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COMPAí‘ERO CHíVEZ, LíDER REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XXI, ¡PRESENTE!

La partida del Comandante Hugo Chávez Frí­as, su paso a la inmortalidad, obliga necesariamente a realizar un balance de más de veinte años de protagonismo polí­tico en su paí­s y en nuestra región, y a señalar los elementos básicos que componen su legado de compromiso y lucha por la liberación de los pueblos latinoamericanos.

Su aparición en la polí­tica venezolana, allá por 1992, significó un antes y un después en el derrotero de Venezuela, una nación destruida y esquilmada por el neoliberalismo. Además de un elevado endeudamiento externo, Venezuela tení­a í­ndices de pobreza dramáticos. Su sistema polí­tico estaba en crisis; los partidos tradicionales ˮ“Acción Democrática y el COPEIˮ“ no canalizaban las necesidades y anhelos de una población sumida en la miseria, pero en cambio eran cómplices de uno de los más paradojales sin sentidos de la historia mundial: millones de desocupados y hambrientos en un paí­s con una de las reservas petroleras más grandes del planeta.

Pero hubo un hecho que precedió y posibilitó la llegada de Chávez. En 1989, el entonces presidente Carlos Andrés Pérez decide liberalizar la economí­a mediante la aplicación de un “Paquete Económicoˮ provisto por el FMI, consistente por supuesto en un cóctel explosivo de polí­ticas de ajuste (reducción de aranceles a la importación, liberalización de precios, suba de tarifas de servicios públicos, corte del gasto fiscal, reducción de la planta estatal, etc.) que dañó terriblemente las condiciones de vida de los sectores populares. Contra el FMI se levantó el pueblo venezolano en lo que se conoció como “El Caracazoˮ: protestas, manifestaciones, saqueos. Una insurrección completa, violentamente reprimida por las fuerzas de seguridad. El saldo fue de 276 muertos y miles de heridos. Pero ya quedaba claro que Venezuela no querí­a ser el alumno manso que aplicaba las recetas del Consenso de Washington.

El Caracazo abrió las puertas para la irrupción oxigenante y decidida de un lí­der con cualidades y talentos hasta entonces insospechados, que comprendió, antes que nadie, los desafí­os de la etapa que silenciosamente se iniciaba. Chávez fue así­ un pionero, un anunciador y un heraldo, que derrotó en elecciones libres a todo un sistema decadente y propuso la refundación del Estado Venezolano sobre nuevas bases, y haciendo votar por las mayorí­as una Constitución de alto contenido Social y creando la II República en su paí­s, la República Bolivariana.

Comenzó su gestión en 1999, apostando por la Justicia Social, incorporando a millones de pobres y excluidos mediante un esfuerzo titánico de inversión en Salud y Educación públicas. Organizó a los barrios populares a través de su incansable docencia polí­tica ˮ“con su programa “Aló Presidenteˮˮ“ y una red de militantes convencidos de una causa que defender y de una obra que realizar. Acertó al distinguir a los Medios de Comunicación concentrados como a los principales adversarios de su proyecto y ayudó a crear conciencia sobre lo urgente de recuperar los resortes básicos de la economí­a, de manos del capital financiero.

La medida central de sus primeros años en el gobierno es la estatización del petróleo, lo que supuso en los hechos que el Estado recuperara una renta extraordinaria que antes usufructuaban los especuladores y el capital internacional. Esto permitió que su gobierno realizara una transferencia directa de recursos desde la oligarquí­a venezolana hacia el pueblo. La transformación de los indicadores sociales prueba suficientemente la magnitud de esa transformación:

Entre 1999 y el 2011, el desempleo pasó del 14,5 por ciento al 7,6 por ciento;

El PIB por habitante, de 4.100 dólares a 10.810;

La mortalidad infantil, del 20 por mil al 13 por mil;

La indigencia, medida por el valor de una Cansta básica alimentaria , del 23 por ciento al 8,5 por ciento.

Los Hogares con acceso a Internet pasaron del 4% en 2001 al 27% en 2012

La pobreza estructural medida por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), se redujo del 11,36% en el 2.001 hasta 6,97% en 2011, según los resultados del XIV Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2011 realizado por el Instituto Nacional de estadí­sticas (INE).

Por otro lado, en la lí­nea de los grandes pensadores del campo popular, como Arturo Jauretche y Manuel Ugarte, el Presidente Chávez propuso mirar las cosas desde América, desde nuestra identidad y nuestros valores. La batalla que dio en este aspecto fue antes que nada cultural y pretendió poner coto a los mecanismos autodenigratorios de los cultores de las ideas de importación, favoreciendo la formulación de un pensamiento propio que revalorizara la idea continentalismo y unidad en la diversidad.

