Desde un lado la violencia institucional y represiva hacia las protestas que realiza el pueblo brasileño en contra del gobierno golpista de Temer y que mas recientemente lo hacen en contra de la reforma jubilatoria que éste desea concretar buscando aumentar la edad jubilatoria.
O al mismo tiempo las imágenes que se repiten desde Argentina, donde ya no solo alcanza con la privación ilegal a la libertad de dirigentes como Milagro Sala, presa política desde hace más de un año por el gobierno de Cambiemos en la Provincia de Jujuy. Sino que, se ha instalado la represión como mecanismo fáctico para intentar silenciar la protesta social que cada día se incrementa con nuevos reclamos de justicia social, dignidad laboral y por los derechos humanos. Tal como sucedió con los docentes frente al Congreso de la Nación, cuando se disponían a instalar la “Escuela Intineranteˮ para visibilizar el conflicto salarial que lleva más de 60 días. O como lo padecieron los jóvenes estudiantes universitarios en Jujuy, frente a un nuevo avasallamiento de la policía de la Provincia del gobernador Gerardo Morales de la Alianza Cambiemos y Frente Renovador.
Desde el otro lado vemos como los sectores más radicales de las oposiciones en la región, envalentonados con estos ejemplos desde el abuso del poder represivo del estado, generan destrucción y agitan violentamente a la población a no reconocer resultados electorales o sistemas democráticos e institucionales, como hemos visto en Ecuador y Venezuela en los pasados días.
Para el neoliberalismo del siglo XXI de Latinoamérica la estrategia es la misma dentro y fuera de las instituciones, “violencia“, es el único camino amparado por los medios masivos de comunicación que encubren o magnifican según el caso.
Encubren o avalan según el lineamiento a los sectores económicos de poder. El que no piense igual que ellos, o más aún, quienes consideran que tienen derecho de elegir destino de soberanía y autonomía frente al poder económico, debe saber que el juego ya no es el mismo, y que para la derecha antidemocrática y neoliberal la violencia ya sea institucional, física o a través del cinismo y la mentira, es la única herramienta con la que intentarán instalar los modelos de desigualdad.
Porque es por la fuerza la única forma que tienen de intentar doblegar a un pueblo cada día más consciente de sus derechos. Y eso se está viendo en las calles de nuestra Suramérica.
Secretaria de Política Internacional