Anarco colonialismo

Descontrol adentro, subordinación afuera

En noviembre de 2011, la compañera y entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, participó de la cumbre del G-20 en Cannes, Francia. La crisis económica global que había iniciado en 2007 con las hipotecas norteamericanas, llegó a su punto más álgido con la caída de Lehman Brothers y no parecía resolverse: las grandes potencias habían elegido salvar a los bancos y dejar tirada a la gente. A contracorriente, la Argentina desplegaba políticas económicas heterodoxas para mantener la actividad, el empleo y el consumo. Ante empresarios de todo el mundo, Cristina presentó un diagnóstico y un rumbo para salir de la crisis.

por La Cámpora
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“Es necesario obligar al sistema financiero a volcar [recursos] a la economía real porque, si no hay consumo, señores, no hay capitalismo y no hay posibilidades de crecimiento de la economía. Si nosotros hacemos planes de ajuste, si la gente no puede gastar plata, si la gente está endeudada más del 100% de sus posibilidades, yo quiero que alguno me diga, desde Adam Smith, desde David Ricardo, desde Keynes, o desde Carlos Marx, ¿cómo vamos a hacer para que vuelva a crecer la economía si no hay consumo? Si el capitalismo es eso, que la gente consuma y que ustedes, los empresarios, produzcan y vendan cada vez más. Este es el tema, esto es lo que está fallando”, reflexionó. 


“Lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo, esto es un anarcocapitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie (…) Además, van cayendo los liderazgos y se van a comenzar a cuestionar los fundamentos de la democracia, porque cuando la gente vea que la democracia no le da posibilidades de trabajo, de progreso, de tener casa, de salud, comienza a cuestionar los fundamentos del sistema político. Piensen, no en términos de dos o tres años, sino en términos de evolución histórica de la humanidad, qué ha pasado cada vez que el pueblo no ha podido comer. Y lo digo acá en Francia, cuna de la Revolución Francesa. Cambian los sistemas”, agregó. 


Hace más de una década, advertía Cristina que, si el capitalismo no lograba producir un orden social donde la gente pudiera consumir, vivir dignamente y planificar, lo que entraría en crisis sería la democracia misma.




Esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo, esto es un anarcocapitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie."
Cristina Fernández de Kirchner

De aquella Argentina de 2011 a hoy parece haber pasado un huracán. El endeudamiento desenfrenado de Macri, la llegada del FMI y la incapacidad del gobierno de Alberto Fernández para salir de ese laberinto nos llevaron a tener un presidente que se reivindica a sí mismo como “anarco capitalista” y que, augurando falsas tierras prometidas, invita a las mayorías a sacrificarse en el altar del Dios Mercado. Un sacrificio que se ha demostrado siempre tan cruel como inútil. 

Nos llevaron a tener un presidente que se reivindica a sí mismo como “anarco capitalista” y que, augurando falsas tierras prometidas, invita a las mayorías a sacrificarse en el altar del Dios Mercado.

A Milei lo de anarquía le cabe perfecto: las vidas de las mayorías están en caos total. Pero lo de capitalista habría que mirarlo dos veces.


Hace escasos días, en Quilmes dijo Cristina: "Creo que hay una pista en el discurso del presidente en la cadena nacional del lunes. Él dijo el lunes que la recuperación y el crecimiento van a venir desde cuatro lugares: petróleo, gas, minería y el campo. O sea, la agricultura. O sea, es un sector que tiene un crecimiento como acabo de señalar en Vaca Muerta pero que tal como está desarrollado en nuestro país nos preanuncia una economía de carácter extractivista. O sea, llevarse todos los recursos naturales sin valor agregado, sin tecnología, sin industrialización. O sea, pre capitalista. Porque me hace acordar a la Argentina del virreinato del Río de la Plata, donde se llevaban todas las riquezas y no te quedaba nada. Entonces más que anarcocapitalismo, me parece que suena a anarco colonialismo. Y me parece que en eso no estamos de acuerdo. Porque estas actividades hoy son de carácter extractivo pero además: ¿alguien piensa que con estas cuatro actividades de carácter netamente extractivista vamos a generar trabajo de calidad para 47 millones de argentinos en serio? No me dan los números."

Me hace acordar a la Argentina del virreinato del Río de la Plata, donde se llevaban todas las riquezas y no te quedaba nada."
Cristina Fernández de Kirchner

No es anarco-capitalismo, es anarco-colonialismo. Destrucción del Estado y destrucción de todo orden que no sean los fastuosos y violentos protocolos de Patricia Bullrich. Así se puede leer el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) contenido en la Ley Pasta Base—como la llamó el compañero Rodolfo Tailhade—, que crea un enclave colonial por 30 años en el país para reventar nuestros recursos naturales a cambio de nada o casi nada. Migajas para que a Milei le cierre durante algún que otro trimestre el Excel de la injusticia social.

El RIGI, de la Ley Pasta Base, crea un enclave colonial por 30 años para reventar nuestros recursos naturales a cambio de nada o casi nada".

Así se puede leer la reforma laboral que propone relaciones pre-capitalistas en las empresas de menos de seis trabajadores.


Así se puede leer la sumisión geopolítica ante las potencias extranjeras. Descontrol adentro; subordinación afuera. Pero desde Quilmes también Cristina dijo que no. Que no lo vamos a permitir.


“Se lo digo totalmente descarnada, pero también quiero que sepa, presidente, que si quieren convertir de vuelta a la Argentina en un país donde se extraigan todas sus riquezas, donde no haya industrias, donde quieran ponernos una suerte de eliminación de toda la clase media, bueno mire, ahí me voy a declarar avatar, de color celeste y azul, hombres y mujeres de color celeste y azul como la bandera para defender a la patria. A nosotros de colonia otra vez, no", afirmó.


Con la bandera argentina en la mano, avisamos. Otra vez colonia no.