Las balas disparadas contra niñas, niños, jóvenes y adultos/as del barrio eran de goma y también de plomo. Dejaron consecuencias físicas y psicológicas muy severas para los afectados/as, sus familiares, vecinos/as y testigos.
En los dos años posteriores, ningún representante del gobierno nacional -responsable político del accionar de las fuerzas de seguridad desplegadas en el Sur de la Ciudad- ni del Gobierno de la Ciudad, se acercó para interesarse por las víctimas de esta feroz represión. Mucho menos para facilitar algún tipo de ayuda que intentase reparar o mitigar el daño provocado.
La entonces y actual Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, que luego emitiera dichos xenófobos contra nuestros hermanos bolivianos/as, paraguayos/as y peruanos/as; defendiera a los gendarmes que persiguieron y provocaron la muerte de Santiago Maldonado; reprimiera cuanta protesta estuviera a su alcance; justificara el accionar de las fuerzas de seguridad que acribillaron por la espalda a Rafael Nahuel y ordenara desatar la inusitada violencia en los alrededores del Congreso de la Nación durante el debate de la reforma previsional en diciembre de 2017; ante semejante ataque contra los miembros de la murga, decidió ir a visitar a los gendarmes “heridosˮ producto del “enfrentamientoˮ que jamás existió en ese lugar.
Muchas cosas pasaron desde ese 29 de enero de 2016 en Argentina, en el Bajo Flores, y específicamente con respecto al episodio de los/as murgueros/as. Lo primero a destacar es la enorme solidaridad que brotó desde todos los rincones de nuestro país para con las víctimas. Vecinos y vecinas del mismo barrio ayudaron a los chicos y a sus familias con lo que tenían a su alcance; artistas y murgas de otros barrios invitaron a Los Auténticos Reyes del Ritmo a sus festivales y corsos; organizaciones sociales y sindicales facilitaron el traslado y la vestimenta para la murga; los medios de comunicación quisieron oír la versión de los damnificados que contrastaba con la oficial (que prácticamente negaba los hechos, victimizaba a los represores y estigmatizaba a los vecinos/as de la Villa 1-11-14). La solidaridad de nuestro pueblo se contrapuso así a la violencia, a la indolencia y a la soberbia del Gobierno de Macri.
Lo segundo a destacar es que, de los 12 gendarmes afectados a la represión ese día, 6 de ellos fueron separados de sus cargos e irán a juicio oral en el transcurso del 2018. No fue fácil. No es fácil. Durante la primera etapa del juicio hubo testigos truchos, amenazas a los verdaderos testigos, allanamientos fuera de lugar, etc.
Lo tercero a resaltar es que la Ministra Bullrich, responsable política de ésta y de todas las acciones represivas de las fuerzas federales, “visitóˮ el Bajo Flores en junio del año pasado pero, como se imaginarán, no lo hizo para solidarizarse con las víctimas sino para protagonizar un montaje mediático a los que CAMBIEMOS nos tiene acostumbrados. Para “combatirˮ el narcotráfico, en el que 1300 agentes de las fuerzas de seguridad lograron incautar 45 kg de cocaína (tal como describe laudatoriamente La Nación en: http://www.lanacion.com.ar/2038445-megaoperativo-antinarco-en-la-villa-1-11-14-participan-mas-de-mil-gendarmes ), mientras un borracho se burlaba de la ministra desde la copa de un árbol.
Desde nuestro espacio político estamos convencidos del lugar que tienen que tener las fuerzas de seguridad. Vamos a luchar siempre para que cumplan con su principal función que es cuidar al pueblo, no agredirlo.
Lo sostenemos ahora, y lo hemos sostenido siempre.
Como decía un joven Ministro de Héctor Cámpora en 1973: “ ¡Cómo vamos a ordenar reprimir al pueblo, si suyo es este Gobierno y en su nombre y por su voluntad actuamos! (ˮ¦) Es habitual llamar a los policías guardianes del orden. Así seguirá siendo. Pero lo que ha cambiado, profundamente, es el orden que guardan. Y en consecuencia, la forma de hacerlo (ˮ¦) un orden injusto, un poder arbitrario impuesto por la violencia, se guarda con la misma violencia que lo originó. Un orden justo, respaldado por la voluntad masiva de la ciudadanía se guarda con moderación y prudencia, con respeto y sensibilidad humanasˮ.