Salud

Los acuerdos de Pfizer 

Según se conoció el 14 de marzo, el contrato del laboratorio estadounidense con la UE encuentra reparos en algunos Estados miembro. Parece ser que algunos no quieren ser “juguetes de las circunstancias”.  La farmacéutica estadounidense Pfizer les exige a los países miembros de la UE que le paguen por las dosis de vacunas contra el Covid-19 que fueron ordenadas, pero no serán fabricadas. “Esto ha enfurecido a algunos gobiernos europeos”, informa el diario Financial Times.

Pfizer ha ofrecido cambiar su contrato de vacunas Covid-19 con la UE para reducir la cantidad de dosis suministradas en un 40% y retrasar su entrega después de que los Estados miembros se quejaron de un “exceso de vacunas”.
Si bien se supo que la compañía farmacéutica estadounidense acordó extender su contrato de 2023 a 2026, insiste en el pago de las dosis ordenadas en el contrato que nunca se fabricarán.
¿Cómo se llegó a este punto?
Durante el 2020, año de inicio de la pandemia, la Comisión Europea logró que los Estados miembro concretaran un acuerdo conjunto con Pfeizer para pedir miles de millones de dosis de vacunas incluso antes de que los investigadores las aprobaran.
Destacaron por entonces el hecho de que al ser una compra conjunta y no una adquisición individual se garantizaba un acceso más equitativo a productos médicos de respuesta sanitaria específicos que mejoraban la seguridad del suministro, además, de la obtención de precios más equilibrados para los países de la Unión Europea participantes en la compra.
Pfizer aumentó los precios de las vacunas de la UE en 2021 cuando los países estaban ansiosos por asegurar suministros para vacunas; por entonces y ante la crisis sanitaria la mayoría de los países pensaban que el trato era justo. El contrato se actualizaba automáticamente a las nuevas vacunas desarrolladas para hacer frente a nuevas variantes.
A principios del 2020, muchos medios europeos comenzaron a cuestionar el secretismo en torno a los contratos, por sospechas de incumplimiento en las entregas. Desde el Parlamento Europeo se realizó un pedido de informe y a mediados de noviembre, la comisionada de Salud, Stela Kiriakides, afirmó: “Debido a la naturaleza altamente competitiva de este mercado, estamos legalmente imposibilitados para develar la información que contienen estos contratos”.
A las quejas por el incumplimiento de los compromisos adquiridos por algunos fabricantes de vacunas, se sumaron las de las voces que exigían mayor transparencia en un asunto de salud pública vital.
La polémica siguió subiendo de tono, y llegó a su punto máximo cuando Pfizer le comunicara a la UE que no estarían en condiciones de suministrar al bloque la cantidad de dosis iniciales acordadas.
A pesar de que la gravedad de la pandemia disminuyó y la demanda de refuerzos se redujo, la UE se comprometió a pagar las vacunas.
Durante el 2022 Varsovia alegó razones de “fuerza mayor” y no ha aceptado ni pagado ninguna entrega desde entonces. Adam Niedzielski, el ministro de salud polaco, afirmó que el acuerdo favorecía a las compañías farmacéuticas, no a los ciudadanos de la Unión Europea; y exigió que se publique el contrato confidencial con el laboratorio.
El martes pasado, la comisionada europea de salud, Stella Kyriakides, presentó la enmienda del contrato con Pfeizer a los ministros europeos en una reunión privada en Bruselas, la respuesta no fue la esperada.
Kyriakides consideró que: “Trabajando juntos hemos logrado una reducción significativa de las dosis, una extensión de nuestro contrato en el tiempo mucho más allá de 2023 y la seguridad del suministro en caso de que se necesiten más dosis. Si queremos modificar las entregas de vacunas, necesitamos un trato”. Se supo además que aquellos países que no se registren permanecerán sujetos a los términos del contrato original.
Ante esta situación, Polonia, Bulgaria, Hungría y Lituania emitieron un comunicado diciendo que no están de acuerdo. “En nuestra opinión, estas propuestas no presentan una solución final y justa a los problemas del excedente de vacunas Covid-19 y no satisfacen las necesidades de los sistemas de salud, las necesidades de los ciudadanos y los intereses financieros de los estados miembros”, dijeron.
Además, plantearon que la CE debería negociar un mejor contrato o comprar dosis de los Estados miembros que no las quieren y donarlas al extranjero. Por su parte, Austria también manifestó que no estaba contenta con el acuerdo.
Para quienes gustan de mirar lo que sucede en otras latitudes, esta noticia debería llamar a la reflexión. No son pocos los países que no quieren ser juguetes de las circunstancias ni tener que ceder ante los caprichos de los laboratorios extranjeros, que con muchísima mezquindad buscan siempre doblar el brazo de los gobiernos.
Cuando pasan este tipo de cosas, nos preguntamos a quienes defienden los que se hacen ecos de los intereses de los laboratorios extranjeros en detrimento de las necesidades de sus sociedades. Gran parte de la clase política argentina debería responder a esta pregunta de cara a los acontecimientos internacionales de los últimos días.
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