos iba entre los dedos.
Sentimos orgullo de lo hecho y mucho más con una oposición que tuvo en los medios de comunicación a sus mejores militantes que jugando a “tanto peor, tanto mejorˮ, no pudieron evitar que CFK termine el mandato. Nosotros somos distintos gobernando y seremos distintos como oposición.
Ahora a acompañar a CFK con alegría.
El 9 y el 10.
Hoy y siempre.