Opinión

La paja y el trigo

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* Por  Enrique Masllorens

La presidenta volvió a demostrar su capacidad de conducción al pedir que aparezcan los mandantes de aquellos que fungen como camaleónicos candidatos.

Así­ como la objetividad no es posible y todo queda librado a la interpretación del objeto según desde dónde uno lo esté observando, sí­ sabemos por experiencia que nuestros propios estados de ánimo conforman un cristal que aclara o deforma la realidad. En términos más llanos: en caliente suele verse todo más borroso y equivocar los análisis, los diagnósticos y lo que es peor, la terapéutica.

Estas PASO nos dejaron a muchos un regusto amargo. Previsible pero igualmente agrio. Y como pasa siempre, algunos sectores propios salen a proclamar públicamente la necesidad de una autocrí­tica, que es una demanda del enemigo para solaz de su propia tribuna. En momentos en que la vieja reacción conservadora y sus compañeros de ruta nos subieron a un ring de box y nos encerraron entre sus cuerdas, la consigna es clara y contundente: aceptamos la pelea aunque no la buscamos y dejaremos hasta el último aliento por la consolidación y la permanencia del movimiento nacional y popular. En ese marco, dar cátedra desde un Olimpo pequeño burgués y de zapatitos blancos, es como decí­a el General Perón “de hombres de cerebros marchitos y con el corazón intimidado. La polí­tica no es para esa clase de hombres.” (Manual de Conducción Polí­tica). La autocrí­tica es puertas adentro y en los ámbitos propios. Y a otra cosa.

Repasar la cantidad de obstáculos, trampas y campañas arteras no tiene demasiado sentido. Seguir hablando de “errores de comunicación” es una   supina zoncera, habida cuenta del enorme poder de fuego de los medios hegemónicos. Desde que se inició este camino en 2003 sabí­amos de esta lucha prolongada y sin cuartel y que a medida que se implementaran mayores medidas de restitución de derechos a los más vulnerables y desposeí­dos por la injusticia de las polí­ticas neoliberales, los ataques serí­an más sangrientos y amorales. Nadie pide tregua, ni ninguno de nosotros está dispuesto a darla. Así­ viene la mano y acá estamos a pesar de todo lo que dejamos desde 1955 por ser fieles a nuestras convicciones. Y vamos por más.
Soportamos hasta los inventos de la mononeuronal Mercedes “Susanita” Ninci, coequiper de Lanata en radio “informando” sobre el corrector de ojeras de la presidenta luego de “haber llorado” y reiterado por Van der Kooy en Clarí­n en un burdo intento de instalar una Cristina débil y derrotada. Falsas ilusiones de fantoches sin destino.

También sabí­amos que la batalla cultural es permanente y eterna. Que lo ganado se convierte en piso para seguir construyendo la Patria de todos. Que es bueno recordar y dar cuenta de lo conseguido con el esfuerzo de todos, de los derechos devueltos a los que los necesitaban y también de quienes son los que se opusieron y le sacaron el cuerpo a las decisiones más profundas y transformadoras de esta década que ha vuelto a enamorar nuestros corazones endurecidos por la anomia. Que el pueblo con todo su derecho hace propias las conquistas y no tiene por qué agradecerlas. Y que falta mucho y por eso decimos con humildad y decisión, que vamos por más.

La presidenta volvió con fuerza a demostrar su capacidad de conducción en su discurso en Tecnópolis. A pedir que aparezcan los mandantes de aquellos que fungen como camaleónicos candidatos. A reafirmar el rumbo y comprometerse a profundizarlo, que por eso fue elegida por más del 54% de los argentinos. A instarnos a salir casa por casa llevando el mensaje militante.

Será también necesario en esta etapa salir al cruce de las mentiras y desenmascarar a los opositores. Contarle a la gente ˮ“por ejemploˮ“ que el armador en las sombras de la campaña de Sergio Massa es el ex agente de la SIDE durante la dictadura, el duhaldista Juan José ílvarez alias Javier ílzaga, responsable de la masacre del Puente Pueyrredón en 2002. Que su asesor económico Hernán Pérez, alias Martí­n Redrado, es un admirador de Domingo Cavallo y representa ˮ“como todo el espacio massistaˮ“ el regreso a un menemismo de baja intensidad y mejor maquillaje, que vienen por nuestros ingresos, por nuestro trabajo, por nuestras empresas estatales y nuestra capacidad de decidir nuestro destino personal y como Nación. Y no tener pruritos en recordar el pasado de gobiernos radicales que empeoraron la vida de las mayorí­as, que no supieron conducir, que se fueron en aprontes, que claudicaron y luego huyeron. Que pretendiendo darnos cátedra de republicanismo y democracia, integraron gobiernos que persiguieron, prohibieron y asesinaron a los peronistas. De Macri y De Narváez no hay mucho que aclarar: pertenecen a los mandantes y representan el poder real y son la antipolí­tica.

Además pretenden imponerle a Cristina desde el tipo de cambio hasta cambios entre sus funcionarios y darnos clases de urbanidad. Confunden coraje con furia. Digamos con convicción y coraje que seguimos bancando a La Cámpora, a Guillermo Moreno y a Axel Kicillof. Y dar las razones y expresar nuestro orgullo por ellos y por todos los que militan este modelo. No ocultar nuestra pertenencia ni a ninguno de los nuestros. Reivindicar que somos herederos de Perón y de Evita y llevamos sus banderas. Que Néstor nos devolvió la fe y a muchos veteranos la llama militante que creí­amos apagada para siempre. Que Cristina es nuestra conductora y la de todo el pueblo peronista. Que son bienvenidos todos los que aportan para la grandeza de la Nación y la felicidad del Pueblo.

Que somos lo que somos.     –

En Tiempo Argentino

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