La activa polí­tica de derechos humanos sostenida en las directrices de memoria, verdad y justicia desarrollada desde el 2003 por Néstor Kirchner y por Cristina Fernández de Kirchner hasta el presente, puso en el escenario de los argentinos paradigmas que motivaron un cambio en el entendimiento del Estado en relación a otros momentos históricos, caracterizándose por su cualidad de inclusión en donde las personas son comprendidas como sujetos de derechos.
La masacre de Trelew ocurrida el 22 de agosto de 1972 en la base Almirante Zar, en donde 19 militantes polí­ticos pertenecientes a las organizaciones ERP, FAR y Montoneros fueron fusilados (16 de ellos fallecieron), vislumbró un prólogo del Terrorismo de Estado. Caracterizado por el contexto opresivo, represivo y más oscuro que el paí­s vivirí­a hasta el final de la última dictadura cí­vico-militar.
En octubre del 2012, luego de 40 años de lucha contra la impunidad y en el marco de los juicios por crí­menes de lesa humanidad, el Tribunal declaro a la Masacre de Trelew como delito de lesa humanidad condenando a tres de los acusados a prisión e inhabilitación absoluta y perpetua como coautores responsables del homicidio de dieciséis personas y tres en grado de tentativa. Dos de los acusados fueron declarados absueltos. Además el tribunal dispuso reiterar el pedido de extradición de otro de los imputados, con residencia en los Estados Unidos. Tras la apelación de la querella en marzo de 2014, la Cámara de Casación Penal confirmó las condenas a prisión perpetua, dejando sin efecto la absolución de los dos imputados que en el año 2012 fueran absueltos, para quienes ordenó que se instruyera una nueva instancia judicial.
A 43 años de la trágica masacre de Trelew y en el marco de la comprensión histórica que se dio el pueblo argentino en estos 12 años, la comunidad local ha tomado como propio al aeropuerto viejo como un lugar que no es solo significativo por los hechos ocurridos el 15 de agosto de 1972, sino también que se transformó en el escenario elegido para la conmemoración de la masacre, el reclamo de justicia y convirtiéndose asimismo en un centro cultural por la memoria.
Este 22 de agosto muestra el claro concepto de la significancia que lo ocurrido en 1972 sigue latente, en donde distintos sectores de la sociedad se han ido involucrados cada vez más y sobre todo muestra señales en vistas de proyectar una perspectiva de las polí­ticas públicas y el rol del estado en el marco inclusivo, igualitario de construcción colectiva.