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A tres años de la Asignación Universal por Hijo. Con Cristina y Néstor los pibes están cubiertos.

El 29 de Octubre de 2012, se cumplieron 3 años de la sanción del Decreto 1602, del 2009, a través del cual nuestra Presidenta lanzó una de las polí­ticas sociales más importantes y revolucionarias de las últimas décadas: La Asignación Universal por Hijo para Protección Social. Los trabajadores desocupados o en situación informal reciben, desde ese momento, un subsidio por cada hijo que tenga menos de 18 años. En 2011, se extendió a todas las mujeres embarazadas a partir de las 12 semanas de gestación.

Para entender la importancia de esta polí­tica de Estado, tenemos que alejarnos en el tiempo y repasar un poco nuestra historia. A partir de 1976, en el contexto de la más nefasta dictadura cí­vico-militar, la Argentina recorrió un camino de precarización y flexibilización laboral, remate del patrimonio público, desregulación financiera y liberalización comercial. Ese camino neoliberal se mantuvo y profundizó de la mano de distintos gobiernos, cuyas polí­ticas contribuyeron a la concentración económica de las corporaciones en lugar de mejorar la vida del pueblo. Cuando terminó la década del 90, la actividad económica estaba prácticamente detenida, el sistema financiero habí­a colapsado y el desempleo habí­a subido de manera exponencial.   Así­ fue como se excluyó de los derechos de la seguridad social a un inmenso sector de nuestros trabajadores. Así­ llegamos a la crisis de 2001: con el pueblo cortando rutas para protestar, saqueando supermercados para poder comer y exigiendo un   cambio de rumbo para vivir mejor.

A partir del 2003, y de la mano de Néstor Kirchner, la polí­tica volvió a ponerse al servicio de los intereses populares. Algunos ejes fundamentales fueron la creación de puestos de trabajo y la acumulación productiva con inclusión social. Así­ logramos que aumentara significativamente el número de trabajadores registrados y que por lo tanto se redujeran los í­ndices de pobreza e indigencia.
Sin embargo y a pesar de todos las polí­ticas públicas destinas hacia los que menos tienen, en el mercado de trabajo todaví­a tení­amos una buena proporción   de trabajadores y familias por afuera de la seguridad social y de la legislación laboral. Esta situación fue rápidamente reparada por nuestra presidenta, una vez restablecidas las variables económicas que permitieron afrontar la deuda pendiente, a través de la instrumentación de la AUH.

La AUH es entonces un sistema de transferencia de recursos que convierte a la seguridad social en un derecho pleno de todos los pibes cuyos padres hayan sido excluí­dos del mercado de trabajo, o tenga un trabajo informal, y por lo tanto no accedan a las asignaciones familiares. Esto es un paso muy importante porque iguala la seguridad social de todos los niños, sean hijos de trabajadores ocupados, desocupados, formales o informales.

En 2009, el monto de la AUH era de $180 por hijo. Hoy alcanza los $340, casi el doble de su valor inicial, lo que demuestra el profundo sentido redistributivo de este gobierno. En palabras de la Presidenta,“esto significa poner en el mercado y en las familias 5200 millones de pesos más, hablando únicamente de Asignación Universal por Hijo, del régimen de asignaciones familiares por embarazo y de las no contributivas por discapacidadˮ. Además, continuando con el espí­ritu progresivo de la AUH, se promovió, en marzo de 2011, la Asignación Universal por Embarazo, que protege 3,5 millones de niños y 1,8 millones de hogares.

Las consecuencias de este programa son enormes. Primera que nada, manifiesta un cambio fundamental en la distribución del ingreso, que convirtió a la Argentina en uno de los paí­ses más igualitarios de América latina. Por otro lado, logró que, hasta la fecha, aumentara más un 40% la inscripción al Plan Nacer, que amplí­a la cobertura de salud para reducir la mortalidad materno-infantil. Por último, como el dinero destinado a la AUH se usa para consumir productos de primera necesidad, aumenta la demanda y se realimenta el cí­rculo virtuoso de la economí­a.

Muchos pibes estaban en desventaja por haber nacido en un hogar pobre y durante los primeros años de su vida no pudieron desarrollar sus capacidades como los demás. La AUH es una medida importantí­sima para reducir esa desigualdad y demuestra una vez más que este gobierno nacional y popular, profundamente comprometido con la transformación del paí­s a favor de las grandes mayorí­as, asume la convicción de que todos los niños y niñas que habitan nuestro paí­s deben tener las mismas oportunidades y los mismos derechos.

Hablar de más derechos y más igualdad, hablar de más educación y salud pública y gratuita es hablar de un paí­s con justicia social. Hablar del rol del Estado como promotor de equidad es hablar de cómo el libre mercado excluyó y abandonó a nuestros trabajadores durante muchos años. Hablar de la AUH es también hablar de ese sueño que Néstor vino a proponernos en 2003 cuando asumió en medio un paí­s absolutamente desigual y devastado. Hoy, recordando los tres años de la AUH, podemos decir con orgullo que Néstor vive en cada uno de esos pibes y en cada una de esas familias que ahora tienen una vida más justa y más digna.

Ambiente
El 22 de abril de 1970 es el Día Internacional de la Tierra gracias a una masiva movilización de estudiantes de todos los niveles educativos y organizaciones de la sociedad civil estadounidense que convocaron a más de 20 millones de personas con un mensaje de conciencia y preocupación sobre el ambiente ante el legado del desarrollo industrial sobre la calidad de vida.
Portada
Anoche, el Ministerio de Capital Humano anunció que habían “acordado” con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) un aumento del 140% en la partida de gastos en funcionamiento de las universidades y la duplicación del gasto destinado a hospitales universitarios. Esto sirvió como palanca para que, desde las instituciones y sus tuiteros y medios afines, comenzaran a instalar que recompusieron el presupuesto universitario.