Ciudad de Buenos Aires

Canción de carnaval en Montserrat

El sábado 18 de febrero la Sede Central de La Cámpora se vistió de fiesta de la mano de los vecinos y militantes que a diario le dan vida a la Unidad Básica ubicada en Piedras 610.

El motivo fue compartir juntos el carnaval porteño que, gracias a la decisión polí­tica de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, celebra su segundo año desde la recuperación de los feriados de carnaval que habí­an sido prohibidos por la última dictadura y postergados luego por los sucesivos gobiernos.

Una vez más, los vecinos y los militantes de La Cámpora, junto a la Secretarí­a de Cultura de la Nación, se pusieron la fiesta al hombro para regalarle al barrio de Montserrat una propuesta integral de Carnaval Latinoamericano.

“El carnaval no es una fiesta que se le concede al pueblo. El pueblo se la concede a sí­ mismo”, decí­a un viejo filósofo. Por ese motivo, la recuperación de esta fecha de celebración popular responde a la necesidad social de levantar las voces de los pueblos en canciones que, mediante la cultura, honran la vida y se comprometen con la realidad que viven.
En ese mismo sentido, la Presidenta sabe que donde hay una necesidad hay un derecho. Y ese derecho es el de no resignarse ni al olvido ni al silencio y reivindicar la memoria viva de esas murgas que ˮ“como decí­a Homero Manzi- “pasan con sus alardes entre la siesta del arrabalˮ y un son de lata puebla la tarde con un rumor, la canción del carnaval.

De esta manera, la calle Piedras estuvo a tono con los demás focos carnavaleros realizados en el resto del paí­s: colmada de gente, de familias, de murga y cantares.

Los militantes habí­an preparado el festejo durante toda la semana. Todo estaba listo para que suceda lo que finalmente sucedió: Los vecinos festejaron una noche de sábado, disfrutando del calor colectivo compartiendo sabores, sonidos, bailes, charlas y militancia.

La alegrí­a a flor de piel fue la única condición para ser parte de este momento histórico envalentonado por los vientos del sur. Y fueron casi trescientas personas las que pudieron ver diferentes espectáculos musicales que respondieron a diferentes ritmos latinoamericanos. El compañero Tito Pelecchia homenajeó al Flaco Spinetta, la música popular llegó de la mano de Dúo Montaraces, el hip-hop calentó motores con Andrea Llama y la fiesta detonó con el punto máximo del carnaval gracias a las murgas “Eso en mi barrio es peleaˮ y “Los Dandys de Boedoˮ.

De la espuma y del papel picado no pudo eludirse nadie, ni los grandes ni los niños. Los que quisieron se maquillaron, se pusieron las máscaras tí­picas de la fecha o se disfrazaron con coloridas corbatas. Los más chicos jugaron incansablemente en los castillos inflables que fueron desplegados en plena cuadra y habí­an sido decorados para la ocasión. Al mirar al cielo se podí­an observar piñatas de pingí¼inos hechas a mano por los militantes, una lí­nea de tiempo fotográfica que recorrí­a distintos festejos de carnaval a lo largo de la historia y, en los banderines callejeros, irradiaba el rostro de la compañera coraje iluminada por numerosas luces multicolores.
Hace apenas tres décadas, bajo el impenetrable afán por que querer romper los ví­nculos más profundos con la Patria, los feriados de carnaval fueron arrancados del calendario de los argentinos, pero no así­ del corazón y la memoria.

Desde hace dos años, el mes de febrero es testigo de los millones de argentinos que disfrutan del trabajo que las murgas llevan a cabo durante todo el año. Demostrando que nada grande se puede hacer con la tristeza y comprendiendo que en esa comunión vecinal y respondiendo a la ambición bailable del cuerpo, la felicidad es una herramienta fundamental de transformación. Así­, con cada repiqueteo, se escribe un nuevo capí­tulo en la historia oficial que ya no es como la han contado tantas veces, sino como la que escriben (y cantan) ahora los pueblos.

Ciudad de Buenos Aires
El domingo 17 de marzo participamos, por cuarto año consecutivo, de la Marcha de las Antorchas en el barrio de Lugano 1y2 bajo el lema “Iluminemos las calles con memoria” y en unidad con todas las organizaciones del campo popular de la comuna y el Observatorio de Derechos Humanos de la Comuna 8.