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El gato de Schrí¶dinger

Después de tanto tiempo de que la página de La Cámpora estuviera online, por primera vez a un periodista del Grupo Clarí­n se le ocurrió ingresar a ella para encontrar allí­ “las ideas y los proyectos de La Cámporaˮ. Claro que la tarea no resultó nada fácil, pues el renombrado periodista hizo click en uno de los múltiples enlaces de la página del Centro de Estudios Polí­ticos que lo llevó a un enlace roto. Tragedia: la investigación se detuvo allí­, ante semejante tabique informativo que no configura sino uno más de los terribles ataques a la libertad de expresión.

 

El protagonista de la afrenta fue esta vez Alberto Amato, conocedor de los mecanismos de la censura por sus épocas de redacción de la revista Gente y posteriormente Somos, en perí­odos oscuros donde hacer investigaciones periodí­sticas traí­a consecuencias tal vez un poco más graves que un link roto.
Así­ como en la ciencia una serie de indicadores llevan a un cientí­fico a comprobar o rechazar la hipótesis que estaba intentando demostrar, así­ el periodista de Clarí­n pudo descubrir, gracias a su intento fallido de ingresar al sitio de documentos, que “es imposible saber cuál es el proyecto de La Cámpora sobre polí­tica exterior del paí­s, cuál es su proyecto educativo, qué va a hacer con la seguridad, la justicia, la salud, los pobres, los desocupadosˮ. No hací­an falta más evidencias: el enlace roto era suficiente para demostrar semejante verdad empí­rica.

 

Alguno podrá decir que en el resto del sitio mencionado se encuentran diversos proyectos y evaluaciones sobre las distintas temáticas sobre las cuales el periodista de Clarí­n exige definiciones, como la polí­tica exterior, la economí­a o la salud, aunque ocultos bajo el engañoso tí­tulo de “Documentosˮ.

 

El lector avezado encontrará muy paradójico el hecho de que el periodista, luego de establecer a modo de “agravioˮ que La Cámpora forma parte de este gobierno, se le exija a esa misma organización que clarifique a través de una página web cuáles son sus ideas respecto a las polí­ticas públicas que – insistimos: como integrantes del gobierno – están llevando a cabo. Esa pregunta – ¿cuáles son las ideas de polí­ticas públicas de La Cámpora?- se responde a diario en el acompañamiento que hacemos a este gobierno y difí­cilmente a alguien le quepa alguna duda sobre cuál es nuestro posicionamiento acerca del rumbo de la economí­a, de la polí­tica exterior o de las polí­ticas sociales que se vienen implementando.

 

Quizás es una cuestión de perspectiva, simplemente, y lo que para algunos es “una lealtad incondicional, un verticalismo ciego y refractarioˮ para otros se trata simplemente de la idea de que los estados funcionan con la coherencia de sus integrantes. Tal vez serí­a bueno apoyar la primer hipótesis con casos exitosos de democracias que funcionen correctamente con un poder ejecutivo integrado por organizaciones polí­ticas con proyectos distintos que los de su conducción y que, además, los expresen en sus páginas webs.

 

Tampoco conocemos casos de discursos polí­ticos que sean una enumeración temática de las polí­ticas públicas a implementar, como si un discurso debiera ser la lectura de un boletí­n oficial o del articulado de una Ley de Presupuesto. Dice por ello que el discurso de Máximo Kirchner en Argentinos “no expresó ninguna ideaˮ, luego de reducirlo al titular de la lí­nea editorial que eligieron para cubrir algo que hubiesen preferido ignorar pero no les quedó otra. La vieja y querida falacia del hombre de paja sirve muy bien para inventarse un argumento contra el cual resultar victorioso de antemano: acaso no mucho más que para eso. Quizás, quién sabe, el periodista haya tenido algún otro problema informático para ingresar a ver el discurso completo y hacer una lectura un poco más compleja que lo que su lí­nea editorial le exige. Las ideas están y nadie les pide que las compartan, ni siquiera que las difundan. Eso sí­, que las nieguen ya es bastante más caprichoso.

 

Claro que la nota tiene una respuesta para todas esas objeciones, y es una respuesta que consiste en un recurso maravilloso: el de otorgarle a La Cámpora la capacidad de ser todo al mismo tiempo. La Cámpora es al mismo tiempo, y citamos textual, una organización que:

  • “está a punto de dar un salto cualitativo hacia los resortes de poder de la Argentinaˮ;
  • “es más poderosa que lo que fue la Juventud Peronista en los años 70ˮ;
  • “está a punto de detentar el mayor poder que haya tenido organización polí­tica juvenil alguna en la historia reciente del paí­sˮ;
  • “llegará a manejar más poder que la Coordinadora que cobijó el y al alfonsinismoˮ.

 

Si alguno se preguntaba por qué se le exige a La Cámpora que cumpla con deberes y responsabilidades de quienes están en el poder y quienes no están, de quienes son militantes y quienes no lo son, de quienes son candidatos y no lo son, de quienes hacen polí­ticas públicas y quienes no la hacen, pues ahí­ tienen una respuesta. Porque La Cámpora, parece, lo es todo al mismo tiempo. Como el gato de Schrí¶dinger, falta que digan que estamos vivos y muertos al mismo tiempo.

PD: agradecemos al señor Alberto Amato por avisarnos que se nos rompió un link en nuestra página y por demostrarnos con un gran ejemplo práctico el despliegue de elevada creatividad e ingenio que se puede alcanzar cuando a uno le encomiendan buscar un pelo al huevo a toda costa.

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