Editorial

Para eso estamos

Como no podí­a ser de otra manera, el final del año terminó movidito.

Cristina asumió nuevamente como presidenta de todos los argentinos y, como nos tiene acostumbrados, en lugar de que el acto sea un mero compromiso protocolar, fue otra jornada de gran valor polí­tico e histórico.

Es cierto que el 10 de diciembre de 2011 fue la primera vez en la historia de nuestro querido paí­s que un vicepresidente radical termina su mandato desde 1928, año en el que Elpidio González acompañó a Marcelo T. de Alvear en la fórmula presidencial. Lo paradójico es que, para que Cristina le permita a Cleto disfrutar de semejante logro estadí­stico, tuvo que hacerlo a pesar de su traición temprana, a los pocos meses de empezar a gobernar. Inédito. Otro beneficiado del modelo nacional, popular y democrático que conspira contra él.

Sin embargo, lo histórico de la jornada fue que por primera vez comenzó un tercer perí­odo consecutivo de gobiernos populares. A través del discurso en el Congreso, Cristina ratificó rotundamente el camino de la profundización del modelo que desde el 2003 , con Néstor, viene cambiando la Argentina.

Recordó que Néstor, en ese mismo lugar, ocho años y cinco meses atrás ˮvení­a a decirles a todos los argentinos que vení­a y pertenecí­a a una generación diezmada” y que desde entonces con fuerza y coraje alcanzamos el fin de la impunidad de los responsables del último golpe cí­vico-militar. Que recibimos un paí­s con 25% de desocupación y pudimos generar más de 5 millones de puestos de trabajo. Que ahora tenemos el mejor salario mí­nimo vital y móvil de toda la región. Que venimos del perí­odo de crecimiento más largo de toda nuestra historia, con un modelo de industrialización pregresiva. Que pudimos desendeudarnos y liberarnos del yugo de los que dirigí­an nuestra economí­a sentados en un sillón en otro paí­s.

La infinita lista de conquistas populares que detalló la presidenta se complementa con la ratificación del rumbo y una posición polí­tica clara y contundente: “Yo les prometo que como dijo él, no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. í‰l, por no dejarlas, dejó la vida”.

Por eso dejó clarí­simo que ni las corporaciones mediáticas, ni las financieras, ni las de ningún tipo van a poder con sus convicciones: “Que se den por notificados: yo no soy la presidenta de las corporaciones, soy la presidenta de los 40 millones de argentinos”.

Para acompañarla en esa tarea, en la plaza estuvimos 15.000 compañeros de La Cámpora, de todas las provincias argentinas, soportando el intenso sol con la alegrí­a de sabernos parte de un momento histórico. Miles y miles de flameadores, le daban el colorido a las cuadras que condujeron a Cristina hasta la Casa Rosada.
Los dí­as siguientes, el Congreso sancionó una serie de leyes que vení­an siendo bicicleteadas por la oposición. Gracias a la nueva composición de las cámaras legislativas, en las que también se sumaron compañeros de La Cámpora, se aprobaron leyes fundamentales que, por si a algún distraí­do le quedaba alguna duda, ratifica que este gobierno no hace la plancha y que con el apoyo popular vamos a seguir defendiendo los intereses del pueblo.

Además del presupuesto, se aprobaron leyes muy importantes:

– Democratización de los medios de comunicación y más libertad de prensa para todos a través de la media sanción al proyecto que declara de interés publico la producción, distribución y comercialización de pasta celulosa y de papel de diarios.
-Más derechos laborales para todos a través de la media sanción del proyecto que crea un nuevo régimen de trabajo agrario que reemplaza al de la dictadura, le otorga beneficios sociales a los peones y naturalmente es resistido por los patrones rurales y “curiosamenteˮ es resistido también por el gremio, que “curiosamenteˮ estuvo con los patrones en la discusión de la 125.
– Defensa de los recursos estratégicos de todos los argentinos a través la media sanción del proyecto que regula en beneficio de los intereses nacionales la compraventa de tierras en manos de extranjeros.

A 10 años de 19 y 20 del 2001, la misma generación que resistió al neoliberalismo, hoy está más comprometida que nunca con el futuro de nuestro paí­s. Sabemos que los próximos cuatro años serán de mucho trabajo y militancia. Para eso estamos. Si el pueblo ratificó masivamente a Cristina, la militancia debe acompañarla para profundizar el rumbo que nos sacó del infierno en el que nos habí­an dejado tantos gobiernos gorilas. No nos acostumbramos ni nos conformamos con lo que conseguimos hasta ahora porque, como dijo nuestra presidenta: “Mientras haya un sólo pobre en la Argentina no estará cumplimentado el proyecto nacional y popular”.

Portada
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