“Yo me siento una campeona de la vidaˮ, dice “Tilyˮ, quien el 14 de junio pasado se consagró Campeona Mundial del Título Ligero Femenino de la OMB, en una pelea que se celebró en Las Flores, Provincia de Buenos Aires.
Tily trae en su mochila una historia fuerte de la que pudo sobreponerse con la misma garra que demuestra cuando se calza los guantes.
Su carrera arrancó a los 27 años, cuando un vecino la invitó a acercarse al gimnasio de la Sociedad de Fomento de Rafael Castillo, donde tenía su escuela de boxeo. Allí tiró sus primeros golpes arriba de un ring. Durante sus años amateur, conoció a otro entrenador que percibió que, además de sus condiciones boxísticas, necesitaba ayuda. Fue quien le ofreció seguir su entrenamiento en la ciudad de Las Flores: “Yo no entendía cómo, pero un día estaba arriba de un micro yendo a Las Floresˮ. Fue la decisión que la alejó de lo que pudo haber sido un trágico final.
Martín Laborde es su compañero incondicional, quien se hizo cargo de su entrenamiento, a pesar de que no tenía mucha experiencia. Lo que sí le sobraba a Martín eran amor y ganas de ayudarla a salir adelante. Juntos resurgieron el sueño entrenando en un galpón sin techo, lindero a su casa.
Una noche Tily y Martín conocieron a un grupo de compañeros de La Cámpora en Las Flores, quienes inmediatamente pusieron a disposición la unidad básica para el entrenamiento. Así fue como la campeona llegó a la organización, comenzó su militancia y se sumó a las actividades.
“Nosotros estábamos locos en encarar la pelea por el Título del Mundo, pero nos dimos cuenta que estos (por los compañeros) estaban más locos que nosotros. Enseguida, sin conocerme, me brindaron todo su apoyo incondicional y estuvieron con nosotros para lo que necesitáramosˮ.
A partir de allí, los compañeros de Las Flores compartieron e hicieron suyo el sueño del título. Participaron de la organización del festival en el que Tily peleó por el campeonato mundial, atendiendo cada detalle desde el primer minuto al último.
Luego de la alegría, la emoción y los festejos por haber cumplido el objetivo, la organización puso en marcha otro de los sueños compartidos: la escuelita de boxeo. “Si a mí me ayudaron como no voy a ayudar. Queremos que la escuelita sea un lugar de contención, no sólo para los más chiquitos sino también para la tercera edad, que muchas veces se siente postergada“. Fue así como nació el taller que se desarrolla en la sede del club Avellaneda de Las Flores.
Hoy, María Maderna, como la nombró Osvaldo Principi en la transmisión de la pelea por la TV Pública, puede disfrutar de su hija, Soledad; sus nietos, Maia, Lautaro, Joaquín y Kevin; su militancia, y un futuro lleno de proyectos.
“Creo que lo que me pasó a mí le puede pasar a muchos otros y que la contención que me dio La Cámpora se la podamos dar a mucha más gente desde la escuelita. Y obvio, que si tengo la posibilidad de ayudar, lo voy a hacer a la par de todos los compañerosˮ.