En esa lí­nea, en 2005, junto a Néstor Kirchner y Lula Da Silva, puso freno al proyecto estadounidense del ALCA, potenciando las energí­as del Subcontinente, para iniciar el camino de la Integración Regional, con el ingreso de Venezuela al Mercosur y la proyección de éste en la Unión de Naciones Sudamericanas: Allí­ fue también un gran constructor de consensos y un facilitador del diálogo. Nunca dudó de que era posible reeditar en el contexto del siglo XXI las esperanzas de los Libertadores.

Ello implicó un quiebre en la región, pues los Estados Unidos se vieron imposibilitados de impulsar un modo de acumulación que buscaba profundizar la situación de dependencia de las naciones de América Latina. El escenario de una Patria Grande antineoliberal era impensado cinco años atrás. Hasta entonces, los presidentes latinoamericanos no se atreví­an a levantar la voz contra la hegemoní­a norteamericana. No sabí­an cómo hacerlo.

El paso de Chávez por Mar del Plata 2005 reforzó su condición de lí­der popular; si los años 90 construyeron un modelo de polí­tico generalmente acartonado, respetuoso de los protocolos del establishment, educado con los medios de comunicación hegemónicos (es decir, un polí­tico gerenciador de los intereses de los sectores dominantes), el Comandante y Néstor representaron la antí­tesis de esa sumisión. Al mismo tiempo, como otros grandes patriotas latinoamericanos, vislumbró que el miedo y la falta de confianza eran los peores enemigos a la hora de afrontar los problemas de los sectores populares, demostrando que la valentí­a es también un requisito ineludible para llegar a ser un estadista.

En el plano internacional también jugó un rol clave en la revitalización de la OPEP (Organización de Paí­ses Exportadores de Petróleo), colaborando para que los paí­ses cuya economí­a dependí­a de la exportación de crudo pudieran obtener mejores precios en el comercio exterior. En el año 2000, el precio del barril de crudo venezolano era de 13 dólares. Un regalo para las superpotencias. Hoy alcanza un valor de 105 dólares. Lo notable es lo que Chávez hizo efectivamente con ese incremento: transferí­rselo al pueblo y ayudar a los paí­ses hermanos. Por ejemplo, la Argentina: en los momentos más difí­ciles de la gestión de Néstor contribuyó a superar el déficit energético, vendiendo petróleo a cambio de tecnologí­a agrí­cola e industrial, y prestando dinero en efectivo, cuando nadie lo hací­a a causa de la cesación de pagos decretada en 2001 por nuestro paí­s. Todos recordamos su fuerza expresiva y su locuacidad infatigable, cuando en medio de la vorágine reconstructiva iniciada por Néstor al poco tiempo de asumir la Presidencia, lo calificó como un hermano y un amigo.

En otra encrucijada histórica, esta vez en 2010, se hizo presente ˮ“el primero en llegar y el último en irseˮ“ para acompañar a nuestra Presidenta y al pueblo argentino en uno de los momentos más duros de su vida: la pérdida de su esposo y compañero de militancia, la pérdida de Néstor. Sonó claro otra vez su voz, afirmando que Venezuela “jamás abandonará a la Tierra de San Martí­n, Evita, Perón y Néstor Kirchnerˮ, porque ese era un mandato irrenunciable de la Historia.

Pero nada ha sido más importante que su compromiso con la democracia y la vigencia de las instituciones legales. Fue electo en elecciones limpias y libres en cuatro oportunidades, se sobrepuso a una derrota, y trasparentó como nunca el sufragio, permitiendo y ampliando la participación de todos los sectores. Sufrió en 2002 un intento de golpe de Estado, que derrotó por medio de su enorme fuerza de voluntad y por la fortaleza de una construcción polí­tica basada en la organización popular.

Mucho le debemos a Chávez y seguramente, mucho lo vamos a extrañar. Una vida polí­tica se define por su obra ˮ“que fue prolí­fica y titánicaˮ“ pero también por su legado. Seguramente, el proceso de Liberación Nacional que ayudó como pocos a construir, continuará su camino encarnado en nuevos protagonistas, confirmando aquella conocida frase de Juan Perón que decí­a: “Cuando una Idea y una acción de Gobierno, se convierten en realizaciones efectivas, ya son parte de la conciencia de un Pueblo, y por lo tanto invenciblesˮ. Compañero Hugo Chávez Frí­as, Presente: Nunca Menos.

 

Link a “La Revolución no será televisadaˮ

http://www.youtube.com/watch?v=oRF9ZbpVMiw

 

Programa “Presidentes de Latinoaméricaˮ (Chávez entrevistado por Daniel Filmus)

Parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=GvKdOOBUtE4

Parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=y2aaL8N9bzM

 

*Comisión de Historia del CEP – Centro de Estudios Polí­ticos de La Cámpora

Portada
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